Pautas para manejar conflictos

Hosted by imgur.com

Cuando mantenemos una relación cercana con otra persona así como nos es posible conocer aspectos suyos que nos agraden, también tenemos mayor oportunidad de encontrar otros que nos desagraden. Teniendo lugar desencuentros y hasta conflictos de intereses. ¿Pero qué tan cautelosos somos a la hora de emitir juicios e intentar establecer acuerdos? ¿Y cómo reaccionamos cuando nos realizan planteos que no nos simpatizan?

Si en verdad queremos dar lugar a un proceso de cambio con los demás, nuestras críticas deberán ser constructivas comprendiendo en primer lugar, respeto. El cual por supuesto, va más allá de expresarse con un lenguaje educado y evitar insinuaciones hirientes y sin contenido.

La crítica respetuosa significa asimismo, explicar claramente nuestro punto de vista, argumentar por qué pensamos lo que pensamos y sentimos lo que sentimos, invitando al otro a ponerse en nuestro lugar. De esta forma, es muy probable que la otra parte tenga la misma actitud para con nosotros, pudiendo así tener lugar una interacción constructiva que apunte al entendimiento y al pensar juntos. Siendo mucho más factible entonces, lograr mejores resultados y un relacionamiento más cooperativo.

Al enfrentar una situación en la que te sientes muy molesto por la actitud de otra persona, lo mejor que puedes hacer es calmarte antes de actuar. Controlar el enojo te permitirá disminuir significativamente las posibilidades de cometer errores y terminar diciendo o haciendo cosas con las que en realidad no te sientas identificado o no desees cultivar. Luego, antes de entablar diálogo, piensa bien qué es lo que quieres comunicar y qué objetivo deseas alcanzar con ello. Una vez tengas estos dos puntos en claro, estarás en condiciones de preguntarte acerca de la estrategia más conveniente para iniciar el diálogo y favorecer la receptividad del otro.

Si resulta que eres tú el blanco de críticas agresivas, fíjate si simplemente se trata de una agresión o si en realidad tu interlocutor está queriendo realizar sugerencias sólo que las plantea erróneamente. Si sucede este último, reformulen juntos su planteo de manera que quede claro lo que pretende y lo innecesario de transmitirlo agresivamente. En caso de que critique aspectos de ti que en realidad no le incumben, como tu personalidad, para disminuir la tensión y no hacer viable una discusión puedes por ejemplo, preguntarle en qué le afectan.

Resolviendo diferencias

Algunas tácticas que ayudan a resolver conflictos y son plausibles de adaptarse a distintos tipos de relaciones tales como laborales, amistosas, de pareja u otras son;

* Expresarse de forma no intimidatoria: permite alejarse del terreno de las amenazas.

* Comparar: según sus puntos de vista, ¿qué ha cambiado y desde cuándo?, ¿quiénes son los más afectados y cómo se procede entonces?

* Analizar la energía: en caso de tratarse de una discusión acalorada, donde ambas partes ponen mucha energía en hacer prevalecer lo que piensan, es conveniente preguntarse a qué se debe esa demostración emotiva tan notoria. A pesar de que quizás en un primer momento la respuesta a esta pregunta pueda parecerte obvia, si realmente indagan en este punto pueden encontrar cosas que no esperaban que surgieran.

* Recordar aspectos positivos: ante la dificultad de entendimiento es importante no olvidar las cosas que se tienen en común y que hacen elegir pasar tiempo juntos. En el caso de relaciones amistosas o amorosas, es necesario recordar lo que los unió, lo que se valora del otro. Si se trata de tu trabajo, piensa en las cosas que te agradan del mismo y qué podrías hacer para extender esa sensación de satisfacción a otras tareas. Esto ayudará a salir de los aspectos negativos y a encaminarse  hacia soluciones constructivas.

* Contemplar diferentes soluciones: planteando ambas partes posibles alternativas para salir del conflicto y considerando lo más detalladamente posible qué consecuencias habrían y cómo creen que sería su relacionamiento si efectivamente se produjeran esas modificaciones. Luego amplíen el contexto, e imaginen qué repercusiones tendrían esos cambios en quienes forman parte de su entorno y cómo se sentirían con eso, ya que todas nuestras interacciones están interconectadas. Si se realizó el paso anterior, es considerablemente más probable que las propuestas de solución sean más positivas y reemplacen argumentos trillados.

A fin de que se produzca un acuerdo, es necesario que ambas partes estén dispuestas a avanzar. Los objetivos del acuerdo en muchos casos, promueven una transformación de la relación.

Consejos para estudiar mejor

Hosted by imgur.com

Existen numerosas técnicas de estudio cuyo fin es optimizar el rendimiento y el aprendizaje. Quizás hayas tenido oportunidad de conocer algunas de ellas, ¿pero qué pasa con lo que sentimos y pensamos a la hora de estudiar? Tal como lo hemos mencionado en más de una ocasión, nuestra manera de proceder en una situación está estrechamente vinculada a las ideas que tenemos acerca de la misma.

Los pensamientos guardan una relación directa con las emociones y acciones, y el caso del estudio no es la excepción. Hoy nos detendremos en algunos puntos específicos que hacen a las condiciones psico – físicas básicas para estudiar, y que sin embargo en la práctica no es extraño que se descuiden.

* Motivación: es esencial para un buen desempeño, recordemos en primer lugar en qué consiste. Las personas se movilizan procurando lograr lo que desean o bien intentando evitar lo que les desagrada o atemoriza. Entonces, todos podemos ser motivados considerando estos dos polos, mediante incentivos positivos tales como reconocimientos, premios u otros, o empleando incentivos negativos como por ejemplo castigos ya sean reales o temidos.

La motivación como proceso, también puede ser contemplada como la búsqueda de niveles de equilibrio cada vez más complejos. Eso se debe, a que cuando se logra alcanzar un objetivo suelen plantearse a partir de ahí nuevas metas que acostumbran a aumentar en complejidad, lo que por supuesto conlleva nuevas responsabilidades. Simplemente, no soportamos llevar una vida sin propósitos por lo que procuramos realizar tareas significativas tanto para nosotros como para los demás.

El tipo de motivación más conveniente a cultivar aquí, no es aquella por la que estudiar tiene el incentivo de eludir malas notas y complicaciones, sino la motivación positiva donde además de aprobar cursos se busca especialmente un mayor y mejor conocimiento habiendo un disfrute en esa búsqueda. En este caso, la receptividad y comprensión de lo que se está aprendiendo aumentan notoriamente. Tal disposición, tiene un efecto digamos contagioso, ya que tiende a hacer que las respuestas e interacción en general con docentes y compañeros sean más cooperativas.

* La habitación: es una parte elemental de las condiciones ambientales que nos afectan y que por tanto no debería dejar de atenderse bien. Es necesario que esté bien aseada, ventilada, con temperatura moderada y sin ruidos. El escritorio debe tener espacio suficiente como para apoyar los brazos y útiles con comodidad, evitando objetos que puedan distraer como revistas o el teléfono móvil. Si la luz es natural mejor, de lo contrario debe ser blanca y proceder del lado contrario de la mano con la que se escribe. La silla debe ser dura y tener respaldo, si resulta incómoda o demasiado confortable será un factor que disminuirá el rendimiento, reduciendo también el tiempo de aprendizaje.

* Estudio en bloques: es una táctica muy útil a la hora de minimizar distracciones y optimizar nuestra administración del tiempo. Consiste simplemente en dividir el tiempo en que sólo estudiamos en bloques de por ejemplo, 30 minutos con una pausa de 10 minutos entre cada uno. Es importante efectivamente realizar esa pausa, ya que de lo contrario nuestra mente se la tomará de todas formas pero sin que podamos controlarlo, lo que dificultará volver a concentrase luego.

Al emplear esta estrategia, nos predisponemos a dejar cualquier posible distracción que pueda surgir para los minutos de descanso, siendo así como se produce el reforzamiento para estudiar. Es más, los conductas reforzadoras serán justamente aquellas con las que más disfrutamos distraernos, quizás escuchar música u otras, ¿cómo?, programándolas para el descanso. No obstante, ten en cuenta que no deberán exceder los 10 minutos de pausa.

* Sobre el tema: es importante, en especial cuando recién comienzas a conocer un tema, que observes cómo te sientes respecto al mismo cuando lo estudias a solas, de modo que un genuino interés de tu parte no quede por ejemplo, opacado por una mala relación con un profesor o por alguna otra circunstancia relativa al contexto académico.

Procurar un balance entre la seguridad e inseguridad o hasta quizás ansiedad, que pueda despertarnos un tema o materia, permite estar en condiciones de evaluarlo y abordarlo de forma más eficaz.

Piensa lo mejor

Hace unos días estaba tomando un capuccino en una coqueta cafetería de mi ciudad. Cuando la mesera me dio la cuenta ni siquiera la miré ya que sabía lo que había consumido y le di mi dinero de inmediato, cuando regresó el cambio se alejaba bastante de lo que yo había calculado, amablemente se lo hice notar, se solucionó el problema rápidamente, le dejé su propina y me retiré.

Este espisodio trivial me hizo reflexionar en cómo nuestra mente funciona y cómo siempre solemos pensar lo peor de las personas. Conozco gente que sé que hubiese reaccionado furiosa o sin la más mínima duda considerarían que ella lo hizo a propósito. Yo no pensé de esa manera ni por un segundo y les  propongo a ustedes pensar pensar más allá.

Los pensamientos que nos pueden venir en este momento son los siguientes: fue un simple error y nada más. También podemos pensar que pudo haberlo hecho intencionalmente pero aquí les propongo pensar en lugar de juzgar, que intenten colocarse en la posición del otro. ¿Ella necesitaba el dinero? ¿Estaba demasiado agobiada por cuentas, demasiadas horas de trabajo con mala paga, esconderá cierta tristeza detrás de esa sonrisa? Como no lo sabemos no podemos juzgarla, como no lo sabemos no podemos asumir lo peor de los otros.

En nuestra vida diaria a veces podemos ser insolentes o impacientes con los demás, sin comprender a veces que los otros también están cansados y tienen sus propios problemas y sus días de mal humor. Si todos comenzamos a ladrarnos en vez de sonreír, vamos entrando en un círculo vicioso que solamente hará que nuestro día vaya de mal en peor. Una sonrisa, una palabra de aliento o reconocimiento, pueden obrar milagros en el estado de ánimo de alguien. Y todos sabemos que cuando hacemos gestos lindos por los otros nos sentimos inevitablemente mejor. Trata  a los demás como te gustaría ser tratado, no juzgues fríamente porque a ti te desagradaría que te hicieran lo mismo.

Vamos siendo despiadados con nosotros y así comenzamos a actuar con el resto del mundo, cuando el proceso debería ser completamente inverso, deberíamos comenzar a amarnos y respetarnos y así luego poder trasladar ese amor hacia el exterior.

Las personas pueden sorprendernos si tan sólo le brindamos la oportunidad de hacerlo, cuando aprendemos a estar mas cómodos con nuestras actitudes eso lo reflejamos hacia los extraños. Piensa lo mejor de los demás  y para lograrlo simplemente comienza pensando en lo mejor que hay en ti.

La paciencia

Quien tiene paciencia obtendrá lo que desea

En mis artículos siempre estoy hablando de la importancia de la paciencia, así que he decidido compartir con ustedes una serie de sugerencias para poder sacar provecho de esta maravillosa virtud en orden de sentirnos más a gusto con nuestra realidad y calmar la ansiedad.

En Psicología Positiva se habla de la importancia de la meditación. Esta nos ayuda a relajarnos, a aprender a despejar nuestra mente de todas las preocupaciones del momento, nos permite darnos tiempo para reflexionar sobre nosotros mismos, nos hace sentir más descansados incluso aunque apenas la practiquemos por diez minutos, nos ayuda a controlar nuestras emociones en especial la ira. Técnicas de meditación existen muchas que pueden ser encontradas en audios o libros, sólo es cuestión de encontrar la más adecuada para ti y si el tiempo escasea para realizar esta técnica, con unos pocos minutos por día de todas maneras se aprecian los resultados.

La alimentación tiene una fuerte influencia sobre nuestro estado de ánimo, si nos alimentamos únicamente a base de comidas grasosas y muy calóricas, nos sentiremos con menos energía, más sueño, más pesadez y hasta quizás más culpa. Una alimentación balanceada donde se incluyan carbohidratos, proteínas, vegetales, frutas, lácteos, vitaminas, minerales, agua, en su justa medida, hará que nuestro cuerpo y nuestra mente se sienta mejor. Si nuestro cuerpo está bien esto se convierte en una preocupación menos y podremos concentrarnos en los otros aspectos de nuestra vida que requieran atención.

Otra manera de mejorar nuestra paciencia es aprender a controlar nuestros impulsos. Muchas veces nos enojamos demasiado fácilmente o tendemos a descargar nuestras frustraciones en las personas que nada tienen que ver con el hecho que nos enojó inicialmente. Así que aprendamos a pensar antes de actuar o hablar, tenemos que tener en cuenta que nuestro interlocutor es un ser humano con sus propios sentimientos y pensamientos y no podemos caprichosamente imponer nuestras emociones sobre los otros. Si tratamos a los demás con más respeto éste se nos será devuelto, nos convertiremos en una persona más agradable y nos sentiremos mejor en cuanto a nuestra actitud. La felicidad es un camino de doble vía, si tú te sientes  bien harás sentir bien al otro y si el otro te responde de una manera simpática tú también te sentirás bien.

Seamos justos con nosotros, sí cometemos errores y la perfección no existe. Imponernos ideales inalcanzables es sólo una manera de estancarnos para siempre en donde estamos y castigarnos incesantemente por no lograr alcanzar ese imposible. Hacer algo, sin importar qué tan pequeño sea, es mucho mejor que no hacer nada. Aprender a perdonar nuestros defectos nos hace sentir más a gusto, si tenemos cosas que cambiar podremos hacerlo con el tiempo, pero apresurarse y exigirse sólo conducirá a la frustración y a la nada. Debemos aprender a perdonarnos por las cosas que hacemos mal, lo que importa es el camino que estamos transitando, la felicidad no es una meta, es algo que podemos sentir ahora mismo con lo que ya poseemos. Aprender a disfrutar el día a día nos hace sentir más tranquilos y por lo tanto nos ayuda a ser más pacientes.

No hay que perder la compostura por tonterías. Muchas veces a lo largo del día las pequeñas cosas malas que nos suceden comienzan a tomar unas proporciones exageradas y nos convertimos en monstruos rabiosos que atacaran a cualquier inocente que se nos cruce en el camino. Por ejemplo, te tiras café encima, llegas tarde a tu trabajo por haberte cambiado el vestido o la camisa, alguien te da una mirada de reprobación por haber llegado tarde, algún cliente no fue amable contigo, etc, etc. Sí, lo sé, hay días en que uno desearía no haberse levantado de la cama, sin embargo, cuando estemos agobiados por estas nimiedades lo que debemos hacer de inmediato (antes de que el veneno de la rabia se esparza como pólvora sobre nuestra sonrisa) es pensar en todas las cosas lindas que sí pasarán en ese día. Por ejemplo, compartirás una tranquila velada con tu pareja, podrás disfrutar de tus hijos, saldrás con una amiga, o simplemente te obsequiaras un relajante baño de burbujas cuando llegues a tu hogar o escucharas música que calme tus ánimos. Por cada cosa mala que suceda, fácilmente podemos hacer dos cosas buenas para hacernos sentir mejor. Mimarnos es fundamental, tratarnos como nos merecemos, sentirnos como reyes es muy fácil, no hace falta nada más que imaginación. Los mínimos placeres que nos rodean son lo suficientemente poderosos para cambiarle el rostro a un pésimo día.

La paciencia se logra con la repetición y la disciplina, mientras más la practiquemos veremos cómo lentamente comienza a convertirse en parte de nosotros mismos, así como los pensamientos negativos y los miedos comienzan a ser reacciones automáticas, también los cambios positivos comienzan a formar parte mecánica de nuestras vidas si les damos su tiempo y los practicamos sin cansancio. Así que comienza hoy mismo a cultivar tu paciencia y sé que te sentirás orgulloso de los resultados obtenidos.

No a la inercia

Todos tenemos un ideal que queremos alcanzar, en nuestra mente podemos delinear exactamente cómo queremos ser, cómo nos queremos sentir, qué queremos obtener. Luego la realidad nos choca y cruelmente nos hace ver que estamos lejos de nuestra meta incluso hasta podemos llegar a decirnos que nunca lograremos lo que queremos. Y si nos repetimos este discurso lo suficiente vamos a creerlo. No solamente no vamos a ver nuestro sueño realizado en la realidad, sino que hasta nos privamos de soñar en nuestra mente y vamos ahogando nuestro propio deseo.

Una vida sin metas se convierte en insulsa, abandonar todo y darnos por vencidos es el precio más alto que podemos pagar y eso lentamente nos va a conducir a tener conductas depresivas o si ya eres depresivo te hundirás aún más. Esa escasa energía que nos va quedando, que lentamente se consume por los golpes que la vida puede darnos, no debemos dejarla ir, debemos alimentarla día a día para poder resurgir aún más fuertes.

Lidiaremos con un sinfín de altibajos diariamente pero eso no quiere decir que debemos matar esa pasión, ese deseo, que ha estado escondido entre las penumbras de nuestro anhelo por tanto tiempo. Hay que aprender a luchar con uñas y dientes, hay que aprender a desafiarnos y no conformarnos con lo que está al alcance, siempre podemos ir más allá.

La clave está en el placer y la paciencia, gran virtud que sólo unos pocos poseen pero que con trabajo puede ser cultivada. Hagamos cosas por nosotros que nos brinden felicidad, aprendamos a disfrutar pero sobre todo aprendamos a imaginar, a dedicarnos tiempo a crearnos nuestro ideal, a amarlo, a cuidarlo. Pero cuidado con colocar un ideal demasiado elevado, ya que si es demasiado difícil de alcanzar inetivablemente llevará a la frustración.

Una vez que sepamos lo queremos, pensemos en todo lo que podemos hacer para lograrlo. El no hacer nada inevitablemente conduce a la inercia y a un sentimiento de tristeza y desánimo. Así que el gran desafío yace en pensar qué podemos hacer y cómo podemos llevarlo a la práctica.

Siempre aconsejo que los cambios que se propongan sean paulatinos, no se puede pretender hacer un gigantesco cambio de la noche a la mañana. Ya que la ansiedad nos ganara y al no ver logros rápidos descartaremos todo y volveremos al mismo punto donde inicialmente nos encontrábamos.

Así que recuerden, una vez creado su ideal y que hayan pensado  en cómo poder alcanzarlo, prueben con metas sencillas, pasos muy pequeños y fáciles de llevar a la práctica. Lo que importa es mantenerse activo con respecto a nuestro sueño, de lo contrario vamos a ir perdiendo esa motivación y una vez que se escapa es difícil recuperarla. Sólo da ese primer paso y luego lentamente las cosas comenzarán a fluir a tu favor.

Desafía tus creencias

Nuestros pensamientos y emociones tienen un gran poder sobre nosotros, sobre cómo actuamos, sobre cómo permitimos que los demás nos vean.  Son tan poderosos que pueden llegar a afectar nuestra calidad de vida, provocarnos angustia, dolor, incluso privarnos de disfrutar las cosas más sencillas.

Cuando nuestros pensamientos se convierten en un estorbo es hora de aprender a controlarnos y a pelearnos con nosotros mismos de ser necesario. Primero que nada tenemos que concientizarnos de nuestras creencias. ¿Creemos que somos merecedores de amor, que todo el mundo quiere aprovecharse de nosotros, que no somos suficientes, que debemos ser perfectos, que somos un caos, que los demás nos desprecian? Cualquier creencia que nos genere angustia y nos empuje a actuar de una manera que sabemos que es negativa, debe ser desechada.

Estos pensamientos lejos de ser realistas, ponen una venda en nuestros ojos y tamizamos la realidad bajo este cúmulo de creencias erróneas que sólo producirán tristeza y reproche.

Una buena técnica para saber cuáles son los pensamientos que debemos analizar es tener en cuenta cuando nos sentimos mal, si algo te produce malestar o comienza a obstaculizar algún aspecto de tu vida cotidiana, es hora de prestar atención.  ¿Realmente tus pensamientos se ajustan a la realidad? ¿Qué consecuencias produce el pensar como lo haces? Y si lo que piensas es verdad, ¿sería tan terrible como crees?

Cuando te enfrentes a algo que genera en ti dolor debes pensar en una alternativa a eso, por ejemplo si crees «nadie me ama» deberás decirte «las personas me aman, yo me amo» Debes ir desafiando tus pensamientos que sólo te traen problemas.

Esta técnica debes aplicarla siempre que un sentimiento, un pensamiento te esté impidiendo ser tú mismo, te esté incapacitando para disfrutar más. Las personas negativas tienden a poseer creencias que sólo atentan contra su felicidad, por eso no hay nada mejor que aprender que a veces somos demasiado crueles con nosotros mismos y para variar, deberías aprender a cuidarte de verdad y darte el permiso para ser feliz.

 

 

27077699/098165994

Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Cómo controlar el enojo

¿Nunca desearon cerrar la boca en el momento preciso? ¿Han deseado acaso controlar sus impulsos? ¿Se han arrepentido de haber dicho o hecho algo por el calor del momento, cosas que pueden incluso enturbiar la relación con alguien querido por años?

El enojo es un sentimiento muy peligroso ya que nos conduce a hacer cosas sin pensar, a actuar por impulso y a medida de que las discusiones se van tornando más acaloradas, nos convertimos en monstruos despiadados e irreconocibles con tal de derrotar al otro a cualquier precio.

El enojo consta de tres componentes básicos. El primero es el pensamiento, algo que nos dice que nos quieren pasar por encima, que no nos están respetando, que no nos aprecian lo suficiente. Como reacción a este pensamiento inconciente hay una respuesta corporal donde tus músculos se ponen tensos, la presión arterial comienza a elevarse, tu cuerpo se está preparando para la última etapa: el ataque. Su principial objetivo es defenderte, no interesa si en realidad te atacaron o no, tú lo sientes así y en consecuencia responderás. Tu defensa podrá tomar una forma verbal o física, pero el fin es el mismo: lastimar a quien te hirió primero. El enojo clama venganza y justicia, pero justicia ante nuestros ojos, ante nuestra perspectiva que no siempre es la más acertada. Es un sentimiento «moral» que apunta no solamente a defenderse al ataque del momento, sino también busca prevenir ataques futuros mediante el daño a nuestro atacante.

Cuando nos dicen que aprendamos a suprimir nuestro enojo muchos pueden sentirse estafados, consideran que están haciendo algo incorrecto al dejar pasar ese momento, ¿cómo el otro puede tener razón?, ¿cómo lo vamos a dejar salirse con la suya sin que sufra las consecuencias?

La creencia popular e incluso algunos postulados de Psicología, nos dicen que suprimir el enojo puede derivar en depresión o incluso enfermedades físicas, aunque nuevos estudios comprueban que esto no es cierto, muy por el contrario, vivir enojado y peleando con los demás hace subir los niveles de stress y enfermedades cardíacas. Esto no quiere decir que no debamos decir lo que pensamos, debemos ser honestos, el problema es que cuando estamos enojados nuestra visión se nubla y toda la evidencia mágicamente se mostrará a nuestro favor, sólo nosotros podemos tener razón y esto no es necesariamente verdad en la mayoría de los casos, todo lo que los demás digan o hagan cuando nosotros estamos enojados se verá como una agresión deliberada por parte de los otros. No podremos ponernos en el lugar del otro porque estamos demasiado ocupados intentando defendernos.

El enojo es la emoción que inevitablemente nos empuja a la violencia a todo nivel, en lo social, en lo familiar, en lo individual. Es el culpable de dañar las relaciones, de desgastarlas, es un sentimiento rápido que no es meditado, es destructivo.

¿Cómo controlar el enojo?

Cuando el disparador de nuestro enojo aparece, atacamos prácticamente de inmediato, por lo tanto tenemos que intentar calmarnos antes de hacer algo. Cuando el pensamiento de «estamos siendo atacados» aparece, debemos atenderlo de inmediato e intentar modificarlo. Respira hondo y concentrate en tu respiración, incluso cuenta tus respiros. Mientras haces esto piensa ¿es esto realmente un ataque? Intentate colocar en los zapatos de tu interlocutor, quizás esté teniendo un mal día, esto no tiene nada que ver contigo así que no lo sientas como una onfensa personal. Siéntete como si estuvieras realizando una delicada tarea, un desafío para poner a prueba tus habilidades para lidiar con personas o situaciones difíciles.

Este tiempo de reflexión te ayuda a concientizarte de tus sentimientos, vas a sentir tu cuerpo reaccionando, es hora de relajarte, de respirar pausadamente y no estalles en ira ya que quizás es exactamente lo que tu interlocutor está buscando, pero no le des el gusto.

Una vez que este tiempo de modificar tu pensamiento y hacerte conciente de tus sentimientos ha culminado, es hora de actuar. En vez de atacar sin más, podrías simplemente sonreír y dejar pasar la ofensa.  Describe de manera objetiva, carente de todo matiz emocional, exactamente qué es lo que te está molestando del otro. Es importante que no exageres, que seas preciso, si estas enojado porque es la cuarta  vez que tu novia  llega tarde a una cita no digas «siempre llegas tarde» simplemente di «me molesta que hayas llegado cuatro  veces tarde». Debes expresar qué es lo que esto te hace sentir, no acuses a tu interlocutor, simplemente identifica qué es lo que estás sintiendo en ese momento. Sé específico en cuanto a lo que esperas que la otra persona haga, por ejemplo «me gustaría que ya no llegaras tarde a nuestras citas». Y finalmente hazle saber al otro acerca de lo que sucederá si esa conducta molesta continúa, no confundamos esto con una amenaza, sino una manera concisa de hacerle ver al otro que sus actos tienen consecuencias «mi amor, sabes que te adoro, pero tengo poco tiempo para estar contigo y me gustaría que lo pudieramos aprovechar al máximo, si llegas tarde una próxima vez no volveré a invitarte a salir». Lo importante de esto es que cumplas lo que dices, así podrás demostrarle al otro que trataste de ser comprensivo, pero también tienes sentimientos y derechos que deben ser respetados.

Las peleas siempre tienen que tener una conclusión, ser claras, decir exactamente lo que pensamos de manera inteligente. No podemos reaccionar rápidamente, ya que sin la ayuda del pensamiento nos convertimos en seres injustos, fríos y usualmente cometemos actos que sólo desencaderán en arrepentimiento después. Te invito a probar esta técnica y a enojarte menos.

Si quieres aprender más técnicas sencillas y efectivas para controlar el enojo te invito a adquirir por tan sólo 5 dólares mi ebook COMO GANARLE AL ENOJO. Escríbeme a mi email para más información

27077699/098165994

Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Sólo haz algo

Hay una regla fundamental para obtener las metas que nos proponemos en la vida, y eso es saber que nuestros grandes logros primero se obtienen comenzando con pequeños detalles. Cada pequeño acto que realizamos para estar más cerca de nuestro, sueño es un ladrillo que vamos colocando en nuestra torre de plenitud. Cualquier meta, por gigantesca que sea, debe comenzar con el más mínimo acto. Por ejemplo, si tu propósito es adelgazar, primero debes comenzar en cuidar tu alimentación y algo tan sencillo como eso puede ser simplemente cambiar la leche entera por descremada, o en vez de comer un chocolate de tarde cambialo por una fruta. Si quieres obtener un mejor trabajo, comienza por buscar. He notado que muchas personas se quejan de su mala fortuna laboral, pero al mismo tiempo no están siquiera buscando en el periódico un nuevo empleo.

Las cosas siempre aparecen en nuestro camino, siempre y cuando estemos dispuestos a cumplir con esta sencilla regla, hay que hacer algo para obtener algo. La acción se convierte en nuestra mejor aliada al momento de obtener lo que queremos. Muchas veces caemos en la ansiedad, pero los grandes logros llevan meses y años de preparación para que finalmente puedan ver la luz. Debemos mantener el entusiasmo y la plena confianza en nosotros, no nos dejemos llevar por cosas externas sobre las cuales no tenemos control, aseguremonos de tener control sobre nosotros mismos. Cuando caminamos por la vida seguros vamos transmitiendo a los demás esa seguridad, así que si tu convicción por obtener algo es poderosa, no dudes de que lo conseguirás.

Los grandes soñadores que se han convertido en hombres y mujeres de éxito jamás abandonaron su sueño, a pesar de todas las adversidades por las cuales debieron atravesar, y si ellos lo lograron tú también lo harás. Nunca debes darte por vencido y no te desanimes si las cosas llevan tiempo, lo importante es que cada día vayas colocando tu granito de arena y un día tu castillo será realidad.

Existe un dicho que reza «si siempre haces lo que siempre has hecho, siempre tendrás lo que tienes». Este es el momento ideal para ver cuál de tus acciones te ha llevado a dónde estás. Nuestra vida es el resultado de las decisiones que tomamos, y como ya mencioné hay cosas sobre las cuales no tenemos control, sin embargo, hay otras sobres las que sí, y es en éstas precisamente donde tenemos que concentrarnos. Si te has percatado de algún patrón de comportamiento que no está dando el resultado esperado, deshazte de él ahora mismo, no esperes más, comienza probando con nuevas actitudes hasta que encuentres la que mejor te resulta.

Cuando se trata de tener una meta, las fuentes más importantes que tenemos son los deseos, nuestras creencias, nuestra imaginación, visualizaciones, pero todo esto pierde fuerza sino se acompaña de acción. Nada se conseguirá por estar de brazos cruzados pensando que las cosas vendrán mágicamente a nuestro camino, debemos todos los días hacer un pequeño esfuerzo para que el cúmulo de nuestras acciones pequeñas se conviertan en nuestro propósito tan anhelado.

Comienza hoy mismo con algo pequeño, una mínima acción que será la primera de varias, tú puedes hacerlo, cambiar siempre está en tus manos.

27077699/098165994

Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Esa malvada voz interior

Es curioso ver como detestamos que los demás nos presionen, cómo odiamos las críticas que los demás ostentan contra nosotros, cómo nos ponemos a la defensiva ante cualquier comentario negativo…Es curioso que nos ofendamos con los otros, pero cuando las críticas, las presiones, los comentarios ofensivos y degradantes provienen de nuestro propio interior, entonces son bienvenidos. Gracioso, ¿no?

Ni siquiera nos percatamos de esa malévola voz en nuestra cabeza que nos dice que no servimos para nada, que ni siquiera lo intentemos, que no merecemos la gloria, que debemos descuidarnos, porque ¿para qué perder el tiempo en nuestra salud si no la merecemos? ¿Merecemos vivir acaso? ¿Nuestra vida tiene algún significado? Desde los comentarios más inocentes hasta los más despiadados, nuestra cruel voz interior va abriéndose camino en nuestro ser y va dejando un rastro venenoso que afecta nuestras decisiones.

No somos libres de hacer lo que queremos, de intentar nuevas cosas, de desafiar nuestros límites, de crecer como seres humanos, si constantemente ante el más mínimo atisbo de independencia nos atacamos como si fueramos los peores enemigos que podamos imaginar. Nos quedaremos eternamente confinados a la situación en la que nos encontramos, sin posibilidades de cambio, sin nuevas experiencias que enriquezcan nuestra vida, seremos esclavos de nuestras propias decisiones porque hemos decidido  escuchar a nuestro lado oscuro, ese que nos empuja hacia el abismo de la desilusión.

La buena noticia es que no tienes porque dejarte de escuchar a ti mismo, simplemente debes aprender a dialogar y a refutar esas críticas. Cada vez que en tu mente aparezca esa sensación de que no eres bueno para algo de inmediato debes responderle ¿y por qué? Seguramente tendras una lista muy larga de todas las cosas que están mal en ti y porque no mereces nada, sin embargo, cuando hayas repasado todas esas cosas horribles de ti mismo detentente un momento, respira profundo y defiendete. De inmediato piensa en todas las cosas buenas que tienes, tus fortalezas, tus logros, tus relaciones fructíferas, tu trabajo, tu carrera, tu familia, todo lo bueno que tengas despliegalo en ese mometo y dilo con convicción y placer.

Cada vez que debas enfrentarte a los comentarios maliciosos que estás tan presto a escuchar, no permanezcas pasivo, discute contigo mismo ese argumento, busca la manera de verle el lado positivo, no permitas que tú mismo arruines tus planes, que pierdas oportunidades. Nosotros debemos sacarle partido a nuestra propia sabiduría, a veces tenemos cosas muy inteligentes para decirnos, simplemente hay que saber distinguir cuando estamos siendo realistas o simplemente nos estamos haciendo daño. No te dejes vencer por tu propia negatividad, por tu falta de amor, sólo vale la pena escucharnos cuando tenemos algo interesante que compartir, algo que nos haga ser mejores, no que nos haga sentir que todo lo que hemos hecho está mal. Ponle un freno a los pensamientos fatalistas, quítale dramatismo a las situaciones, si utilizas la fantasía que no sea para pensar que todo saldrá mal. Trata de ser objetivo, lo que no quiere decir negativo, se puede ser optimista y realista al mismo tiempo. Si tu voz interior continúa siendo cruel, puedes intentar compartir tu preocupación con alguien más, pero sobre todo no te dejes llevar por el pensamiento de que todo saldrá mal, piensa en todas las razones por las cuales todo saldrá bien. Comienza a jugar a tu favor.

27077699/098165994

Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Lento pero seguro

¿Por qué todo tiene que ser ahora? ¿Por qué queremos cambiar en un día hábitos que hemos tenido por años? Nuestros planes laborales o nuestra idea de dejar atrás una adicción o algún mal hábito que hemos adquirido se convierten en un disparador de ansiedad. Lo queremos ya, hoy hemos decidido cambiar de trabajo, bajar de peso, dejar el cigarro, hoy será el gran día…Una semana mas tarde (a veces un poco antes o un poco después) como nuestra resolución no ha llegado a buen puerto, simplemente tiramos todo por la borda, decimos «esto es inútil» y volvemos mansamente a ser quiénes eramos antes de nuestro fallido intento por cambiar.

Sobreestimamos lo que podemos hacer en un mes o un año, pero subestimamos lo que podríamos llegar a lograr en un período de tiempo más prolongado. Una adicción es algo díficil de superar y no será dejada atrás simplemente porque expresamos el deseo de hacerlo, requerirá trabajo, paciencia, mucho esfuerzo. Y esto es aplicable a todas las decisiones de cambio que tomamos. El esfuerzo, la inversión en el tiempo y la infinita paciencia se convierten en nuestros mejores aliados cuando apuntamos a mejorar.

Si, quizás no lo podamos lograr hoy, quizás en dos años, en cinco, en diez, ¿qué interesa? El punto es que LO LOGREMOS. Piensen que el tiempo transcurre de todas maneras, no podemos detenerlo ni acelerarlo a nuestro antojo, es lo que es y con eso debemos trabajar. Recuerden algún logro de su vida, recuerden todas las ansias que pusieron para ese tan esperado momento y finalmente llegó, en ese momento se olvidan de todos los años, todo el tiempo de espera, ya no importa todo el sacrificio pasado porque el éxito es ahora, todo lo demás ha quedado atrás y AHORA están pudiendo disfrutar. Sucede con todas nuestras metas, una vez que las obtenemos podemos relajarnos y disfrutarlo y en ese momento ya no importa más nada, nos olvidamos por completo de todos los obstáculos que debimos sortear, ya no importa porque finalmente nos salimos con la nuestra.

Las metas son un proceso y debemos disfrutarlo, sientete contento conque hoy no has fumado diez cigarros sino 9, que no te has devorado esa torta sino que sólo has probado un poco, que has obtenido al menos una entrevista laboral. Cada pequeño paso VALE, puede parecernos insignificante, tonto, nos impacienta, pero cuando transcurra el tiempo necesario, veremos que lentamente fuimos armando un puzzle con nuestras acciones, hemos creado una perfecta obra que ha desembocado en nuestro sueño.

Así que aprende a no exigirte, haces lo que puedes con lo que tienes, nada más ni nada menos, pero ese pequeño esfuerzo sumado a muchos más, te convierten en lo que quieres ser. ¿Qué importa si tardas un año en obtener tu peso deseado? En el proceso has aprendido a alimentarte bien, sin torturarte, amandote y permitiendote acomodarte a los nuevos hábitos. ¿Y qué sucede si tardas siete años en dejar atrás una adicción? Felicitaciones, lo has obtenido y ya no eres esclavo de nada.

Las grandes cosas llevan tiempo, debemos entenderlo y aceptarlo. Cuando tenemos esto bien en claro, no existe nada imposible para nosotros, porque sabremos que lo vamos a obtener sí o sí, siempre y cuando tengamos la paciencia de llegar hasta el final. Trabaja en todo lo que deseas, no te apures, lento quizás, pero sin dudas obtendrás una recompensa por tu inversión emocional y en ese hermoso momento, todo lo que has esperado ya no va a interesar.

27077699/098165994

Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com