Hace unos días estaba tomando un capuccino en una coqueta cafetería de mi ciudad. Cuando la mesera me dio la cuenta ni siquiera la miré ya que sabía lo que había consumido y le di mi dinero de inmediato, cuando regresó el cambio se alejaba bastante de lo que yo había calculado, amablemente se lo hice notar, se solucionó el problema rápidamente, le dejé su propina y me retiré.
Este espisodio trivial me hizo reflexionar en cómo nuestra mente funciona y cómo siempre solemos pensar lo peor de las personas. Conozco gente que sé que hubiese reaccionado furiosa o sin la más mínima duda considerarían que ella lo hizo a propósito. Yo no pensé de esa manera ni por un segundo y les propongo a ustedes pensar pensar más allá.
Los pensamientos que nos pueden venir en este momento son los siguientes: fue un simple error y nada más. También podemos pensar que pudo haberlo hecho intencionalmente pero aquí les propongo pensar en lugar de juzgar, que intenten colocarse en la posición del otro. ¿Ella necesitaba el dinero? ¿Estaba demasiado agobiada por cuentas, demasiadas horas de trabajo con mala paga, esconderá cierta tristeza detrás de esa sonrisa? Como no lo sabemos no podemos juzgarla, como no lo sabemos no podemos asumir lo peor de los otros.
En nuestra vida diaria a veces podemos ser insolentes o impacientes con los demás, sin comprender a veces que los otros también están cansados y tienen sus propios problemas y sus días de mal humor. Si todos comenzamos a ladrarnos en vez de sonreír, vamos entrando en un círculo vicioso que solamente hará que nuestro día vaya de mal en peor. Una sonrisa, una palabra de aliento o reconocimiento, pueden obrar milagros en el estado de ánimo de alguien. Y todos sabemos que cuando hacemos gestos lindos por los otros nos sentimos inevitablemente mejor. Trata a los demás como te gustaría ser tratado, no juzgues fríamente porque a ti te desagradaría que te hicieran lo mismo.
Vamos siendo despiadados con nosotros y así comenzamos a actuar con el resto del mundo, cuando el proceso debería ser completamente inverso, deberíamos comenzar a amarnos y respetarnos y así luego poder trasladar ese amor hacia el exterior.
Las personas pueden sorprendernos si tan sólo le brindamos la oportunidad de hacerlo, cuando aprendemos a estar mas cómodos con nuestras actitudes eso lo reflejamos hacia los extraños. Piensa lo mejor de los demás y para lograrlo simplemente comienza pensando en lo mejor que hay en ti.
me encanto la historia, estoy totalmente de acuerdo con la psicologia positiva.