Hipocondría: La creencia de estar enfermo

Se conoce como hipocondría al trastorno que lleva a la persona a interpretar ciertos síntomas físicos como enfermedad cuando enHipocondría: La creencia de estar enfermo realidad no lo son. Cuando el individuo cree tener determinada enfermedad, basada en malas interpretaciones de su cuerpo (una palpitación puede ser un ataque cardíaco, un pinchazo puede desencadenar la creencia de que tiene una enfermedad mortal) hay un intento casi angustioso de su parte para intentar que sus síntomas desaparezcan, ya que hasta se pueden despertar el temor de  morir a causa de lo que cree padecer. Las enfermedades que más suelen temer son el cáncer, sida o enfermedades coronarias.

Una de las razones por las cuales esta patología puede despertarse es porque hay un velo de negación en cuanto a lo que es enfermedad y muerte en la sociedad en general. Las enfermedades, además del dolor físico y psíquico que generan, muchas veces también son fuentes de aislamiento y rechazo por parte de los demás. El dolor se muestra como algo sumamente difícil de superar y esa creencia siempre es alimentada por frases que parecen inocentes como “esto es demasiado difícil para mí, yo no voy a superarlo nunca”. Un factor de prevención bien podría ser información adecuada acerca de nuestro cuerpo, enfrentarse a estas realidades de muerte, enfermedad y dolor no desde la catástrofe, sino desde un enfoque más maduro y desde la aceptación de que estos elementos son parte de la vida en general pero que podemos ser lo suficientemente fuertes para utilizar las adversidades a nuestro favor.

En las personas hipocondríacas se genera mucho miedo y ansiedad injustificadas. En esa búsqueda por tener síntomas la persona se va a sugestionar, cualquier sensación del cuerpo será malinterpretada o se sugestionará al punto de que si no tiene comezón, por ejemplo, el cuerpo le comenzará a picar, o le dolerá la cabeza, o se sentirá mareado. Sin quererlo, el sujeto va cayendo en la propia trampa de su mente.

Usualmente los hipocondríacos cuyos casos son más severos no recurren a un doctor, por el simple miedo del diagnostico que este le puede ofrecer, van creyendo que tienen algo peligroso para su salud y prefieren no saberlo. La persona no es conciente de que su problema es psicológico, esto puede llegar a desencadenar que vayan de médico en médico buscando la solución a su problema físico inexistente.

El tratamiento psicológico consiste en ayudar a la persona a perder esas creencias de miedo y ansiedad ante la enfermedad. Se le va a exigir que no acuda más al doctor, que evite charlar sobre enfermedades. Se le va a hacer entender a la persona que le quite fuerza a las sensaciones de su cuerpo, que se aleje de esas malas interpretaciones. Es la propia ansiedad, ligada a la creencia de estar enfermo, la culpable de que se despierten los temores hacia la enfermedad. Se trabaja en mejorar la autoestima, en fortalecerse en todas las áreas para evitar en un futuro situaciones donde se dispare nuevamente este miedo.

Si reconoces estos síntomas en ti, busca ayuda profesional de inmediato, es algo que puedes superar con el tratamiento adecuado.

 

 

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Triunfemos

Y así, después de esperar tanto, un día como cualquier otro, decidí triunfar; 
decidí no esperar a las oportunidades, sino yo mismo buscarlas;
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución;
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis; 
decidí ver cada noche como un misterio a resolver; 
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.

Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, 
y que en éstas está la única y mejor forma de superarnos; 
aquel día dejé de temer a perder. 
Y costaba romper la costumbre, pero se pudo.

Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui; 
me dejó de importar quién ganara o perdiera: 
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.

Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento: 
el amor es una filosofía de vida.

Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados 
y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; 
aprendí que de nada sirve ser luz
si no vas a iluminar el camino de los demás.

Aquel día decidí cambiar tantas cosas… 
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad; 
desde aquel día ya no duermo para descansar: 
ahora simplemente duermo para soñar.

(Desconozco al autor)

Es cuando realmente despertamos del rol pasivo de la victimización cuando finalmente logramos alcanzar lo que nos proponemos. Por supuesto que la vida es difícil y muchas veces hasta injusta y es lógico que consideremos que lo que nos pasa es algo que no nos merecíamos. Sin embargo, quedarnos estancados en esta postura de juguete a la deriva, cuando nos sentimos que estamos a merced del tirano destino y no hay nada que podamos hacer para cambiar y tomar control de nuestra vida, no es algo que va aportar demasiado a tu cambio.

Es hora de retomar el poder de tu vida, de comenzar a ser protagonista de tu propia historia, sin importar cuán doloroso fue el pasado,  las cosas terribles por las que has atravesado, es hora de dejarse llevar por un nuevo tú, una nueva mirada donde las cosas no pasen porque sí, sino porque tú estás decidiendo que sucedan.

Intenta dejar de lado ese sentimiento de indefensión, de angustia, hasta de venganza, y piensa cómo sería más provechoso vivir tu existencia. Busca nuevas metas, permítete sentir nuevas relaciones, encuentra tu norte y camina hacia él. 

Basta de mirar cómo la vida transcurre a tu lado siendo un mero espectador pasivo, toma las riendas y camina hacia otros horizontes. Tu verdadero camino te está esperando.

 

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Inteligencia emocional: Conozcamos nuestras emociones

Inteligencia Emocional: Conozcamos nuestras emociones

 

La inteligencia emocional es un concepto amplío, donde se destaca la importancia del cociente emocional, esas características a las cuales quizás no le damos la importancia que merecen. Entre las habilidades emocionales encontramos la capacidad de motivarse y persistir frente a las decepciones, controlar los impulsos, decir no a la gratificación inmediata en pos de una gratificación duradera a largo plazo, mantener estable el humor, mostrar empatía, tener esperanza.

¿Qué es la emoción? Daniel Goleman autor del libro La inteligencia emocional: Por qué es más importante que el cociente intelectual utiliza este término para hablar de los sentimientos y pensamientos característicos a estados psicológicos y biológicos y a una variedad de tendencias de actuar.

La mente emocional es más veloz que la racional y se pone en acción casi de inmediato, sin detenerse en la reflexión. Las acciones nacidas de la mente emocional traen consigo una sensación de certeza muy poderosa, es una manera simplificada de ver las cosas que puede resultar desconcertante para la mente racional. La mente emocional es nuestro radar para percibir el peligro, sin embargo, estos juicios intuitivos  al efectuarse tan rápidamente pueden llegar a ser erróneos.

Existe una segunda clase de respuesta emocional, más lenta, donde primero se reflexiona antes de conducir al sentimiento. Aquí somos más concientes de nuestros pensamientos, los que van a jugar un rol vital en la determinación de qué emociones surgirán. Las emociones más complejas como la vergüenza siguen esta ruta más lenta, y tardan segundos o minutos en desarrollarse.

La lógica de la mente emocional es asociativa, toma elementos que simbolizan una realidad o puede disparar un recuerdo para ser igual a esa realidad. Las metáforas e imágenes hablan directamente a nuestra mente emocional, así como las distintas formas de arte. La mente racional realiza conexiones lógicas entre causas y efectos, mientras que la mente emocional es indiscriminada y une elementos que sólo comparten características parecidas

La mente emocional es infantil y cuánto más lo es, más fuertes son las emociones que experimentamos. Un ejemplo de esto es el pensamiento categórico en el que todo parece blanco o negro, el pensamiento personalizado donde los acontecimientos tienden a centrarse en nosotros mismos, autoconfirmador donde suprime o pasa por alto hechos o recuerdos para tener razón. La mente emocional considera sus pruebas como certeras, los sentimientos son autojustificadores y cuentan con un conjunto de percepciones y pruebas propios.

 

La inteligencia emocional tiene cinco habilidades prácticas:

Tres se engloban en la inteligencia intrapersonal, la cual hace referencia al autoconocimiento

  • La autoconciencia: ser concientes de lo que pasa en nuestro cuerpo y de lo que sentimos
  • El control emocional: regula la manifestación de una emoción y puede modificar un estado anímico y su exteriorización. 
  • La capacidad de motivarse y motivar a los demás.

Las otras dos las encontramos dentro de la inteligencia interpersonal, la cual hace referencia a la relación que tenemos con los demás.

  • La empatía: Se edifica sobre la conciencia de uno mismo, mientras más abiertos estemos a nuestras emociones, más podremos interpretar nuestros sentimientos y por ende mejor podremos comprender a los demás. Cuando estamos con otras personas enviamos señales emocionales todo el tiempo, cuánto más hábiles somos a nivel social, más fácilmente controlamos las señales que emitimos. Las emociones rara vez se manifiestan únicamente con las palabras, también incluyen otras señales no verbales y la clave para intuir los sentimientos de otra persona está en la habilidad para interpretar este tipo de señales. La sintonía con otros demanda un monto de serenidad con uno mismo. El tener empatía con el otro nos permite estar mejor adaptados emocionalmente, nos hace más sociables y hasta más sensibles.
  • Las habilidades sociales: relacionadas con la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal. Son útiles cuando intentamos dirigir, negociar y  resolver conflictos, también podemos utilizarlas para la cooperación y el trabajo en equipo .

Estas habilidades prácticas, a su vez, influyen en cuatro áreas vitales de nuestra vida:

1) Contribuyen a nuestro bienestar psicológico y por ende nos ayuda a equilibrar nuestra personalidad.

2) Contribuyen a nuestra salud física, moderando o eliminando patrones poco positivos, ayudan a prevenir enfermedades causadas por desequilibrios emocionales

3) Favorecen nuestro entusiasmo y motivación.

4) Permiten un mejor desarrollo de nuestras relaciones con las personas, en las áreas familiar, social y laboral.

¿Por qué es importante manejar la inteligencia emocional?

Las personas que se denominan emocionalmente expertas, las que conocen, manejan, interpretan y se enfrentan con eficacia a los sentimientos tanto propios como ajenos, tienen ventajas en las relaciones amorosas, tienen más dominio sobre su vida, se sienten satisfechas, eficaces y productivas.

Conocerse a uno mismo, poder tener conciencia de los propios sentimientos en el momento en que se experimentan, es el comienzo. Poder ser concientes de nuestras emociones es la competencia emocional fundamental sobre la que se construyen las demás, como el importantísimo autocontrol emocional. Lograr reconocer un estado de humor desagradable es sentir el deseo de superarlo, de no actuar en consecuencia y además de liberarse de él.

Las personas solemos tener estilos característicos para responder y enfrentarnos a nuestras emociones:

Conciente de sí mismo:  Son concientes de sus humores en el momento que los tienen, tienen claridad con respecto a sus emociones, son independientes y seguros de sus propios límites, son positivos y cuando están de mal humor lo superan casi de inmediato.

Sumergido: Personas que se estancan en sus emociones y no se sienten capaces de liberarse de ellas. Al no ser demasiado conciente de sus sentimientos se quedan perdidos en ellos, suelen sentirse abrumados y descontrolados.

Aceptador: Son concientes de lo que sienten pero no tratan de cambiar sus humores, suele darse en personas que se resignan ante su desesperación o aquellos que suelen estar de buen humor y no tienen por qué cambiarlo.

 

La importancia del autodominio:

En el mundo de las emociones, desde los tiempos de Platón el autodominio ha sido elogiado. El objetivo es el equilibrio, cada sentimiento tiene su valor y significado, por eso no debemos suprimirlos. El tener bajo control nuestras emociones perturbadoras es la clave para el bienestar emocional, los extremos perjudican nuestra estabilidad. Todas las emociones son válidas, no se trata de estar feliz todo el tiempo, el dolor es parte de nuestra vida y muchas veces necesario. El secreto de una vida emocional plena radica en sentir de manera adecuada a las circunstancias, aceptar el dolor, aceptar la felicidad, pero no dejarnos arrastrar por las adversidades ni vivir de manera desproporcionada los problemas.

Aprender a controlar nuestros impulsos es una herramienta vital, es la raíz de todo autocontrol emocional, es lo que permite que le digamos no a la gratificación instantánea en pos de objetivos más elevados.

Nuestras emociones son tan fuertes que pueden entorpecer o favorecer la capacidad para pensar y planificar. Cuando entorpecen la concentración lo que ocurre es que queda paralizada la capacidad mental cognitiva que los científicos denominan memoria activa (capacidad de retener en la mente toda la información que atañe a la tarea que estamos realizando).

Las emociones definen el límite de muestra capacidad, determinan la calidad del desempeño en nuestra vida. La inteligencia emocional es una aptitud superior a la inteligencia académica, ya que tiene el poder de facilitar o interferir en las demás habilidades.

Dentro de las emociones positivas podemos destacar la virtud del optimismo y la esperanza.

El optimismo, desde el punto de vista de la inteligencia emocional, es lo que permite evitar que la gente caiga en la desesperanza, la apatía o la depresión. Es importante sentir que tenemos cierto dominio sobre los acontecimientos de nuestra vida y aceptemos los desafíos como se nos presentan, y nos preparemos para desafíos aún mayores, con la convicción de que podremos lidiar con ellos. Esta actitud hará que tengamos más probabilidades de utilizar el máximo de nuestras habilidades o hagamos todo lo necesario para poder desarrollarlas.

Sin duda el mundo emocional tiene una fuerte impronta en nuestra salud. Cuando estamos enfermos nuestro estado emocional puede jugar un rol predominante a la hora de mostrarnos más o menos vulnerables a la enfermedad.

Se realizó un estudio en la Universidad de Stanford con pacientes cardíacos, que demostró que cuando los pacientes recordaban un hecho que los llenaba de furia, la eficacia en el bombeo de su corazón disminuía. La ira parece ser la emoción que más daña al corazón.

Por su parte, la ansiedad desproporcionada disminuye la respuesta inmunológica de nuestro cuerpo, pudiéndonos dejar a merced de varias enfermedades como resfríos, herpes, problemas gastro intestinales, entre otros. Por eso es interesante que podamos aprender a manejar la ansiedad con lo que sea más apropiado a nuestros gustos y personalidad, ejercicios de relajación, ejercicio físico, salir a caminar y disfrutar de nuestro alrededor, meditación, yoga.

Así como lo negativo tiene su impacto en la salud, lo positivo también. La esperanza en cierto punto, tiene un poder curativo, ya que nos brinda fuerza para soportar circunstancias dolorosas. Poder contar con vínculos significativos,  contar con personas con quien compartir los problemas, estas situaciones desde el polo positivo van a enriquecer nuestra vida y también va a contribuir a que seamos más saludables en todo sentido.

En resumen, la inteligencia emocional nos habilita a triunfar en nuestra vida en el amplio sentido de la palabra, nos ayuda a mantener relaciones significativas con los otros, nos ayuda a mejorar nuestra salud tanto física como psíquica. Cuando estamos de buen humor y en armonía interna, nuestra actitud mejora ante las adversidades o los detalles de la rutina. Todo pasa por nuestras emociones y por cómo interpretamos nuestra realidad, podemos tenerlo todo y no quererlo o podemos tener poco y sacarle todo el jugo posible. Siempre, en última instancia, somos nosotros quienes tenemos el poder, es nuestra decisión si estamos dispuestos a aprender y explotar nuestro potencial o quedarnos estancados en donde estamos.  

 

 

 

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Felíz: La película

HappyGracias al nominado a la Academia Roko Belic llega a la pantalla grande el documental Happy (Felíz). Para aquellos que no están demasiado familiarizados con la Psicología Positiva, esta es una introducción perfecta, ya que cuenta con el trabajo de aclamados investigadores como Ed Diener, Mihaly Csikszentmihalyi, Sonja Lyubomirsky y Richard Davidson.

Aplican los resultados obtenidos en las investigaciones a las historias que se cuentan sobre las personas que viven en Kolkata, Tokyo, Brasil, y muchos otros lugares.

El documental inspira a todos los espectadores, nos conduce hacia los brazos de la felicidad, la importancia de las relaciones, el acercamiento a esas metas de valor intrínseco, el ser capaces de encontrar significado en una meta más grande que nosotros. Ver todos estos elementos aplicados en detalle, siendo vivenciados por las personas reales, nos hace comprender mejor el beneficio que los postulados de la Psicología Positiva tiene en nuestras vidas.

Para más información pueden visitar el sitio oficial http://www.thehappymovie.com/

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com


Dependencia emocional: Cómo superarla

Hoy vamos a concentrarnos en cómo superar la dependencia emocional. Para que se adentren más en el tema les recomiendo que lean Dependencia emocional: Cómo superarlaestos artículos si no lo han hecho todavía:

Sin ti no soy nada

Los hombres que aman demasiado

Un libro muy bueno y conocido sobre este tema es el escrito por Robin Norwood titulado Las mujeres que aman demasiado. En esta obra la autora nos recomienda una serie de pasos para poder comenzar a dejar atrás este patrón negativo de relacionamiento.

El primer paso es buscar ayuda, cuando somos concientes de que hay algo que nos está afectando debemos ser lo suficientemente sabios para entender que hay cosas que no podemos solucionarlas solos, no porque no seamos capaces, sino porque hay cosas que no hemos aprendido. Usualmente, quienes tienen un relacionamiento dependiente, son personas cuyos padres también los han sido, y han ido adquiriendo este patrón poco saludable para relacionarse. Así que a quitarse el miedo y la timidez y a acercarse a un profesional para descifrar el laberinto.

La recuperación tiene que ser lo más importante en este momento, no te distraigas con otras trivialidades, tu salud mental, emocional, importa y mucho. Deja de lado las excusas y enfoca tus fuerzas en tu bienestar.

Trabaja en tu lado espiritual,  y por espiritualidad no necesariamente se habla de religión, sino de ese sentimiento de conectarse con uno mismo y con algo más grande que nosotros (llámese como quiera), esa sensación de tener un propósito en la vida, de tener esperanza, quizás hasta de hacer yoga y meditación. Despierta tu deseo de reflexionar y cuestionarte algunas cosas.

Evita los juegos emocionales, no intentes controlar al otro ya sea mediante la manipulación, la queja, el victimismo o ser absolutamente altruista al punto de que tú no existes. Hay que relacionarse desde la igualdad, nadie es superior a nadie en una pareja. Desde el respeto, el respeto que implica dejar al otro hacer y deshacer su vida como le plazca, respetar sus decisiones, sus gustos, y sobre todo sus espacios individuales. Los juegos emocionales lo único que brindan es una falsa seguridad que termina agotándote a ti y a tu pareja.

Seamos concientes de nuestros defectos, no desde el desprecio, sino simplemente seamos concientes de que no somos perfectos y esto está bien, si puedes hacer algo para pulirlos muy bien, pero como siempre digo, cambia desde al amor hacia ti mismo, no desde el castigo. Cultiva en ti lo que crees que necesitas, lo que pueda fortalecerte.

Seamos sanamente egoístas, pensar en uno primero está bien, porque sino nosotros no nos queremos, nos descuidamos y nos insultamos, va a ser muy difícil que podamos dar amor a los demás si ni quiera somos capaces de brindarnos esto a nosotros. Además los demás por supuesto que son importantes, pero no pueden ser más importantes que tu, porque si caes en este juego, vas a tener una autoestima demasiado baja e inevitablemente te chocaras con la cruel realidad que es imposible que dejes a todo el mundo feliz, incluso aunque te sacrifiques por completo. Es un juego cruel perdido de antemano, ni siquiera lo intentes.

A la persona dependiente le cuesta mucho liberarse de la relación que tuvo o tiene, por eso muchas veces se hace complicada la recuperación. Evita obsesionarte con el otro, algo que se manifiesta mediante sueños con la otra persona, pensar en qué está haciendo ahora, hundirse en recuerdos.

A veces se cae en los deseos de venganza, si has sido abandonado vas a poner tus energías en desearle lo peor al otro y perder tu tiempo pensando cómo harás que pague por lo que te ha hecho sufrir, pero en realidad, si te quedas prendado al odio, mas difícil es dejar a esa persona atrás y le seguís dando demasiada importancia, quizás más de la que merezca.

Caemos a veces en pensamientos absurdos, imaginando que la otra persona es sumamente feliz y tiene la mejor vida del planeta tierra mientras tú estás llorando por los rincones…Es hora de un chequeo de realidad. Si una relación terminó es porque evidentemente no estaba funcionando y más vale dejar ir algo que no te hace feliz a estar atado a ilusiones sin sentido que solamente te harán perder el tiempo. Además, ¿se te ha ocurrido que quizás, después de todo, seas tu quien se lleva la mejor parte?

El sufrimiento es constructivo, necesitas aprender a estar solo y amarte a ti mismo. Debes permitirte procesar el dolor, que cuando este proceso se termine (siempre termina a pesar de que no lo creas) vas a ser una persona más sabia, más fuerte y con más herramientas emocionales para poder acercarte al otro desde un lugar diferente, más libre y pleno. Sé conciente de lo que necesitas, de lo que realmente quieres y no temas ir en  búsqueda de eso, al final del cuento, las migajas siguen siendo migajas, y tu mereces una relación con todas las letras.

Comienza hoy tu camino hacia la recuperación, puedes aprender a amar desde una vertiente más saludable, eres capaz que amarte a ti mismo si te lo permites. Sólo es cuestión de aceptar el desafío y estar expectante y alegre de esos increíbles cambios que pueden oficiarse en ti.

 

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El club de los optimistas llega al Diario

El club de los optimistas

Esta nota escrita por Gabriela Vaz se publicó hoy 12/2/2012 en el Diario El país y básicamente versa sobre qué se trata la propuesta de  nuestro club.

Es solo una cuestión de actitud reírse del fracaso y del oro/ Es solo una cuestión de actitud no tener nada y tenerlo todo». Así reza una canción de Fito Páez que pone melodía a la premisa del optimista: hasta de los hechos más desgraciados se puede sacar un beneficio. Siempre, aún en las circunstancias más adversas, es posible ver el vaso medio lleno.

Claro que es más fácil decirlo que ponerlo en práctica. Suele ser más cómodo, más «inevitable» o tal vez más humano, dejarse caer y hasta aceptar los males de nuestras vidas como si fueran parte de un destino preestablecido que nada podemos hacer por cambiar.

Pero también están los que acostumbran a ponerle buena cara al mal tiempo, gritan «alegría» si se derraman vino encima de una camisa recién estrenada y andan por la vida honestamente convencidos de que cada crisis supone una nueva oportunidad. Pues bien, desde hace unos meses, estos raros especímenes han formado un club y hasta tienen mitines mensuales.

Todo surgió a iniciativa de la psicóloga Mariana Alvez, quien, tras escuchar la propuesta de uno de sus consultantes, Martín Etcheverri, abrió un grupo en Facebook llamado El Club de los Optimistas. «La consigna era empezar ahí para luego conocernos personalmente», explica la profesional, exponente de una corriente conocida como «psicología positiva», que hace hincapié en el bienestar, la felicidad y el buen humor para trabajar con los consultantes. Así surgió, en septiembre pasado, la primera reunión, donde los integrantes del grupo se vieron las caras por primera vez en un café céntrico y charlaron sobre la pasión, que fue el tema propuesto por la terapeuta en esa oportunidad. En la segunda reunión, con más participantes, la charla-debate giró sobre el optimismo.

El próximo sábado 18, a las 16 horas, tendrá lugar la tercera reunión de El Club de los Optimistas, gratuita y abierta a todo el que desee participar, sin restricciones de edad ni de ningún otro tipo. Dado que el encuentro es en el Café Tribunales -ubicado en Plaza Cagancha-, el interesado puede abonar si lo desea solo el costo de un refresco o café, o no consumir nada. El tópico a tratar en esta ocasión será la inteligencia emocional.

Alvez aclara que, aunque ella es psicóloga y se ocupa de moderar la charla, bajo ningún punto de vista se trata de una terapia de grupo, ni tiene ningún sesgo formal. La idea es que, a partir del tema propuesto, surja un debate espontáneo en un clima distendido.

«Es una presentación. Yo llevo materiales para compartir y propongo un tema que actúa como disparador. Luego cada uno tiene su tiempo para hablar, charlar de sus historias personales. Es un momento ameno para compartir entre todos. Si bien hay algo psicológico detrás, porque yo llevo algo armado y tiene que ver con la psicología positiva, en realidad es una presentación científica-teórica -si se quiere- pero en un lenguaje que pueda entender todo el mundo. Es para conocerse, para desarrollarse como persona, pero en un ámbito informal, relajado, para estar cómodo, no va a analizarse a nadie. Y sirve como vínculo social. Es un híbrido entre el conocimiento formal, el informal y la sociabilidad».

Hasta el momento, se ha presentado gente de entre 27 y 60 años, que llega sin mucha idea de «de qué se trata» todo eso, pero que se va muy satisfecha con el resultado, asegura Alvez. Y agrega: «Por un lado es catártico, porque se comparten cosas en un ambiente relajado, donde nadie te va a juzgar. Y por otro aprenden cosas».

PERSPECTIVA. Uno de los objetivos de esta iniciativa es demostrar que el optimismo se puede aprender, pues tiene que ver con un mecanismo del pensamiento. Y además, asegura la psicóloga, no se trata únicamente de aplicar estos principios a cuestiones pequeñas o domésticas, sino incluso a los problemas más graves. «Cualquier situación, por dolorosa que sea, la tenés que ver de otra manera. Con una pérdida, un duelo, una separación, una enfermedad, obviamente vas a sufrir. Pero si además negás la realidad o te colocás en la posición de víctima, de `¿por qué a mí?`, te aislás. Sos sólo la enfermedad, sos solo la muerte o sos solo la pérdida. Si te quedás estancado, aparece la depresión, la angustia, la ansiedad, y no podés salir de eso. Es como si el dolor se esparciera a todo y quedás inmóvil. El dolor existe, claro, es una parte de nuestra vida, pero tiene que tener un propósito. Ya que está, tenemos que sacarle algo, algo que nos impulse a ser más fuertes, a encarar la vida de otra manera. Por ejemplo, una enfermedad puede ser el disparador para ver la vida de otra manera, para poner todo en perspectiva. Hacé tu duelo correspondiente, sí. Tené tu tiempo para patalear, gritar, estar mal. Pero después, tratá de seguir adelante».

Alvez hace continuo énfasis en el poder que tiene la mente en ese sentido y refiere al concepto de la «profecía autocumplida» (ver recuadro arriba), que postula que si una situación es definida como real, pues entonces tendrá efectos reales. El secreto está en aprender a pensar distinto. «Decimos: `Fulano no me llamó; no me llamó porque no le intereso`. ¿Por qué pensar en una sola opción? ¿Cuáles son las otras? No me llamó porque estaba ocupado, porque fue interrumpido, por un montón de otras cosas. Siempre pensamos en lo malo. Tener alternativas de pensamiento -que es de las cosas más sencillas que se pueden hacer- te puede cambiar el día. Si me tropiezo y eso tiene el poder de arruinarme el día, me perdí de disfrutar una cena con amigos o un buen momento con alguien. Si algo te pone mal, lo mejor es decir `ya pasó, qué más hay en el día que sea bueno`. Es una visión de la vida mucho más amplia. Eso te permite ser más exitoso, más saludable, más feliz, tener relaciones significativas con los demás», expone la terapeuta.

El Club ayuda a cuestionarse el modo de ver las cosas, dice Alvez. Y «eso ya está bueno», dado que «tenemos hábitos negativos que ni nos cuestionamos. A veces la gente quiere cambiar y no sabe cómo. Al ver la vida desde otro ángulo, uno empieza a sentirse mejor. Ver cómo transformar el dolor en algo positivo o cómo dejar ir lo que no podemos controlar».

El Club de los Optimistas es una idea que no sólo está prendiendo en Uruguay. La psicóloga ya ha tenido consultas desde Córdoba (Argentina) y Santo Domingo (República Dominicana) para averiguar sobre el método.

El club de los optimistas se reunirá el sábado 18. la participación es gratuita.

Ser positivo es una cualidad a entrenar

Al contrario de la psicología más clásica, que se centra en los conflictos de las personas para, a partir de ahí, resolver los problemas, la corriente positiva pone el foco en el bienestar y la felicidad como fortalezas a trabajar. Mariana Alvez, psicóloga uruguaya exponente de esta rama y coordinadora de El Club de los Optimistas que se reúne mensualmente en bares de Montevideo, explica que la psicología positiva trabaja con el modelo de conducta ABC. En inglés, la sigla refiere a: 1. un Acontecimiento que genera el pensamiento negativo, 2. las Creencias que se tienen sobre ese acontecimiento, y 3. las Consecuencias, es decir, lo que uno siente sobre lo que pasa. La psicóloga ilustra con este ejemplo. Acontecimiento: hoy me peleé con mi jefe. Creencia: soy un mal empleado. Consecuencia: me siento fracasado a nivel profesional. ¿Cómo cambiar esa creencia? Teniendo alternativas de pensamiento: «Mi jefe tuvo un mal día, siempre me halaga y solo fue hoy, sé que suelo hacer las cosas bien». «Al cambiar la creencia, cambiás la consecuencia, el cómo te sentís», alega Alvez. ¿Qué tan fácil es desarrollar esta estructura de pensamiento? «Es muy variable», dice la psicóloga y explica que mientras una patología de fondo (trastorno de personalidad, depresión, etcétera) puede dificultar el proceso, en el promedio no debería costar tanto. Es cuestión de voluntad y constancia para aplicarlo. Las personas optimistas suelen tener este mecanismo más aceitado, a veces de forma innata pero otras veces luego de haberlo trabajado durante un tiempo. Según la terapeuta, se trata de «entrenar» la cabeza. «Así tenemos más dominio sobre eso, podemos pensar diferente y sentir diferente», concluye.

Fuente: http://www.elpais.com.uy/suplemento/ds/un-cafe-de-optimismo/sds_623863_120212.html

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Esa interesante variedad de metas

Esa interesante variedad de metasEn el maravilloso mundo de nuestras metas, nos encontramos con tipos diferentes de ellas. Por un lado contamos con las metas por acercamiento, esas cuyos resultados son positivos para nosotros y activamente nos acercamos a ellas. Ejemplos de metas como éstas serían el ser más eficiente, más sociable, ampliar la capacidad de liderazgo. Estas son beneficiosas para nuestro bienestar.

Las metas por evitación son aquellas con resultados negativos que intentamos evitar, por ejemplo, cuando nos decimos que ya no vamos a postergar más las cosas, que no vamos a ser tímidos, que no vamos a pasar desapercibidos en nuestro empleo. Estas metas terminan siendo perjudiciales para nuestro bienestar. Las razones para esto es que al estar constantemente alertas y en búsqueda de posibilidades negativas, nuestra energía psíquica se desgasta. Quienes son más propensos a escoger este tipo de metas son aquellos cuyo temor al fracaso es muy grande. En terapia se intenta pensar por qué se han escogido este tipo de metas y esa información es útil luego para decidir qué camino tomar en el trabajo terapéutico. Cuando queremos evitar algo o terminamos haciendo algo nocivo para nosotros, es porque inconcientemente nuestra mente quiere protegernos.

Las metas también pueden ser dividas en intrínsecas e extrínsecas. Dentro de las intrínsecas encontramos el desarrollo personal, el altruismo, el buen estado físico, son las que contribuyen a nuestro bienestar. Las metas extrínsecas como obtener fama, mucho dinero, status, ser atractivos para los demás, a la larga no terminan siendo tan satisfactorias a nivel personal.

Y si hablamos de objetivos que alcanzar, no podemos olvidarnos del importantísimo rol de la motivación. Hay que distinguir si lo que queremos alcanzar está siendo manipulado por motivaciones intrínsecas o extrínsecas, lo que quieres lograr, ¿es realmente lo que quieres o lo que sientes que tienes que hacer?

Cuando estamos motivados por algo más interno, cuando hacemos algo que realmente deseamos nosotros, obviamente tendrá un mejor efecto en tu vida en general, tendrás un compromiso más intenso con la actividad que estás realizando e indudablemente tendrás más chances de ser exitoso en alcanzar lo que quieres. Para aumentar esta sensación intrínseca debes perseguir autonomía (esa sensación de estar en control), el sentirte conectado con otros y debes sentirte competente.

También podemos estar intrínsecamente motivados para llevar a cabo nuestras metas con un corte más extrínseco. Lo cual quiere decir, que por más que poseas ambiciones más terrenales no necesariamente afectarán tu bienestar si las conectas con tu lado más espiritual o emocional.

Aquellas metas que nos inspiran más y nos acercan a la concreción de las mismas tienden a ser más cercanas en el tiempo (por eso es interesante que algo a muy largo plazo lo vayamos cortando en pequeñas mini metas para ir viendo y el progreso y evitar aburrirnos en el proceso). Son las que nos enfocan en aprender y obtener habilidades, las que nos permiten crear o cambiar algo en vez de prevenir (meta por evitación).

Para mejorar tu compromiso con tus objetivos puedes embarcarte en dos puntos de vista diferentes, uno es concentrándote en todo lo que ya has logrado y otro es ver lo que te falta y cómo alcanzarlo. No interesa cuál sea tu favorito, pero debes mantener ese compromiso vivo para que realmente puedas lograr lo que deseas.

El auto control es importante también para lograr lo que queremos, una habilidad que parece ir creciendo con el paso del tiempo, es como si fuera un músculo que con paciencia debemos entrenar todos los días. Si eres disciplinado para un área de tu vida, puedes intentar “contagiar” positivamente en resto de las áreas.

Así que manos a la obra, acércate a lo que quieres, escoge cuidadosamente tu enfoque y abraza el éxito que has estado esperando.

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Adictos a las emociones negativas

¿Será posible que nos volvamos adictos a las emociones negativas? El doctor Ali Binazir en un reciente artículo compartía que el dolor Adictos a las emociones negativasy las emociones negativas activan los centros de recompensa del cerebro, causando de esta manera una especie de adicción inconciente a las emociones negativas.

La adicción en algún punto intenta hacernos sentir mejor, cuando recurrimos a ciertos elementos, comida, drogas, alcohol, buscamos evadirnos del dolor, intentamos desesperadamente encontrar ese bienestar pasajero que nos brinde paz al menos por unos efímeros momentos. Quizás en algunas ocasiones, las emociones negativas también puedan servirnos para evadirnos, para escapar de ciertas cosas que no queremos o no nos sentimos preparados a enfrentar, para no tener que manejar las verdaderas cosas que nos molestan.

Si comenzamos a ser concientes de que a veces utilizamos las emociones negativas porque nos hacen sentir más seguros, porque en algún punto nos pueden alejar de esa cosa extraña y fugaz llamada felicidad a la cual podemos temer, porque de repente el mal humor y la irritabilidad ante hechos triviales nos aleja de ocuparnos de lo que realmente nos importa, es hora de que comencemos a escoger otro camino, con amor y paciencia, simplemente mostremos receptivos a comenzar a vivir de otra manera. No estás sólo en esta pelea.

Podemos elegir tomar acción e intentar eliminar la preocupación, el intentar no dejarnos sobrepasar por la cotidianeidad, podemos escoger meditar para aprender a controlar nuestra mente, podemos escoger otro tipo de pensamientos.

Intenta alejarte de esos comentarios derrotistas que te haces, de la manera cruda con la cual te juzgas, acércate a ti mismo desde el perdón y la comprensión, desde el cuidado y el cariño. Al hacer esto con constancia, con el tiempo comienzas a darte cuenta de que ciertas cosas ya no te molestan, que hasta son neutrales para ti. Podrás experimentar más felicidad, un sentimiento de completud, y estarás más motivado y en calma.

Recuerda ser feliz ahora, con todo lo que tienes, con todo lo que has logrado, por más que no existan demasiadas razones para ser feliz, intenta ser feliz con esto, aquí y ahora, y más razones para estar contento aparecerán. A veces todo depende del lado que decidimos escoger, todo puede ser un desastre, una pérdida, o puede ser una oportunidad de crecimiento y expectativa por todo lo  bueno que puede comenzar a sucederte, experimenta el estado mental correcto para permitir que esto pase. Todos podemos cambiar eso que nos estorba y el momento puede ser ahora. 

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

La paranoia

La paranoia

El término paranoia se utiliza en psiquiatría para describir a los individuos que vivencian delirios referidos a su persona, donde ellos son el centro de sus historias. Entre los delirios más frecuentes encontramos aquellos donde la persona se siente perseguida (pueden estar tramando algo en contra de su persona), a veces se sienten elegidos para una misión importante en la tierra, hay delirios de reinvindicación (querellantes, idealistas, inventores), delirios pasionales (celotípicos, erotomaníacos), temen ser usados.

Los delirios del paranoico tienen coherencia interna (por más que a veces no sean coherentes en la realidad, están muy bien armados), algunos delirios están tan bien delineados que hasta pueden convencer a otra persona de la certeza del mismo. Se basan mucho en el mecanismo interpretativo, están atentos a la señales y datos que pueden provenir del exterior.  El individuo se siente mirado, cuestionado por todos.

Estos delirios son infundados, creen en ellos firmemente y es difícil convencerlos de la falsedad de su creencia, son  preocupantes, persistentes en el tiempo, además de interferir en el relacionamiento social.

Quienes padecen de estos delirios suelen ser personas con características de personalidad soberbia, hostil, narcisista, son rígidos, autoritarios, intolerantes, fríos,  son altamente desconfiados y con baja autoestima.  En sus delirios podemos encontrar aspectos de su personalidad que les desagradan y no quieren aceptar, como ciertos impulsos, fantasías, temores, frustraciones, que terminan proyectando hacia el entorno.

El tratamiento es más bien psiquiátrico, ya que su gran desconfianza en los demás hace difícil poder generar empatía con el psicólogo y por lo tanto permitirse ser ayudado.

Así que si conoces a alguien a quien puedas ayudar, o tú te sientes atacado, no dudes en consultar con un profesional para poder salir adelante.

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Una perspectiva positiva del stress postraumático

Una perspectiva positiva del stress postraumáticoEl trastorno por stress postraumático pertenece a los trastornos de ansiedad y se desencadena debido a la experimentación u observación de un hecho traumático, el cual implica una amenaza de muerte, una situación de peligro. Puede presentarse a cualquier edad ante eventos como robos, violencia, abuso sexual, encarcelamiento, guerra, cualquier situación donde estemos expuestos a eventos desagradables y que tenga el potencial de atentar contra nuestra vida.

Las causas de este trastorno no se conocen por completo, sin embargo están presentes diversos factores psicológicos, genéticos, físicos, sociales. Usualmente se presenta en personas con tendencia a catastrofizar las circunstancias, quienes tienen tendencia a ver la vida desde el polo pesimista. 

Los síntomas del trastorno pueden ser clasificados en tres categorías:

Recuerdos repetitivos del hecho. Reviviscencia de recuerdos donde el incidente sucede una y otra vez en nuestra cabeza, recuerdos angustiantes y reiterativos, pesadillas, reacciones físicas muy fuertes ante situaciones que oficien como recuerdo disparador del hecho en sí.

Evasión. Puede experimentarse una insensibilidad ante todo, como si nada le importara a la persona. Pueden demostrar menos expresividad de sus estados de ánimo, evitan personas o lugares, sensación de falta de control en su futuro, falta de interés por actividades que antes le importaban.

Excitación. Esta puede manifestarse mediante la dificultad para concentrarse, sobresaltos, respuestas desmedidas, sentirse exageradamente alerta, irritabilidad o ataques de ira, irregularidades en el sueño.

Usualmente los sentimientos de culpa están asociados si hemos sobrevivido a un accidente o un ataque y otra persona no. Además de los síntomas previamente explicitados, podemos sentir también agitación, mareos, taquicardia, dolores de cabeza.

Las situaciones traumáticas de todas maneras, pueden convertirse en portales hacia otras perspectivas, pueden convertirse en crecimiento, en fortaleza. Martin Seligman y sus colaboradores, descubrieron en su web que muchas personas quienes habían sufrido un evento traumático (pérdida de un hijo, terrorismo, abuso sexual) no necesariamente tenían un puntaje bajo en el test que evalúa el nivel de satisfacción con la vida, e incluso mostraban fortaleza, apreciación por la vida y un cambio de prioridades.

La transformación personal tiene mucho que ver con una renovada apreciación por el hecho de estar vivos, una mejora en la fortaleza personal, decidir comenzar a vivir y estar abierto a nuevas oportunidades, una mejora en las relaciones y decidir profundizar la espiritualidad. Muchas veces esa situación traumática oficia de generador de crecimiento post-traumático.

Entre los elementos que contribuyen al crecimiento post-traumático se encuentran el comprender las respuestas normales ante el trauma (creencias destrozadas sobre los demás, ellos mismos y el futuro). También es importante aplicar técnicas para reducir el nivel de ansiedad, que están relacionadas con el control de imágenes y pensamientos intrusivos. El ser honestos y compartir la historia traumática es de vital importancia. Se puede escribir una narración sobre lo sucedido, intentar considerar al trauma como un obstáculo en el camino que de todas maneras nos hace apreciar el recorrido, cómo esta situación traumática tiene la potencialidad de mejorar la apreciación por la vida. Se puede apuntar a experimentar nuevas formas de ser altruista, aceptar el crecimiento alejándose de la culpa del sobreviviente, crear una nueva identidad como sobreviviente, se puede intentar ser una persona más comprensiva y compasiva.

Cualquier situación devastadora tiene el potencial de convertirnos en mejores personas, en aquellos seres que aprenden a apreciar todas las bendiciones que disfrutamos,nos puede ayudar a poner las cosas en su sitio, a intentar no ahogarnos en un vaso de agua. Si has pasado por una situación dolorosa piensa cómo puedes crecer gracias a esto, no te quedes atrapado en la mentalidad de víctima o enredado en los juegos de la culpa, tú tienes el poder de convertir el desastre en una oportunidad para realmente vivir y ser mejor ser humano.

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com