El conocido TOC (trastorno obsesivo compulsivo) es una patología bastante común, la cual forma parte de los trastornos de ansiedad. Se caracteriza por las obsesiones y las compulsiones. Las obsesiones toman la forma de pensamientos, imágenes o impulsos que se sienten ajenos a la persona, que inundan la mente y son experimentados como desagradables e incoherentes. Las compulsiones, por su parte, se tratan de conductas repetitivas, estereotipadas. La persona siente que tiene llevar a cabo esa compulsión, a veces intenta resistirse a ella, muchas veces simplemente las lleva a cabo.
Dentro de las obsesiones más usuales que encontramos en las personas con TOC vemos el temor a contaminarse, miedo a dañar a otros, ideas cargadas de agresividad y sexualidad, religiosidad exagerada, miedo a que algo malo ocurra en su familia.
Entre las compulsiones encontramos lavarse las manos repetidas veces, hacer una acción una y otra vez hasta que se pueda realizar de la manera correcta (de acuerdo a sus parámetros), asegurarse de que la puerta esté bien cerrada, tocar cosas, ordenar, acumular objetos, rezar intensamente.
Dentro del TOC podemos diferenciar distintas manifestaciones.
1) Verificadores: inspeccionan de manera exagerada intentando evitar catástrofes.
2) Sexuales: tienen pensamientos sexuales recurrentes, que incluyen mayoritariamente un temor abrumador a ser homosexual.
3) Lavadores y limpiadores: obsesionados con la contaminación y las maneras de evitarla.
4) Repetidores: ejecutan acciones repetitivas.
5) Acumuladores: coleccionan todo tipo de objetos y no pueden desprenderse de ellos.
6) Obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos de forma reiterada, éstos resultan incontrolables y bastante perturbadores.
7) Ritualizadores mentales: apelan a pensamientos o imágenes repetitivas con el objeto de contrarrestar la ansiedad generada por ideas o imágenes que conforman las obsesiones.
8) Ordenadores: las cosas tienen que estar ordenadas de una manera particular y de acuerdo a determinadas reglas rígidas.
El TOC puede comenzar en la infancia, de los siete a diez años de edad aproximadamente. El niño se avergüenza de sus compulsiones al percatarse de que carecen de lógica, pero no las puede evitar ya que considera que si no las lleva a cabo algo terrible sucederá.
Por su parte, el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad (TOCP) es también frecuente, sobre todo en hombres. Sus aptitudes emocionales e interpersonales son pobres, evitan la intimidad por miedo a que los conozcan en realidad.
En algunos casos se comprobó que quienes padecen este trastorno vivieron con padres controladores, muy exigentes, sin demasiada empatía ni afecto, donde existían señales contradictorias de amor (“te golpeo, pero me duele más a mi que a ti”)
Son personas que casi continuamente están atentos y concentrados. Su autocontrol es distorsionado, ya que quieren controlar absolutamente todo, desde sus emociones y actitudes hasta las emociones de los demás. Se rigen por una estricta moral y lógica, reglas firmes que los hace ser inflexibles.
Amantes del perfeccionismo, necesitan tener una absoluta certeza en cada paso que dan y consideran que siempre hay una respuesta correcta para todo. Este tipo de creencias conlleva a que sean muy dubitativos, en busca de esa perfección inalcanzable muchas veces se ven estancados y no pueden hacer nada por temor a equivocarse. La perspectiva de llegar a ser imperfectos en el futuro genera ansiedad y angustia. Ya que el fracaso es considerado como el peor de los castigos, muchas situaciones vitales comunes serán vistas como verdaderas catástrofes.
Son excesivamente autocríticos, creen que si se censuran lo suficiente, si se sienten exageradamente culpables, lograran acercarse más a su ideal de perfección. Si son más indulgentes con ellos mismos, seguramente se están dando permiso para equivocarse y eso es imperdonable.
Tienen un pensamiento dicotómico, la tendencia a ver las cosas en términos de “todo o nada”/ “blanco o negro”.
Se preocupan desmedidamente por los detalles, las normas, la organización. El trabajo los absorbe desmedidamente, consideran que solamente valen la pena las experiencias productivas y no el ocio ni pasar tiempo con amigos, sino hay producción es tiempo perdido.
En algunas ocasiones les cuesta desprenderse de objetos inútiles, pueden llegar a ser acumuladores. Se niegan a delegar tareas, a menos que alguien siga al pie de la letra los procedimientos que ellos prolijamente ejecutan.
En cuanto al dinero son excesivamente cuidadosos, consideran que siempre tienen que tener ahorros ya que no saben qué puede suceder en un futuro y deben estar preparados.
Si biel el TOC y el TOCP tienen elementos en común, lo más relevante a la hora de diagnosticarlos diferencialmente es que en el TOCP hay ausencia de obsesiones y compulsiones, aunque ambos trastornos pueden existir en una persona al mismo tiempo.
El tratamiento recomendando para ambos casos es la terapia cognitivo conductual y en ciertas situaciones la medicación psiquiátrica.
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