Psicología Positiva: Creatividad

La creatividad es una de las fortalezas más bonitas y útiles, ya que nos permite ver las cosas desde una perspectiva original, pudiendo resolver conflictos laborales o emocionales de una mejor manera. La persona creativa también es enérgica e imprime su modo particular de ver las cosas en todo lo que hace. Así como la curiosidad, la creatividad también es útil para descubrir oportunidades escondidas cuando los otros las dejan pasar. Contribuye a mejorar la inteligencia personal y puede considerarse también como  una de las estrategias de la evolución natural. Es un proceso caracterizado por la originalidad, por la adaptabilidad, además de permitir luego realizar acciones prácticas a partir de las ideas.

La persona creativa es alguien que tiene ideas que son tanto originales como útiles y utiliza este poder ya sea explotando su potencial artístico o en la vida cotidiana. La  creatividad requiere constancia, trabajo y práctica, en especial cuando la volcamos a una actividad artística. Cuando se encuentran en ambientes donde se busca y promociona la creatividad es cuando ellos se sienten más cómodos, por el contrario, si se encuentran en lugares donde hay demasiada presión,  fechas límites, o si su producción será juzgada por otros, la creatividad disminuira dramáticamente.

Como toda fortaleza puede ser desarollada en busca de su perfeccionamiento y para lograr esto existen varias técnicas que apuntan a generar ideas, evaluarlas, técnicas que nos permiten experimentar con nuestro potencial. En http://www.neuronilla.com/ se pueden encontrar muchas de ellas. El brainwriting por ejemplo, que consiste en hacer una lluvia de ideas por escrito. Cuando ya tenemos decidido con lo que trabajaremos se comienzan a pensar ideas asociadas a eso. Se utiliza a nivel grupal, van pasando un papel y cada uno apunta su idea, ese papel circulara nuevamente y luego de unas cuantas rondas se comparte en voz alta lo que el grupo ha ido escribiendo.

Otra buena técnica es cuando buscamos nuestra fuente de inspiración en los sueños. Durante el sueño nuestras defensas bajan un poco la guardia y el inconciente puede manifestarse más libremente, lo que puede resultar en ideas muy originales.

Así que ahora manos a la obra y dejen fluir esa creatividad que poseen, nunca saben cuando esta fortaleza pueda darles una mano.

Hiperactividad infantil: tiene solución

Cuando se escuchan las palabras niño hiperactivo, es usual que se piense en un pequeño movedizo, que hace difícil la vida de sus padres por ser incapaz de quedarse un segundo quieto. ¿De qué hablamos cuando hablamos de hiperactividad infantil? La definición misma del término es bastante controvertida, debido a las diferencias en conceptos y enfoques del tema por parte de especialistas. Los neurólogos por su parte, suelen centrarse en posibles deficiencias cerebrales. Desde la psiquiatría, se considera que se trata de un trastorno caracterizado por una actividad motriz excesiva, impulsividad e inatención. Mientras que desde una perspectiva pedagógica, la hiperactividad en el niño está relacionada con dificultades de aprendizaje y deficiencias perceptivas. Actualmente, muchos expertos están de acuerdo en que se trata de un síndrome con una probable causa biológica relacionada con alteraciones en el cerebro, ligadas a factores hereditarios o a una lesión.

El déficit de atención con hiperactividad no se diagnostica previamente a los seis o siete años, cuando el niño ya ha comenzado el período escolar, donde puede observarse que su conducta es notoriamente distinta a la de sus compañeros, con los que suele pelearse siéndole difícil hacerse de amigos. Le resulta dificultoso también, escribir, leer, hacer cuentas, así como memorizar y aplicar lo aprendido. En el horario de clase le es literalmente imposible, permanecer durante mucho tiempo sentado, constantemente tiene que estar haciendo por lo menos algún movimiento, intenta interactuar con los demás cuando todos debieran estar trabajando, no termina sus tareas ni se concentra, viéndose la maestra en la obligación de prestarle gran atención. Todo ello aún teniendo una inteligencia normal, normal – alta o incluso alta.

La tolerancia de estos niños a la frustración es muy baja, por lo que es usual verlos de mal humor o irritables, pudiendo de igual forma cambiar rápidamente su estado de ánimo. Suelen tener gran dificultad en obedecer y tampoco es extraño que culpen a otros de sus errores. Estos aspectos, no sólo tienen sus repercusiones a nivel familiar, social y académico, sino también a nivel de las emociones y la autoestima del niño, ya que un infante que muestra un comportamiento tan poco adaptado suele ser rezongado por sus padres, otros familiares, educadores y compañeros.

¿Cómo se trata la hiperactividad infantil?

Considerando que las intervenciones terapéuticas en la infancia, tienen el común denominador de apuntar a favorecer el desarrollo de los niños, en el caso específico de la hiperactividad el tratamiento se basa en el empleo de fármacos acompañados de terapia cognitivo – conductual. Dicha combinación, tiene como efecto mejorar sustancialmente y de forma sostenida, el comportamiento en distintas áreas.

El tratamiento medicamentoso consiste básicamente en estimulantes, los cuales suelen a corto plazo, mejorar la atención y el rendimiento en tareas escolares. En cada caso, un médico evaluará cuál es el fármaco y la dosis adecuada a causa de diferencias en la absorción entre un niño y otro o en el mismo niño en distintos días. Usualmente las dosis suelen ser pequeñas e irse aumentando progresivamente. Los resultados del tratamiento medicamentoso son evaluados teniendo en cuenta, información sobre el comportamiento del niño proporcionada por sus padres y maestros, así como la observación de su desempeño en tareas que implican resolver problemas. Uno de los primeros aspectos observables en todas las áreas, es la reducción de los movimientos. Igualmente, se percibe una notoria disminución del nerviosismo cuando se le proponen actividades. Dependiendo del carácter de cada niño, también se reduce en gran medida la agresividad tanto en la casa como en la escuela. Todo lo cual, redunda en una mejor adaptación y convivencia con los demás.

Por su parte, en la terapia cognitivo – conductual los métodos mayormente empleados consisten en técnicas operantes y cognitivas. Las primeras, apuntan a un control de las conductas alteradas, pensadas éstas como efectos cuyo origen se remonta a estímulos percibidos en el ambiente, siendo por éstos que esas conductas se mantienen. En el empleo de técnicas operantes, se hace un especial énfasis en las consecuencias que causa un determinado comportamiento. Por ejemplo, si a un comportamiento desagradable del niño como una rabieta con gritos, le siguen consecuencias negativas como ser la retirada de ciertas recompensas (como salir a jugar u otras), la probabilidad de que el niño vuelva a poner en práctica ese comportamiento va siendo cada vez menor, tendiendo a desaparecer. Nótese que ello no implica rezongos ni mucho menos castigos físicos para el niño, sino una actitud segura y firme por parte de padres e incluso de educadores.

El empleo en la práctica, de conceptos relacionados con el reforzamiento, la extinción y el castigo de las conductas alteradas, lleva a la adopción de conductas más adaptadas. De esta forma, el tratamiento conductual de la hiperactividad se basa en la adquisición de modos de manejar las consecuencias ambientales. Para un mejor desempeño académico, no es el objetivo final que el niño permanezca más tiempo quieto, aunque ello sí suceda, ya que podría por ejemplo, estar quieto y no prestar atención, sino el propiciar el mantenimiento de conductas que hagan posible el llevar a cabo tareas escolares siendo una de ellas la atención, además de hábitos de trabajo y estudio. Y es en gran parte a raíz de reforzar estas conductas, que la actividad motriz excesiva va disminuyendo. Por tanto, primero se tiende al aprendizaje de comportamientos adaptados, para luego modificar aquellas conductas alteradas.

Por su parte, entre las técnicas cognitivas se destaca el Entrenamiento en Autoinstrucciones. Este método propuesto por Goodman y Meichembaun, consiste en enseñar a los niños hiperactivos, estrategias que les permitan llevar en práctica exitosamente todas las actividades que les implique controlar su comportamiento, incluyendo por supuesto, a las tareas escolares. Según los mencionados autores, en estos niños las habilidades cognitivas necesarias para realizar las tareas escolares son deficitarias, lo que a su vez tiene como consecuencia, la aparición de esos comportamientos que se perciben alterados. El entrenamiento en autoinstrucciones se focaliza, en cambiar aquellas cosas que el niño se dice a sí mismo cuando realiza una actividad, se trata en definitiva de un cambio de instrucciones. Más allá de que en un principio dichas consignas se concentren en el ámbito escolar, luego que el niño ya las ha internalizado, se hacen extensivas a otras situaciones de su vida cotidiana. Pudiendo de esta forma, controlar su conducta en diferentes contextos. La meta no es enseñarle al niño lo que tiene que pensar, sino la forma en que tiene que hacerlo.

En este entrenamiento pueden diferenciarse cinco momentos; en el primero, un adulto que se ofrece como modelo a imitar pudiendo ser de acuerdo a la situación el terapeuta, los padres o la maestra, lleva a cabo la tarea mientras se habla a sí mismo en voz alta. En el segundo momento, el niño realiza la actividad con las instrucciones de ese adulto. En la tercera instancia, el niño pasa a realizar esa misma tarea diciéndose a sí mismo las instrucciones en voz alta. En la cuarta, al hacer la tarea se susurra a sí mismo lo que debe hacer. Y en la quinta etapa, el niño ya hace la tarea indicándose las instrucciones internamente.

Dentro de las técnicas cognitivas, otros método para resolver problemas usualmente empleado son la Técnica de la tortuga, y el Entrenamiento en la solución de problemas interpersonales. Con la Técnica de la tortuga se enseña a los niños formas de controlar sus conductas hiperactivas e impulsivas. Además de un aprendizaje en cuanto a métodos de relajación, esta técnica abarca cuatro fases. En la primera, el terapeuta le transmite al niño la estrategia que tiene que aprender mediante un cuento en el que una experta tortuga, le aconseja a otra lo que debe hacer ante una situación que a la segunda le resulta difícil. Esta etapa inicial se focaliza en evitar actuar por impulso, enseñando al niño a esperar, relajarse, pensar en distintas posibilidades y después llevar a cabo la que resulte más conveniente. El personaje de la tortuga ayuda a visualizar el esperar antes de actuar, como meterse adentro de un caparazón, respirar profundamente, calmarse, pensar y finalmente escoger una opción. La segunda etapa se centra en entrenar la relajación, empleando ejercicios donde se aplica la tensión y distensión. La tercera fase pone énfasis en definir y delimitar un problema, pensar en posibles alternativas para solucionarlo, elegir una teniendo en cuenta sus consecuencias y por último luego de llevar a la práctica la solución elegida, se verifican los resultados que se habían supuesto observando las mejoras o los cambios que se alcanzan. En la cuarta y última etapa de la Técnica de la tortuga, la meta es que el niño adopte de forma general y permanente la estrategia que aprendió, en este punto es importante el papel reforzador que pueden tener los padres, otros familiares y educadores al felicitar al infante cuando adopta este comportamiento más reflexivo.

El Entrenamiento en la solución de problemas interpersonales, al ser aplicado con niños impulsivos, implica también el aprendizaje de estrategias cognitivas en las que se analizan los problemas y se opta dentro de las posibles soluciones por la que resulte más efectiva, sólo que en este caso en particular se apunta a reducir las dificultades específicamente en la adaptación social.

En la hiperactividad infantil, es necesario que los padres comprendan que el comportamiento incontrolable de su hijo no se debe a mala voluntad por parte de éste, sino a que tiene un problema que debe atenderse cuanto antes. Asimismo, resulta de gran utilidad que se contacten con otros padres que hayan pasado o estén pasando por la misma situación, ya que pueden ayudarles desde un lugar distinto al del terapeuta, a manejar mejor sus propias dificultades y ansiedades.

Amor y soledad


Al involucrarnos en una relación amorosa nos llenamos de fantasías, sentimos que nuestro mundo es el mejor y estamos llenos de ilusiones. Con el correr del tiempo, sin embargo, la pasión que nos enloquecía y aquellas cosas que amábamos, pueden terminar convirtiéndose en las cosas que más nos molestan ahora. Con el tiempo y la rutina el amor comienza a desgastarse y podemos sentirnos solos incluso estando acompañados.

Uno de los sentimientos más molestos es estar inmersos en la soledad cuando la persona que amamos está justo a nuestro lado. La falta de comunicación en las parejas abre un abismo insondable entre dos almas que comienzan a perder todo lo que una vez tuvieron en común. A veces, la conversación entre los dos se limita a discusiones y cada comentario puede culminar en una guerra sin misericordia.

¿Por qué se desgasta el amor?

Su explicación la encontramos en diversas fuentes, una de las más conocidas es la rutina. ¿Qué queremos decir cuando hablamos de rutina? Va más allá de siempre hacer lo mismo, de siempre estar juntos, de hablar sobre los mismos temas, de salir con las mismas personas. El problema radica también en que las personas se confían en lo que tienen y lo dan por sentado. Una vez que la relación va sobre ruedas ya no se esfuerzan más por la pareja, porque saben que se ha ganado el amor del otro y no le encuentran sentido a ese continuar conquistando a alguien que ya poseen. Lo que la gente no comprende, es que el amor es algo que siempre debe atenderse, un fuego muy intenso pero muy frágil, el cual puede apagarse fácilmente ante el primer descuido. Es una de las quejas más frecuentes de las mujeres, y de algunos hombres también, que el otro ya no hace cosas por conquistarlos, ya no escribe cartas ni envía flores, no recuerda aniversarios o no se esfuerza ni por una minina sorpresa. A veces con los detalles más simples podemos mantener la ilusión de nuestra pareja y demostrarle que realmente nos importa.

Otra de las razones es que las situaciones de la vida van cambiando a la vez que nos van cambiando a nosotros. Las cosas que nos motivaban a los 20 años seguramente no son las mismas a nuestros 30 y así como nuestros intereses se van transformado en nuevos, nuestros rasgos de personalidad pueden cambiar. Uno debe estar dispuesto a adaptarse al nuevo sujeto que se presenta ante nosotros, debe importarnos saber lo que piensa, lo que siente, y no asumir que esa persona que conocemos hace años es la misma. Gracias a la conversación y a la curiosidad hacia el otro, podemos sorprendernos y hallar cualidades que no creíamos que estaban ahí.

Cuando las discusiones comienzan a formar parte de la vida diaria es cuando debemos abrir nuestros ojos. Si hay algo que está inquietando a nuestra pareja lo demostrara con cambios de ánimo que probablemente no comprendamos del todo. Si vemos a alguien irritado por tonterías, seguramente hay una razón de fondo mucho más profunda que tenemos que intentar descifrar, pero no adivinemos, hablemos y preocupémonos por lo que esa otra persona está atravesando. Muchas veces la situación laboral o familiar puede causar estragos en nuestro humor y tendemos a desquitarnos con quien tenemos más cerca. El resentimiento o dolor sentido lo podemos estar proyectando hacia nuestra pareja cuando en realidad ella no es la causante de nada,  por eso debemos ser responsables con lo que sentimos y cómo lo demostramos. Ciertas personas, en especial los hombres en su mayoría, encuentran difícil hablar de sus sentimientos y prefieren aislarse o exteriorizar lo que les sucede mediante el mal humor. Esto no es recomendable ya que solamente acarreara más incomodidad y más sentimiento de soledad. Y si eres tu quien debe enfrentarse a alguien que no quiere compartir lo que siente, pues acércate a esta persona desde otro lugar, con caricias, abrazos, pequeños obsequios o detalles, hazle saber que estás ahí para él o ella.

El sexo es otro de los indicadores de que algo no está bien. Al sentir nuestra libido disminuida nosotros nos sentimos mal por no sentir el deseo y hacemos sentir mal al otro haciéndole creer que ya no hay amor. Cuando experimentemos este adormecer sexual es conveniente consultar a un especialista o al menos tomarnos el tiempo de saber qué es lo que nos está sucediendo. A veces la libido disminuye porque estamos enojados con nuestra pareja y nos negamos a entregarnos al otro; otras porque hay demasiadas preocupaciones en nuestra cabeza o simplemente estamos extenuados por encargarnos de demasiadas responsabilidades, ya sean laborales o familiares. Lo importante es que no dejemos decaer este vital aspecto de nuestra relación, ya que si descuidamos el deseo sexual, estamos invitando más problemas a nuestro hogar, incluso hasta las infidelidad.

Al enfrentarnos a algunas de las distintas complicaciones que pueden ir surgiendo en una relación amorosa, lo fundamental es que estemos abiertos al dialogo con el otro, a la paciencia, al cariño, que realmente le demos a nuestra pareja el lugar de importancia en nuestras vidas que merece. Y si nos sentimos solos debemos evaluar todas las posibilidades para solucionarlo, aunque a veces, todos estos signos pueden también simbolizar que ya no estamos tan enamorados como antes. La pregunta que debemos hacernos es: ¿vale la pena luchar por mi pareja? Este es el principio de todo y dependiendo de esta respuesta podremos evaluar qué camino elegir, si intentamos salvar nuestra relación o si ya es momento de olvidarla y seguir adelante. Todos merecemos ser felices, debemos respetar a los demás, pero no podemos olvidarnos de respetarnos a nosotros mismos. Tener en claro cuál es nuestro verdadero deseo, qué es lo que sentimos, será lo que nos de la fortaleza para actuar de la manera adecuada. No permitas encerrarte en la soledad del amor, porque esta es mucho más triste que la simple soledad, la otra soledad que podemos experimentar, la cual a veces se convierte en necesaria.

Manipulación: cortando sus hilos

Manipular, ese interés por convencer al otro de que haga lo que se quiere. En mayor o menor medida, todos en algún momento en nuestra interacción con los demás sentimos que es imperioso que nos ayuden en algo o que acepten hacer lo que queremos. Otras veces, nos encontramos del otro lado, sabemos que nos resulta muy inconveniente o ilógico ceder ante esas peticiones y nos hallamos inmersos en una situación muy incómoda que nos hace sentir muy mal, ya que nuestro interlocutor parece necesitar mucho de nosotros pero no alcanza a entender nuestras razones por más que nos esforcemos en explicárselas y en no entrar en una discusión.

Existe una amplia gama de motivos que hacen posible que las personas quieran manipular, la cual va desde razones sencillas hasta otras complejas pudiendo algunas de ellas relacionarse con una patología. Dentro de los motivos más frecuentes podemos encontrar, baja autoestima (creyendo que no son lo suficientemente importantes y capaces como para conseguir lo que quieren o la ayuda de los demás, por lo que sienten que deben convencerlos a como dé lugar), desconocimiento de cómo lograr lo que desean (prefiriendo que los otros se esfuercen en lugar de ellos), un sentimiento de poder cuando logran manipular (lo cual se relacionaría también con baja autoestima), entre otros.

No obstante, en algunos casos la manipulación se convierte en algo rígido, una característica que sobresale y siempre está presente en esa persona con la que inevitablemente tenemos que relacionarnos. En dichas ocasiones, según el tipo de vínculo que tengamos con este sujeto y el tiempo que debamos compartir con él, puede que necesitemos la ayuda de un profesional. Si sientes que estás atravesando por una circunstancia de este tipo, puedes contar con los espacios de consejo y terapia que la Lic. Mariana Alvez pone a tu disposición.

A continuación encontrarás algunos puntos sobre los que es oportuno reflexionar, a fin de percatarnos y actuar de la manera más conveniente cuando intenten manipularnos, así como de modificar nuestra interacción con los demás cuando notemos que somos nosotros quienes intentamos jugar el rol de manipulador.

* Cuando haya algo que no te guste, exprésalo. Si bien puede que desees criticar a quien intenta manipularte, obtendrás mejores resultados si haces referencia específicamente a su comportamiento, ya que éste es plausible de ser modificado. Mientras que si te refieres negativamente al individuo en sí, seguramente caerán en una discusión que implique un gasto de energía significativo y que es probable, no arribe a ningún resultado útil. Esto se debe a que sencillamente, cuando las personas creen percibir un ataque hacia sí mismas lo que aflora en ellas no es una actitud de apertura al diálogo, sino defensa. Como una suerte de fortaleza que cierra sus puertas para protegerse del ataque enemigo, más allá de que luego quieras presentar argumentos que puedan ser muy lógicos. Por tanto, no olvides que tu objetivo es modificar la situación, y para ello es esencial enviar un mensaje no sólo claramente comprensible, sino que también pueda llegar y ser asimilado con las menores resistencias posibles por la otra parte.

* No temas referirte a cómo te sientes. Es una actitud prudente, no ir por la vida dejando que todos conozcan al 100% cómo nos sentimos, lo que pensamos, lo que nos gusta y lo que no, en fin, nuestra personalidad completa. Es un indicativo de salud reservar ciertas cosas para nosotros y nuestros seres queridos más próximos e incluso ciertas otras, para un ámbito exclusivamente personal. No obstante, podrás también conseguir resultados muy positivos, si en cierta medida que dependerá de la persona y las circunstancias específicas, te atreves a referirte a tus sentimientos y a las cosas que quieres logar. Ello usualmente tiene como consecuencia, que nos hagamos de más amigos, de una pareja o que tengamos mejores relaciones laborales. Si por el contrario, nuestro interlocutor nos hace saber que no comparte nuestros sentimientos y metas o que no desea emprender alguna actividad con nosotros, más allá de que esa situación pueda causar en un primer momento malestar, hay que tener en mente que en realidad hay una ganancia para ambas partes aquí, ya que conociendo el estado real de las cosas, sin más demora ambos pueden seguir su camino.

* No dudes en expresarte en primera persona. Aunque muchas veces referirse a hechos de una forma general, sin emplear palabras más comprometidas como “yo pienso que” o “yo siento que”, pueda parecernos que resulta más diplomático y hay veces en que efectivamente lo es. Si esta postura se convierte en algo rígido que siempre adoptas, la transmisión de información será difícil, así como el conseguir resultados. Si demuestras un grado de interés y que te involucras en la situación, tus opiniones tendrán más posibilidades de ser tenidas en cuenta.

* La firmeza y la serenidad evitan que te manipulen. Si para lograr su objetivo, alguien te critica o te dice lo que en su opinión deberías hacer, con ponerte evidentemente a la defensiva no lograrás que cambie su actitud. Ten en cuenta, que este individuo está partiendo desde un lugar en el que no es de su interés aceptar argumentos lógicos o iniciar un verdadero debate, sino solamente conseguir su propósito. Si intentas explicarle lo que piensas, tomará parte de tu discurso para intentar deformarlo y dar una aparente validez a sus planteos. Entonces, resulta mucho más efectivo decir que respetas su opinión pero no la compartes, de esta manera, si no entras en su juego y te mantienes sereno pero firme, la otra persona percibirá que tienes autocontrol y que no puede manipularte.

Si ves que la crítica es válida, admítela, pero no por eso cedas ante los deseos del otro. Sin llegar a entrar en una discusión, dile que la crítica no es por completo cierta, si observas que tal es el caso.

* Sé coherente si decides negarte a algo importante. Si te han planteado alguna situación y luego de pensar detenidamente en la misma, llegas a la conclusión de que no estás de acuerdo, no temas comportarte de forma coherente con tus ideas, ni te sientas culpable al hacérselas saber a la otra persona, ni busques excusas. Expresar el desacuerdo es un derecho que todos tenemos. Siendo asimismo una defensa, una herramienta que nos permite establecer límites, los cuales no sólo detienen sino también, al mismo tiempo contienen y protegen nuestra individualidad. Muchas veces aceptar las demandas externas a fin de evitar una discusión, puede acarrear peores consecuencias, ya que te estarías faltando a ti mismo. No es extraño, sino bastante usual, que en casos así el otro pretenda hacernos sentir culpables de alguna manera, ya sea que se plantee explícitamente hacerlo o no. Como mínimo, es muy esperable que la otra parte intente hacernos desistir de nuestra postura. Por tanto, para salir de la situación de la mejor manera, es esencial cuidar la forma en que se dice lo que se dice. Sin buscar justificaciones que raramente se encuentren o le resulten convincentes a la otra parte, no dudes en decir no todas las veces que sea necesario. Si la otra persona no quiere entender, repite tu no todas las veces que sea necesario. Si lo haces de una manera segura y pacífica, no tiene por qué ofenderse.

En caso de que llegases a equivocarte, si ello sucede a causa de una decisión tuya al menos habrás aprendido algo, pero si te encuentras en un error por haber seguido lo que otro te dijo que hicieras y no lo que realmente querías, no sabrás ni dónde estás parado.

Tomar la decisión de combatir la manipulación en nuestras vidas, implica comenzar a transitar un camino que nos aleja de discusiones infructuosas, estrés, culpa y otras emociones negativas, mientras nos acerca a un nivel de autocontrol y análisis más elevado.

Por: Pilar Naveira

Discapacidad…¿Impedimento?

No es fácil tener una discapacidad, vivir de acuerdo a reglas distintas a los demás, sin embargo, esto no quiere decir que no podamos tener una vida plena a pesar de tener un impedimento físico.

Una de las cosas en las que más tenemos que trabajar es en adaptarnos a la situación, hay personas quienes nacen ya con determinada discapacidad, lo que en cierta medida hace la situación un poco más sencilla, ya que esta ha sido asumida como parte de su vida. Las personas que hasta el momento han sido sanas y de pronto se ven diferentes son quienes pueden sentir más difícil la situación de adaptación.

Al ser algo físico debemos siempre asistir a las consultas que el médico nos dicta, para hacer un seguimiento de la situación o acatar el tratamiento que se nos ha especificado. Para aceptar la nueva situación es recomenadable asistir al psicólogo, también es beneficioso compartir tu experiencia con otros quienes hayan pasado por lo mismo que tú, los grupos de autoayuda son una excelente herramienta para estos casos.

Sin un accidente te ha empujado a abandonar tu sueño, es hora de que aprendas a buscar en tu interior y descubras nuevos intereses. Los hobbies ayudan a mantener la mente despejada, a entreternos y a sentir que hacemos algo valioso para nosotros. Tú sigues siendo tú, deberas adaptarte a otras reglas, a otros cuidados, pero tienes el derecho a ser feliz y a explorar nuevas chances.

Lo fundamental es la aceptación y el amor propio. A veces uno cuando ha perdido la imagen que tenía de sí mismo comienza a desvalorizarse, a perder las buenas cualidades que en un momento supo tener, la persona se hunde en la depresión y arrastra consigo a los que ama, quienes se sienten impotentes ante lo que está aconteciendo. Está bien permitirte sentir enojo, frustración, tristeza, rabia, todo lo que desees, tampoco es válido guardar estos sentimientos o mentirse a uno mismo y a los demás, pero por eso debes buscar aliados para poder salir de ese estado. Es esperado sentirse mal en estos casos, es aconsejable dejar fluir los sentimientos y no intentar mostrar una máscara al mundo o forzarse a sentir algo que no es verdadero. Tenemos que ser pacientes y darnos todo el tiempo que necesitemos y cuando estemos preparados, será el momento de comenzar de nuevo. No hay lugar para el orgullo, no está mal pedir ayuda, no está mal admitir que necesitamos del cariño y el apoyo de quienes nos rodean.

 ¿Qué hacer con una discapacidad congénita?

En estos casos se necesita todo el apoyo de los padres, primero los padres deben aceptar las condiciones en que su hijo ha venido al mundo, procesarlas, tener mucha fortaleza. Cuando aceptamos lo que sucede, estaremos más aptos para brindarle un ambiente cálido y fortalecedor al niño, desde la comprensión de la situación. Los padres deben sentirse poderosos, confiados y tranquilos, ya que estas cualidades serán transmitidas a su hijo. Si nosotros no podemos aceptar la enfermedad, le estaremos brindando un mensaje terrible a nuestro hijo, quién sufrirá aún más y sentirá rechazo hacia si mismo. Debemos servirle de ejemplo para que pueda elaborar confianza en sí mismo.

Todos conocemos casos en los cuales una discapacidad no ha sido impedimento de nada, muy por el contrario, ha empujado a artistas a expresarse de maneras poco convencionales y creativas. Hay personas que han tomado una desgracia en el terreno de la salud y lo han sabido convertir en algo muy positivo. Incluso las personas con discapacidad pueden llegar a ver el mundo de una manera más optimista y agradecida que el resto. Ellos no creeran que el fin del mundo se encuentra en las tonterias de las cuales la mayoria de las personas se quejan, sabran apreciar hasta la más mínima cosa que la vida les ha brindado, podrán ver milagros donde los demás no son capaces de ver nada. Una vida desde el agradecimiento y el disfrute de cada pequeña actividad inevitablemente construye una visión del mundo enriquecedora y feliz. La gente sana muchas veces no sabe apreciar las bendiciones que tiene y da por sentado cosas que para otros significan todo, como el caminar, el escuchar, el ver.

La complejidad psíquica que los sujetos con discapacidad experimentan no es algo para tomar a la ligera y considero vital el poder compartir lo qué les sucede con personas que han atravesado por lo mismo. Una vez que la persona ha podido aceptarse a sí misma, considero que no hay limites para lo que puede llegar a construir a nivel personal y he visto también que a veces tener todas las ventajas de la salud es lo que puede llegar a convertirse en nuestro impedimento.

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Psicología Positiva: Curiosidad

Dentro de la virtud sabiduría y conocimiento, nos encontramos con la fortaleza curiosidad, una fortaleza muy peculiar. Seligman habla de la importancia de identificar nuestras fortalezas, para posteriormente utilizarlas a nuestro favor cuando la ocasión lo amerite.

Quienes poseen esta fortaleza, experimentan tanto curiosidad por el mundo que los rodea como por su propio mundo interior. Esto los lleva a estar en una constante búsqueda de nuevas experiencias, se atreveran a conocer personas interesantes, visitar lugares exóticos, aventurarse en la vida y descubrir oportunidades donde los demás no ven nada. Poseen una vida social y amorosa muy rica y podemos compartir con ellos conversaciones atrapantes, además de que se verán motivados a escuchar lo que nosotros tenemos para decir.

La curiosidad también está asociada a la inteligencia y a las habilidades en la resolución de problemas complejos. Hay que tener cuidado de no confundir la curiosidad con el  actuar como un entrometido, ya que esto nos podría llevar a herir los sentimientos de los demás, generar descontento, o poder colocarnos en situaciones potencialmente peligrosas para nosotros.

Hay personas para quienes ser curiosos les es natural, es una parte vital de su personalidad, aunque no hay que olvidarse de que esta fortaleza también puede ser creada, o si ya la posees, puede ser aún más cultivada. El autor Cskikszentmihalyi nos dice que podemos despertar nuestra curiosidad si hacemos un esfuerzo para dirigir nuestra atención a una determinada cosa a nuestro alrededor. Supongamos que no sabemos cómo relacionarnos con esa persona que nos agrada, basta con mirarla detenenidamente para poder captar sus gestos, sus movimientos. Si nosotros comenzamos a imitar un poco lo que está haciendo, eso automáticamente llamara la atención del otro, lo que puede conducir a una charla, a una oportunidad de conocer a alguien que realmente nos interesa.

¿Cómo utilizar esta fortaleza para nuestro beneficio?

Al ser curiosos, estaremos inmersos en situaciones excitantes, que harán que que nuestra capacidad intelectual se enfrente a nuevos desafíos, cuanto más aprendemos más querremos saber.

También al conocer a una persona, realmente nos importara lo que ella tiene para decirnos, haciendo que la conversación se torne interesante y fluida. Todos amamos la atención, así que si tú escuchas a alguien cuidadosamente y demuestras genuino interés por sus palabras, puedes tener la oportunidad de generar una amistad verdadera o una linda relación romántica.

El ser curioso hará que intentes resolver los problemas de maneras más creativas, no te quedarás solamente con una opción, explorando todas las posibilidades. Eso hará que te destaques a nivel profesional y posiblemente harás que tu jefe te tenga muy en cuenta.

Es importante conocer cuáles son las fortalezas que poseemos para poder obtener el máximo beneficio de ellas, así nuestra vida se verá llena de nuevas experiencias para dar rienda suelta a nuestro potencial.

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

¿Cómo vencer el miedo?

como vencer el miedo

¿Quién no ha sentido miedo alguna vez? Él hace su aparición cuando menos necesitas que lo haga, con tan sólo unos pocos minutos en tu mente ya puede apoderarse de ti y cuando te percatas de su presencia, ya es demasiado tarde y él ya tiene el control absoluto.

El miedo puede ser experimentado en diversas ocasiones, pero sin duda la más molesta es cuando se hace ver en aquellas circustancias donde más necesitas de tu valor.

«Roberto» en una de sus sesiones, me comentó que era el mejor de su clase, tenía una de las escolaridades más altas de la universidad. Era un estudiante ejemplar, un verdadero ganador. Sus calificaciones le ofrecieron varias oportunidades laborales, oportunidades que una a una fue perdiendo, siempre por la misma razón. En sus entrevistas laborales siempre se ponía en blanco, toda su simpatía, inteligencia, ingenio, se evaporaban como por arte de magia. Y así como joven profesional, a pesar de poseer todas las cartas para ganar, se veía a sí mismo como un fracaso.

«Lucas» era un conquistador nato, todo un casanova, siempre obtenía a la chica que quería, nadie podía decirle que no. Se vio involucrado en varios romances pasajeros, amores de una noche. Conocía a una mujer atractiva, la seducía y luego de un fugaz encuentro ya no quería saber más nada acerca de ella. Podríamos pensar que esta actitud frívola era lo que estaba buscando, sin embargo, este comportamiento le generaba un gran pesar. El amor verdadero le aterraba, no quería sufrir como lo había hecho su padre, quien había sido abandonado por su madre cuando Lucas tenía tan sólo seis años.

El miedo es una reacción natural, instintiva al peligro y es necesario que puedas sentirlo para sobrevivir como especie. Pero, ¿qué sucede con ese miedo paralizante que solamente estorba en tu calidad de vida?

Este miedo molesto proviene de varias fuentes, una de ellas es tu infancia. Tomemos por ejemplo el caso del amor, si has crecido en una familia donde tus padres eran infieles o tenían una relación violenta, es muy probable que cuando seas adulto tengas miedo de que te suceda lo mismo, que quieras protegerte a toda costa del dolor que vivenciaste. Las personas suelen apropiarse de la angustia de sus padres, incluso pueden creer que correrán inevitablemente con la misma suerte.

El miedo al éxito está también asociado a una baja autoestima y en algunos casos, incluso es un temor a superar a los padres. Cuando se ha tenido padres que no han accedido a estudios, a oportunidades, el hecho de que en cierta forma ellos se sientan «mejores» que sus congeneres, es suficiente para estancarse y negarse las oportunidades que ellos si han tenido.

¿Cómo puedes superar el miedo?

La mejor manera de superar algo, es enfrentarse a ello. No debes perder la oportunidad de encarar a tus peores temores y hacer algo al respecto. Si bien lidiar con lo que temes puede ser un poco violento al principio, puedes comenzar a trabajar con temores menores, asociados al primero.

En el caso de miedo al fracaso, podrías intentar asistir a entrevistas laborales para puestos que no te interesan, practicando como sería tu respuesta, tu comportamiento, sin importar el resultado porque es algo que no quieres de todas maneras.

En cuanto al amor, siempre puedes invitar a salir a alguien, ¿qué puede ser lo peor que puede pasar? La clave es actuar, hacer algo para comenzar a construir tu confianza. Tampoco debes sentirte culpable o castigarte por ser tu propio saboteador, tienes que identificar la raíz de tu miedo y estar determinado a luchar contra él, teniendo paciencia y buscando ayuda de ser necesario.

Uno siempre debe preguntarse, ¿vale la pena vivir con miedo, cuál es el beneficio que obtengo de esto? ¿Hay algo que pueda hacer para cambiarlo? ¿Por qué prefiero vivir desde la impotencia y no desde la plenitud?

El miedo puede ser superado, de hecho «Lucas» y «Roberto» lo han logrado. Uno debe estar dispuesto a trabajar en los obstáculos que quiebran la armonía de una vida que puede llegar a ser muy satisfactoria, si simplemente nos permitimos ser felices.

 

 

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Abuso sexual infantil: estrategias para prevenirlo

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El abuso sexual, nos resulta siempre una temática terrible, que no sólo afecta a una persona y a un núcleo familiar, sino que también hiere a la sociedad entera. Hoy abordaremos específicamente el abuso sexual infantil, el cual es asimismo, un tema sumamente pesado a nivel emocional, que siempre produce un gran malestar cuando nos enteramos de algún caso. No obstante, por muy difícil que sea es necesario encararlo de frente, para ser capaces de prestar amparo y asistencia a las víctimas y mejor aún, de prevenirlo. Si bien puede suceder en el propio hogar, el objetivo de este artículo, es brindar pautas para la prevención del abuso que pueda ser cometido por personas fuera del núcleo familiar más cercano, ya sean completos desconocidos, amigos o parientes.  A pesar de estar principalmente dirigidas a padres, estas líneas podrían ser igualmente útiles para familiares o educadores interesados en la temática.

El abuso sexual infantil, consiste en una conducta llevada a cabo por un adulto o un adolescente hacia un infante, utilizándolo como objeto sexual, sin su consentimiento o manipulándolo mediante engaños.

* Empezar por hablar sobre el tema. La prevención empieza por hablar con los hijos, si bien el concepto de abuso sexual los niños no lo entienden, sí se puede señalarles que hay ciertos comportamientos que son inadecuados en adultos o adolescentes. Como por ejemplo, que los demás tienen que respetar su espacio corporal, no estando bien que adultos o chicos más grandes vengan a abrazarlos, acariciarlos o a sentarlos sobre sus piernas. Además, decirles con todas las letras, que hay partes del cuerpo que son privadas, donde nadie puede venir a tocarlos o mirarlos.

Es pertinente indicarles, que lamentablemente en el mundo hay también gente mala, y que cuando presencien situaciones así o esos adultos les demuestren algún comportamiento que les parezca extraño y no les guste, que no tengan ningún reparo en decir “¡no!”, en mostrarse serios, gritar si es necesario, alejarse de ahí y acudir a los padres o cualquier otro adulto que en ese momento esté cerca.

Dejemos de lado por el momento, el hecho de que los conceptos “bueno” o “malo” nunca se pueden aplicar por entero a las personas, debido a la complejidad del psiquismo humano, a lo que se suma, una constante interacción con el ambiente e influencia de las circunstancias. Los niños necesitan que se les precise con claridad, qué cosas son aceptables en la sociedad en la que viven y qué cosas no.

Ante este tipo de circunstancias, los niños suelen no poder definir exactamente de qué se trató lo que vieron, ya que su desarrollo sexual difiere en gran medida de la sexualidad adulta, pero sí se dan cuenta de que no fue normal y que les hizo sentir sumamente mal.

* Dejarles bien en claro que en nosotros siempre pueden confiar. Teniendo en cuenta que los abusadores buscan crear en los niños una situación de chantaje, donde es este adulto quien tiene el total control, pretenden hacerles creer a los pequeños que ellos son los únicos culpables de lo que pasa, o que provocaron la situación. Es muy usual que estos adultos les digan entonces, que no le cuenten nada a nadie sobre lo que han pasado o visto porque de lo contrario no les van a creer o los van a rezongar. Incluso, si lograron manipularlos, pueden llegar a amenazarlos con hacerles algún perjuicio grave si llegasen a decir algo, un ejemplo ello muy sonado en los medios, es el caso de quienes logran tomarles a los niños fotos desnudos y luego los amenazan con mostrárselas a sus padres.

Antes de poner de manifiesto estas conductas, no es nada extraño que estos mayores, demuestren un comportamiento sumamente amistoso con los chicos dándoles regalos, para ir paulatinamente manipulando sus mentes y logrando hasta cierto punto su colaboración (por ej., no contando nada a sus padres o convencerlos de que hagan ciertas cosas).

Por tanto, es de vital importancia decirles explícitamente a los hijos, que además de que queremos saber sobre cómo les va en el colegio o en actividades extracurriculares, siempre nos va a interesar y vamos a tener tiempo para escucharlos (sea lo que sea que estemos haciendo en ese momento) si vieron o pasaron por alguna situación que les resultara muy extraña, que los asustara o los incomodara mucho. Que no les quepan dudas, de que si tienen algo serio que decirnos pueden comunicárnoslo en el momento que sea con toda confianza, ya que en nosotros van a hallar siempre comprensión y amparo.

* Creer en los niños cuando acudan a nosotros. Si el niño viene a contarnos sobre una circunstancia que presenció o que le sucedió, la cual le causó un gran malestar y que involucra a un adulto o chico mayor, siempre creamos en el pequeño y actuemos en consecuencia dirigiéndonos a las autoridades correspondientes. Si bien es cierto, que pueden existir algunos casos en los que el infante mienta diciendo que un adulto tuvo ese tipo de conductas con él, esos casos son sumamente infrecuentes, y de todas formas hay que buscar ayuda urgente, ya que denotan algún tipo de alteración grave, puesto que no es lo mismo que invente algo como “mi papá escaló una montaña altísima” a que alguien mayor se ha propasado.

Siempre hay que responsabilizar al adulto o adolescente que abuse o pretenda abusar, diciéndole al pequeño que no es culpable, sino que lo son aquéllos, quienes son mayores y saben que lo que intentan hacer o hicieron, está mal.

* Hacerles saber cómo suelen acercarse estos individuos. Estos sujetos, acostumbran por ejemplo, a inventar que van a buscarlos al colegio o al club porque los han mandado sus padres, ya que algo les ha sucedido a éstos o en la casa. Nadie, ya sea un médico, enfermera, policía u otro, le puede pedir a un niño que lo acompañe sin el consentimiento de un adulto responsable del mismo. Pueden haber averiguado el nombre del niño y al dirigirse hacia él con el mismo, enseguida captan su atención para luego decirle alguna mentira como la anterior u otra. Otra táctica que pueden intentar emplear, es llamar a la posible víctima desde un auto, simulando querer preguntar por alguna calle o lugar, por tanto, es preciso que el niño sepa que ninguna persona con buenas intenciones va a pedirle que se acerque a su auto. Han habido casos, en los que el abusador incluso se presenta en la casa del chico cuando está solo, fingiendo ser alguien que tiene que realizar alguna tarea en el hogar, la cual había acordado previamente con los padres. Nunca sobra remarcarles que no le abran la puerta a nadie cuando estén solos, diga lo que diga quien golpea, que luego de un caso así marquen en seguida celular de su madre o padre, y si esa persona sigue ahí insistiendo que llamen a la policía.

* Decirles que no siempre se trata de un desconocido. La mayoría de los casos de abuso son cometidos por gente del entorno familiar, por lo general parientes o al menos conocidos a los que se les tenía cierto nivel de confianza. Aquí deben ser los padres los primeros en prestar atención a aquellas personas que forman parte del ambiente familiar y amistoso, teniendo la valentía de interpelar incluso a parientes, alejando al pequeño de los mismos si se les observa conductas “cariñosas” en demasía. Desafortunadamente no son inusuales, los casos en los que cuando hay un abusador en una familia, ésta tiende a protegerlo, negando sus acciones o sus intentos y culpabilizando y tratando de silenciar al abusado, acosado o a quien intente denunciar ante el grupo la conducta del abusador. Es preciso, que los padres en estas situaciones no cedan ante las presiones del grupo, tomando medidas para proteger a su hijo si notan conductas inadecuadas por parte de un familiar o amigo. Si se convive con esa persona y no es posible hacerla salir del hogar, no hay que dejar de buscar apoyo inmediato de profesionales e instituciones que con su intervención ayuden entre otras cosas, a la reubicación del menor y sus padres, así como al posible inicio de acciones legales.

* Que griten. Es también oportuno, preparar al niño para defenderse por si en un caso extremo, llega a enfrentarse a una situación de ataque directo. Por ejemplo, si intentan secuestrarlo que no dude en gritar algo como “¡auxilio, éste no es mi padre!” o “¡ésta no es mi madre!” Más que pegarle al adulto, es mejor que emplee sus energías en gritar. Conversar y preguntarse sobre cuál sería la mejor estrategia a adoptar en situaciones de esa índole, no sólo refuerza el aprendizaje del niño, sino también la idea de que sus padres y por qué no también, los educadores y familiares que les hablen del tema, son personas a las que pueden dirigirse con toda seguridad ante cualquier situación extraña que pueda suceder.

* No los dejarlos navegar solos en Internet. Si bien Internet puede ser una gran herramienta de estudio, que posibilita el acceso a información de calidad en sitios serios, sitios de museos, sitios para practicar idiomas, entre otros, o una vía de comunicación con seres queridos que se encuentren muy lejos, también puede ser nociva para el niño si lo dejamos sólo en esta gran autopista de circulación de personas e información. El inconveniente no sólo radica en que ingrese a un sitio desconocido donde pueda por ejemplo, abrírsele de repente una ventana de otro sitio con pornografía, sino también, en chatear con desconocidos, ya sea que se hagan pasar por otro niño o no. Es usual que los pedófilos cuando chatean con menores, les digan que quieren verlos por cámara e incluso les pidan que se saquen alguna ropa como la remera, para “ver cómo son”. Siendo éste, uno de los principales motivos para estar bien atentos a lo que hacen y con quienes se contactan los hijos en la red, siendo aquí pertinente enseñarles que chatear con desconocidos es igual a estar en la calle y ponerse a conversar con extraños, que si bien hay gente con buenas intenciones también hay otra con malas que pueden intentar engañarlos para hacerles daño.

Debido a que como se mencionara anteriormente, los niños no pueden comprender del todo la idea de abuso sexual, es necesario que en la educación para su prevención, los padres, parientes o educadores, les hablen varias veces del mismo, valiéndose de distintos ejemplos para explicar los consejos e ideas que se quieren transmitir de diversas maneras.

Por: Pilar Naveira

Sin ti no soy nada

Cuando conocí a «Gerardo» sentí que todo tenía sentido. No podía sacarmelo de la cabeza, todo el tiempo pensaba en él, lo extrañaba mucho, lo llamaba mucho, le mandaba mensajes de texto, lo buscaba en el msn. Cuando él no estaba yo me queria morir, sentía como un ahogo, un dolor en el pecho espantoso, pero cuando estabamos juntos todo se me pasaba. Yo entendí que no podía estar lejos de él, yo sabía que sin él no soy nada, no era nada. Y él al principio lo soportaba, me parece que hasta le parecía simpático, pero después las cosas cambiaron. A los cuatro meses de estar juntos él ya no quería saber nada de mí, me dejó y mi mundo se vino abajo. Yo no podía vivir sin él, lo busqué, traté de todas las maneras posibles e imposibles de que regresara, pero yo le causaba asco. Fue espantoso, pero gracias a la terapia ahora me siento mejor, sé que todavía me queda mucho por trabajar, pero las cosas van mejorando y me gustó hacer esta confesión. Gracias.

Sin ti no soy nada
Sin ti no soy nada

Historias como la de «Julieta» existen varias y quizás tú en este momento te estés sintiendo identificado. La dependencia emocional es algo que requiere mucho trabajo y paciencia para salir adelante, ya que está arraigada en la necesidad de amor y aceptación de los demás. Es distintinta del trastorno de personalidad por dependencia como lo establece el DSM-IV (Manual diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales).

¿Cuáles son las características de la dependencia emocional? Lo más relevante es la necesidad de sentirse intensamente amados y acompañados,para lograr este objetivo serán capaces de cualquier sacrificio. Las mujeres son quienes más padecen este trastorno y buscaran satisfacer a su pareja por todos los medios posibles, incluso a nivel sexual, sometiéndose al otro cual esclavo de sus pasiones y deseos.

No pueden concebir la idea de que su objeto de amor se aleje, lo que provocara ansiedad y comportamientos que intenten atraer a su pareja a como de lugar. El amor es lo más relevante en sus vidas y no soportan el estar solas, lo que hará que se involucren en un sin fin de relaciones amorosas infructuosas. Viven y respiran por su amado, lo que puede culminar en problemas a nivel laboral, social y familiar. Se entregan sin reservas, desatendiendo sus propias necesidades y quedando expuestas a la manipulación y los caprichos del otro, su opinión no vale y tratara de modificarla ante los demás de ser necesario, ellas no pueden tolerar la desaprobación de los otros debido a su baja autoestima y su extrema necesidad de cariño. Su valor radica en lo que los demás crean de ella.

Si bien la dependencia emocional es más frecuente en relación a la pareja, también esta dependencia puede ser aplicada a familiares, compañeros, amigos. El miedo al rechazo, a no ser suficiente, a que nadie los quiera, a que los abandonen a su suerte, está latente en los sujetos que literalmente viven para satisfacer a los otros. Lo irónico es en que su búsqueda incesante de amor van perdiendo sus propias cualidades, casi convirtiéndose en un ser vacío sin ideología, sin opinión, alguien en quien depositamos lo que queremos, pero no podemos extraer algo verdadero de su comportamiento, de sus palabras, lo que en definitiva terminara aburriendo al otro.

Estas personas de pequeñas no recibieron cariño suficiente ni seguridad emocional, lo que las empujara en su vida adulta a buscar esa aprobación y cariño que no experimentaron cuando más lo necesitaban. Cuando escogen a su amor, lo hacen en base a todas esas cualidades que son ideales para ellos y que creen no poseer. Usualmente se enamoran de sujetos egocéntricos, hedonistas, dominantes, fríos. El narcicismo acentuado de estos individuos es lo que generara aún más devoción en alguien con baja autoestima, se anhela lo que se carece.

¿Cuáles son las fases por las que atraviesa un dependiente emocional en el amor?

Al comienzo de toda relación existe una etapa de euforia y exaltación, conocida como la etapa de enamoramiento. En los dependientes la siguiente fase será de sumisión abnegada hacia el otro, donde se pondrá en juego también la idealización. Más adelante, la relación comenzará a deteriorarse y en la mayoría de los casos el desenlace será la ruptura, generando una especie de síndrome de abstinencia en el dependiente, quien no tardara en ir en busca de un potencial nuevo compañero.

Los dependientes emocionales no pueden experimentar verdadera felicidad, el otro actúa como un calmante, una droga si se quiere, pero el efecto de calma se va rápido, ahogado por los celos, la desesperación y el miedo de perder a quien se ama además de la extenuante búsqueda de aprobación.

Frecuentemente ellos consultan cuando una relación ha culminado, pueden mostrar síntomas depresivos y ansiedad por lo perdido, incluso hasta pueden llegar a negar que la ruptura ocurrió, incapaces de tomar contacto con esa dolorosa realidad que ahora los desborda. Por supuesto que la ansiedad disminuye cuando encuentran a alguien que funcione de reemplazo del objeto amado con anterioridad, después de todo lo importante es no estar solos y tener que afrontarse a su desprecio hacia sí mismos.

¿Cuál es el tratamiento?

Es un tratamiento a largo plazo, donde se trabajara principalmente en elevar la autoestima de la persona, trabajar en su historia personal, hacer que el sujeto comience a apreciarse a sí mismo, el psicológo servirá  de sostén hacia el otro que se siente vulnerable. Se trabajaran con el consultante los diversos aspectos que generan este trastorno, prestando también atención a otros posibles trastornos asociados como lo podrían ser la depresión, la ansiedad y trastornos alimenticios.

La dependencia emocional es una prisión creada por nosotros mismos, es importante ser sinceros con lo que nos sucede y no temer pedir ayuda cuando esta es necesaria.

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Venciendo la postergación

Venciendo la postergacion

¿Cuántas veces nos hemos reprochado el no haber hecho o comenzado antes, tareas que sabíamos eran importantes y teníamos que hacer? ¿Cuántas veces hemos estado molestos con nosotros mismos, porque a causa de nuestra pereza ahora tenemos que hacer las cosas apurados a último momento y con un estrés que nos hace doler el estómago o nos hace sentir que quisiéramos llorar? Pues esa dejadez, por la que casi inadvertidamente vamos dejando las cosas cada vez más atrás en nuestra agenda, tiene un nombre, se llama procrastinación. La procrastinación es la evasión de hacer tareas o actividades que necesitan ser atendidas.

La procrastinación es en definitiva un gran límite para alcanzar aquellos objetivos que deseamos en la vida, desde darnos un momento para aquel pasatiempo que tanto nos gusta, hasta objetivos más importantes relacionados con el área laboral o la familia. El postergar es en sí un engaño a nosotros mismos que en definitiva termina siendo una agresión. Ello se debe a que nos fallamos no tomando en la práctica medidas para alcanzar aquellas cosas que tanto deseamos y con las que habíamos estado soñando. Todo lo cual, redunda en una pérdida de la propia confianza y en dudas acerca de las propias capacidades.

Más allá del falso alivio que pueda generarnos en un primer momento, el posponer interminablemente, implica un gran desgaste que puede según vaya progresando la situación, llevar a sentir culpa, una gran angustia o incluso a la depresión.

Por lo general, tendemos más a postergar aquellas cosas que nosotros mismos decimos que queremos hacer, que aquellas que otras personas nos ordenan que hagamos.

¿Qué causa la procrastinación?

Uno de las actitudes que más barreras nos pone para actuar es la autocrítica desmedida, ya sea por errores cometidos o por miedo a cometerlos. Esta humillación hacia uno mismo al pensar que no somos lo suficientemente buenos, que no tenemos la suficiente capacidad como para realizar la tarea (aún teniendo en la realidad los conocimientos para hacerla), según la gravedad del caso, puede conducir a la depresión, pero lo que siempre conlleva es sin dudas, sentirnos inferiores a los demás.

Al tener pensamientos de este tipo, no estamos centrando la atención en lo que realmente hacemos, sino en lo que tememos piensen los otros. Por lo cual, al momento de ser protagonistas del cambio es necesario que focalicemos esa energía en nuestra participación activa en la situación. Será así cómo lograremos aprender de los resultados, ya sean éstos positivos o negativos, siempre van a implicar un proceso de aprendizaje.

Un elemento que suele ir de la mano con la autocrítica exagerada, es el fijar objetivos irracionalmente perfectos. Cuando nos imaginamos que esa meta que queremos alcanzar es completamente espléndida, generalmente a corto o mediano plazo, nos encontramos ante una frustración difícil de tolerar cuando la realidad nos demuestra que las cosas no son perfectas.

El pensar que tenemos el deber de hacer todo sin el más mínimo error, o de lo contrario no valemos, produce una presión junto con una gran inversión de energía psico – física en comenzar actividades nuevas mientras se desatienden otras importantes ya iniciadas.

El postergar por temor a fallar, sólo contribuye a seguir aumentando el temor. Entrando así, en un círculo vicioso donde, con ideas irracionales, pensamos que luego vamos a estar en mejores condiciones para hacer las cosas bien intentando así llegar a la excelencia. En realidad, cada vez nos vamos dejando menos tiempo para hacer lo mejor posible la tarea. Incluso, el temor puede ser tal, que hasta se posponga realizar cosas básicas y sencillas para empezar la actividad, como reunir la bibliografía para preparar ese examen que tenemos que dar, o hacer un esquema de ideas antes de redactar ese trabajo que tenemos que hacer, o tomarnos quince minutos para caminar en esa jornada menos sedentaria que nos prometimos que íbamos a tener.

Otra posible causa, son las dificultades en la concentración, exceptuando los puntos anteriores que también pueden afectar la concentración, esta dificultad muchas veces se debe al menos en gran parte, a condiciones propias del ambiente donde se va a realizar la actividad.

¿Cómo puedo mejorar la situación?

Para avanzar hacia las metas importantes que queremos alcanzar en nuestras vidas, es preciso comprender que en el camino nos encontraremos con algunas frustraciones, de las cuales podremos aprender para seguir adelante. Ya que si no admitimos esta realidad, el no haber hecho nada para lograr aquello que tanto queríamos nos implicará una frustración mucho mayor. Por tanto, la aceptación de la posibilidad de encontrarnos con dificultades es una actitud acertada que nos pone en un camino real hacia lo que queremos.

Una actitud muy usual cuando estamos procrastinando, y que solemos tomar con naturalidad, es priorizar las cosas urgentes en vez de las importantes. Lo primero que hay que hacer para intervenir en este aspecto, es distinguir bien cuáles son las cosas importantes para nosotros, ya sean por ejemplo, dedicarle más tiempo a la familia, empezar una dieta o estudiar un tema sobre el que queremos saber. Escribir todo eso en un papel para ponerlo en claro puede ser de más ayuda de lo que parece.

Los asuntos urgentes a veces efectivamente requieren atención en el momento mismo, pero otras tantas, somos nosotros quienes les damos a ciertas cosas el carácter de urgente para evadirnos de aquellas importantes ya sea por falta de confianza o incluso porque no nos atraiga mucho realizarlas más allá de su importancia. Algo muy útil aquí, es establecernos una cantidad de días específica para hacer la actividad, pautando desde el principio cuántos días por semana y horas por día vamos a dedicarle.

Una vez que tienes un panorama más claro de lo que es importante para ti, uno de los primeros pasos para ayudarte es modificar el ambiente en el que estás, de modo tal de convertirlo en un factor favorable para el trabajo. Por ejemplo, intentar estudiar en una habitación ruidosa a muchas personas les afecta notoriamente su capacidad de concentración, o bien, redactar un trabajo importante en un escritorio caótico, desbordante de papeles y otros objetos tiende a aumentar nuestra ansiedad, mientras que si el escritorio está ordenado ese ambiente de trabajo nos ayuda a mantener una sensación de mayor tranquilidad y control.

Proponerse dividir la tarea y realizarla por partes, en especial si se trata de algo que lleve mucho tiempo, es una buena opción para adoptar una actitud activa sin sobrecargarnos y sentirnos demasiado cansados. Esto último sería muy contraproducente, ya que en próximas ocasiones podría aumentar nuestra resistencia a llevar a cabo la actividad, o bien hacerla a último momento cuando las circunstancias nos obliguen a ello, lo cual suele generar un monto de estrés que hubiese podido evitarse. Al decidir tomar esta estrategia e ir avanzando paso a paso, verás cómo si escribiste una lista, ésta se irá acortando y si vas tachando cada cosa que vayas realizando, ese será un efecto visual que te dará mayor tranquilidad, ya que es como una suerte de demostración de que estás haciendo algo.

Muchas veces las acciones a realizar no están relacionadas con los objetivos importantes que nos trazamos, pero sí son cosas que debemos atender cuanto antes y que además no nos resultan muy agradables. En esos casos, usualmente la mejor opción es llevar a cabo la actividad en cuanto nos acordamos o sabemos que tenemos que hacerla.

Si se trata de algo que nos interesa mucho ya sea a corto, mediano o largo plazo, la mejor manera de combatir la postergación es empezando ahora mismo a hacer algo sobre el tema, aunque sea dedicándole un rato en el día. No demorarás en notar que te sentirás mucho mejor contigo mismo, al probarte con hechos que efectivamente puedes dirigirte hacia lo que quieres. Para reforzar esta conducta y consolidarla como hábito, aumentando las probabilidades de que se repita, inmediatamente que termines al menos por el momento, con lo relacionado con tu tarea, haz alguna cosa que te guste como escuchar música, descansar un momento, navegar por Internet o lo que sea que te resulte placentero.

La idea es asociar la realización de lo que debes hacer (incluso si se trata de algo que no te gusta como en el punto anterior), con algo que te distienda y te guste.

Enfoca tu mente en los pasos que estás dando para lograrlo, no te dejes llevar por dudas en cuanto a tus habilidades para conseguirlo, sólo focalízate en lo que estás haciendo hoy, aquí y ahora en dirección a ello.

Asimismo, otra actitud efectiva en este sentido, es concentrarnos en todas las cosas positivas que nos va a traer el hacer aquello que estamos dejando para después. De esta forma, quitamos la energía psíquica de los aspectos que nos resultan negativos, poniendo el énfasis en predisponernos para la acción.

Los consejos aquí mencionados te ayudarán a llevar mejor tus actividades y a hacer que lo único que dejes para después sea la procrastinación. No obstante, eres tú la única persona que puede decidir hacer que las cosas cambien.

Por: Pilar Naveira

 

 

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com