La herida del rechazo

Quien la padece se siente rechazado en su interior, cree que no tiene derecho a existir porque vale poco o nada. Siente insatisfacción total por quién es y posee una baja autoestima.

Rechazan sus pensamientos, sentimientos, el amor. El autodesprecio es profundo y provoca la sensación que no ser merecedor de amar ni de ser amado. Esto supone que la mínima crítica sea sentida como una amenaza y se busque continuamente la aprobación de los demás. Su miedo al rechazo a veces le lleva a estar a la defensiva cuando la otra persona quizás solo está expresando sus opiniones, necesidades o límites.

Entre las consecuencias a largo plazo encontramos la pasividad, apatía, retraimiento social, sentimientos depresivos, conductas autodestructivas, alteraciones nerviosas y problemas somáticos, impulsividad, hiperactividad, desobediencia, falta de autocontrol y comportamiento violento.

Esta herida nace del sentirse rechazado por los progenitores, con o sin intencionalidad, familiares cercanos o amigos. En los casos de sobreprotección, el niño se percibirá como rechazado, el mensaje que le llega es que sus capacidades no son válidas y por eso tienen que protegerlo tanto.

Para proteger su mente utiliza la disociación y la huida, ya sea hacia un mundo imaginario, videojuegos, adicciones, etc. Se siente invisible. Tiene miedo a molestar, a expresarse y a que sus palabras y opiniones no importen, se muestra solitario y tímido. Prefieren la soledad porque si recibe mucha atención habrá más posibilidades de ser despreciado.

La búsqueda de perfección está presente, buscando constantemente el reconocimiento de los demás. Esta situación la llevará a una búsqueda constante del reconocimiento de los otros que le costará saciar.

Viven en una constante ambivalencia, ya que cuando es elegido no se lo cree e incluso llega a sabotear la situación, fomentando el sentimiento de rechazo. Sino se trabaja en esta herida, la persona puede tornarse en rencorosa y llena de odio.

Para sanar esta herida

La herida del rechazo se sana a través de la autoestima, permitiéndose valorarse y reconocerse por si mismo sin necesitar la aprobación de los demás.

•           Acepta la herida como parte ti para poder liberar todos los sentimientos atrapados.

•           Perdónate por el maltrato que te brindaste y en segundo lugar piensa que quizás quienes te hirieron no lo hicieron con intención, sino producto de sus propias creencias o problemáticas emocionales sin resolver.

•           Bríndate amor y priorízate, bríndate atención, comienza a ver tu propio valor y nunca dejes de crecer emocionalmente, porque te lo mereces.

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Tú también eres especial

Hoy quiero compartir contigo un pequeño cuento que habla sobre el amor propio.

Hoy quiero compartir contigo un pequeño cuento que habla sobre el amor propio.

Érase una vez un búho joven, especial y maravilloso; aunque él no lo sabía. Tenía un lindo plumaje que con el pasar del tiempo se volvía cada vez más blanco y blanco. ¡Tan blanco como la nieve!

El búho vivía la mayoría del año en el extremo del mundo, cerca del polo ártico, en una región tan fría que pocos animales pueden sobrevivir allí. Cuando llegaba el invierno, el pequeño tenía que volar miles de kilómetros hasta encontrar tierras más cálidas dónde buscar alimento. 

En su primer viaje lejano, siendo joven y fuerte, voló tanto que pudo llegar hasta el trópico, donde el calor dura todo el año. En ese territorio encontró un bosque con muchas aves, todas nuevas para él. El joven búho comenzó a compararse con cada una de ellas, admirando aquellas aves tan coloridas y diferentes a él.

Primero, observó con sus grandes ojos, a la guacamaya macao, con sus vivos colores amarillo, azul y rojo. Le pareció divertido poder tener plumas como la bandera de un país.

Luego, vio un gracioso loro arcoíris que posaba en la copa de un árbol, con su linda cabeza azul y roja, y sus alas de un verde encendido. Aunque le pareció un animal bastante ruidoso y siempre habían más de dos haciendo bulla.

Otro día admiró al tucán pico iris, un ave muy elegante con un hermoso cuerpo negro y amarillo. Tenía un pico muy largo, en el que estaban pintados casi todos los colores del arcoíris.

El joven búho, al compararse con las demás aves, sentía que no era tan especial como aquellos pájaros llamativos. Quería saber por qué a él le faltaba algo de color en su plumaje. Así que decidió volar al árbol donde posaba su abuelo, un viejo búho que parecía saberlo todo. 

—Abuelo ¿Por qué no tengo un plumaje tan colorido como las otras aves? ­—preguntó el joven.

—Si no tienes el plumaje de tantos colores es que no lo necesitas —respondió el abuelo, esperando que con su breve respuesta, el joven quedara satisfecho.

— Pero… ¡Yo quiero plumas de muchos colores!

—Tú eres un búho blanco de nieve y no un ave tropical —dijo el abuelo—. Los búhos somos diferentes; mientras más blanco sea nuestro plumaje más podemos vivir, porque nos escondemos en la nieve y así escapamos de los cazadores. De no ser por el color de nuestras plumas ya hubiéramos desaparecido como lo han hecho cientos de aves, o estaríamos prisioneros en una jaula en cualquier lugar del mundo. 

—Yo quiero ser especial como esas aves —le respondió el joven al abuelo mientras miraba con tristeza sus plumas blancas.

—Tú ya eres un ave muy especial —dijo el viejo búho—, tienes unas plumas tan suaves que te permiten volar en silencio y así ser el mejor cazador. Además, tus alas son tan fuertes que puedes volar miles de kilómetros sin cansarte. ¡Tú eres único! —dijo el abuelo muy orgulloso de su nieto.

El joven pensó un largo rato, mientras comprendía lo que el abuelo le había dicho: ¡Tú eres único!¡Tú eres muy especial!... lo repetía en su cabeza una y otra vez… Luego rompió el silencio con gran emoción:

—¡Ya entiendo! ¡Ahora lo comprendo! —dijo mientras sonreía por su gran descubrimiento—, aunque no tenga plumas de los colores del arcoíris, con mis fuertes alas puedo volar hasta él. 

Todos nosotros tenemos algo único y especial, eso que hace a nuestra esencia más pura. Sin embargo, bajo el peso de los comentarios de los demás, malas experiencias o ciertos fracasos, podemos fácilmente olvidar nuestro poder interior.

La autoestima, esta palabra tan importante y mal utilizada, es un escudo precioso ante la adversidad. Cuando aprendes a estar en paz contigo mismo, ya dejas de enfocarte en el exterior. Y la llave maestra a la felicidad reside en cómo interpretamos lo que nos ocurre, si le damos el dominio al afuera o logramos estar felices a pesar de todo lo que nos suceda.

Si te amas de verdad, si vas más allá de las exigencias desmedidas, las críticas, el estancarse, el auto sabotearse, el no cuidarse, verás cómo te conviertes en quien en verdad puedes ser.

Jamás lo olvides, tú también eres especial

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Ser vulnerable es tu fortaleza

Aceptar nuestra vulnerabilidad en lugar de tratar de ocultarla es la  mejor manera de adaptarse a la realidad- David Viscott

Si te dejas llevar por su definición, esta palabra te genera rechazo, proviene del latín vulnerabilis. Compuesta por vulnus, que significa ‘herida’, y el sufijo –abilis,  posibilidad; por lo tanto, significa mayor probabilidad de ser herido.Con semejante definición nadie se sentiría cómodo, pero esta cualidad encierra más que lo que su etimología nos quiere transmitir.

En general, las personas no desean demostrarse débiles, ni que necesitan ayuda, o que sienten emociones que las desbordan. Sin embargo, todas estas situaciones nos ocurren a todos, todo el tiempo.

La vulnerabilidad tiene mala prensa, nadie desea ver cómo las personas se hunden aplastados por situaciones del pasado o presente, no queremos gente que se queje o que sea una víctima. Intentamos mostrarnos como super poderosos para evitar el rechazo de los demás, una gigante mentira.

Darnos el permiso para mostrarnos vulnerables es un obsequio precioso, aceptar que tenemos defectos, dolores, batallas o heridas que intentamos reparar, pero de alguna forma siguen estando ahí.

Llorar, pedir ayuda, sentir angustia, incertidumbre, no te hace menos persona, te hace más humano.

Esto no quiere decir que no puedas superarte, aprender, seguir adelante, reconstruirte, pero incluso aunque hagas todo esto, la vida puede moverte tu armada estantería y tirarla al suelo y es ahí que es bueno permitir que alguien nos cuide, nos sostenga, así como nosotros lo haremos cuando estemos bien.

Expresar el dolor, admitir la derrota, aceptar que puedes sentir miedo, serán cosas necesarias en tu camino de reconexión con tus verdaderas necesidades. Hacer visible lo que intentas ocultar, es liberarte.

Deja de ser un personaje todo el tiempo y encuéntrate a ti mismo, te sorprendería saber toda la gente que está esperando conocerte de verdad.

Recordar el pasado, hablar sobre lo que has sufrido, observarlo, sentirlo, muchas veces es necesario para finalmente liberarlo.

Siente compasión por ti, también has sido vapuleado por los reveses del destino, todos lo hemos sido en mayor o menor medida. La clave es aceptarlo y seguir adelante, no sin antes recordar que no eres omnipotente, que también te desbordarás, que también a veces necesitarás que alguien te tienda una mano de amor.

Vive la amplia gama de emociones de las cuales hemos sido dotados, llora, grita, patalea, drena la tristeza y cuando la tormenta cese, que lo hará, siembra emociones positivas y bienestar sobre los escombros del desastre, sigue adelante… hasta la próxima vez.

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La vida no da descanso

Deseamos una vida sencilla, sin altibajos, ni problemas, aunque esto no es realista, ya que nuestra existencia está plagada de contratiempos y aventuras que debemos atravesar a diario, en mayor o menor medida.

Varias veces he repetido la importancia de las adversidades, ya que construyen nuestro carácter y nos ayudan a generar nuevos recursos cognitivos y emocionales. Pero más allá de esto, debemos aceptar que las adversidades no son opcionales, sino más bien obligatorias, en el sentido de que nadie escapa de ellas.

Por eso, ya que van a ocurrir lo queramos o no, creo que la mejor opción es ponerle energía y aprender de los errores o las dificultades para crecer como seres humanos. Si nos quedamos estancados preguntándonos ¿por qué a mí? O furiosos ante la sensación de injusticia, no podemos avanzar emocionalmente.

Cuando la incomodidad o la tragedia toquen nuestra puerta, algunos consejos para lidiar con ello:

  • Claridad: Observa tu desafío de la manera más objetiva posible, es lo que es, no lo que me gustaría que sea. Quizás no pueda verlo ahora, pero lo que está sucediendo tiene su razón de ser.
  • Gratitud: Quizás exista algo en este momento que puedas agradecer, este desafío, ¿de qué forma te hace crecer?
  • Empatía: Si logras escapar de la sensación de que eres una víctima, puedes convertir tu dolor en una manera de comprender a los demás que también están sufriendo, e incluso podrás ayudarlos. Los actos de bondad te brindan sensación de propósito, la forma más profunda de conectarte con la felicidad.
  • Ten paciencia y amor hacia ti mismo: No te sobreexijas en este momento difícil, haz lo mejor que puedas con lo que tienes. Date el tiempo necesario para sanar y no temas pedir ayuda.

No te autocompadezcas, convierte el desafío en oportunidad y crecimiento. Verás como cada vez resultará más sencillo si te brindas el momento de procesarlo de una forma más optimista y esperanzadora.

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El rol de la compasión en tu sanación

Quiero hablarte de la compasión y la autocompasión y por qué estos conceptos son necesarios para desarrollarte a nivel emocional.

La compasión está relacionada con la sensibilidad de percibir tanto al dolor ajeno como el propio. Su objetivo es el intento de aliviar o prevenir malestares. Permite aliviarte y crear calma personal. Es una aliada a la hora de profundizar en las relaciones positivas y nutre el amor hacia los otros y hacia ti mismo.

Los términos de compasión y aún más autocompasión, generan prejuicios y los confundimos con la lástima en su connotación negativa. Es como si estuviera mal tener en consideración tus emociones, perdonarte o ayudarte a levantarte, es como si fuera algo de débiles.

La autocompasión es el amor que nos dispensamos a nosotros cuando nos frustramos, nos equivocamos, hicimos algo malo, nos avergonzamos o nos criticamos despiadadamente. Implica un acto de conectar con nuestros pensamientos, con escucharnos con más claridad, libre de prejuicios, con amor y respeto. Es un instrumento para el autocuidado y sobre todo para la sanación emocional.

Estos conceptos involucran aspectos cognitivos, emocionales y conductuales. Cuando percibes el sufrimiento del otro, habrá en ti un impulso emocional para aliviarlo. Tu pensamiento se activa a través de la atención que proporcionas a la otra persona, el análisis del padecimiento y el reconocimiento de que tienes herramientas para ayudar al otro de alguna forma. El comportamiento se manifiesta a través del acto de comprometerte y actuar para intentar eliminar o calmar el dolor.

Señales de alerta

Lamentablemente, la autocompasión a veces la tenemos poco desarrollada, sobre todo cuando se trata de perdonarnos.

Algunas señales tienen que ver con no darte el lugar que te corresponde, es excelente ayudar a los demás, pero tú también tienes que estar fuerte y sano para poder llevar a cabo esta noble labor.

También es necesario establecer límites saludables, de lo contrario las demandas excesivas de algunas personas te agotarán  y drenaran tu energía psíquica y emocional.

Puedes ser demasiado autoexigente, perdonando a todos menos a ti mismo, es como si tuvieras que ser invencible, jamás equivocarte y además criticarte sin piedad si fallas.

Para mejorar la autocompasión

Para comenzar a trabajar en ella, debes ser muy conciente de tu diálogo interno, ¿cómo te hablas a ti mismo? ¿Cuándo te juzgas? ¿Qué lenguaje utilizas contigo mismo? ¿Te menosprecias, te castigas? ¿Qué palabras dulces y amables puedes dispensarte?

Háblate como si fueras un amigo. Un ejercicio que propongo a mis consultantes el siguiente:

-Imagina que tu historia no es tuya, sino la de alguien más. Ese amigo viene a contarte sus penurias, su contexto, sus limitaciones, sus aciertos y desaciertos. ¿Le dirías a él lo mismo que te estás diciendo a ti? ¿Por qué si es la historia de alguien más se puede tener compasión, pero cuando es la tuya es como si fueras la peor persona de la tierra?

Todos nos equivocamos, nadie es perfecto, pero en lugar de castigarnos por nuestros errores o quedarnos estancados en el pasado, debemos caminar construyendo un mejor futuro y aprendiendo de las cosas que hemos hecho mal o de las atrocidades por las cuales tuviste que atravesar.

El dolor sin aprendizaje es en vano y es una trampa excelente para quedarte estancado en el castigo en lugar de hacer algo productivo.

Así que trátate con amor, trata a los demás con amor, sé paciente, protégete de aquellos que te hacen daño emocionalmente y sobre todo, comienza en casa. Porque a veces los peores enemigos, los encuentras del otro lado del espejo.

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Cuando tu vida te frustra

Hoy quiero que reflexionemos juntos acerca de esta sensación que muchos padecen, además veremos cómo aprender a salir de ella.

Un gran error que puedes llegar a cometer con frecuencia, es el hecho de compararte con los demás. En varias ocasiones te he comentado lo terrible que esto es, ya que estás siendo injusto contigo mismo. Nadie tiene tu vida, tu energía, tu potencial, tus oportunidades o fracasos, tus tiempos, entonces ya lo sabes. Con la única persona que debes compararte es contigo, lo repetiré hasta el cansancio porque es cierto.

Intenta dejar de mirar al costado, de pensar en todo lo que todavía no tienes, ya que esto alimenta a un monstruo insaciable de rechazo, inferioridad y gigantesca frustración. Cada vez que tengas la tentación de hacerlo, simplemente vuelve a centrarte en las cosas en las que has sido exitoso, no importa que tan sencillas sean.

Recuerda que tienes el poder de hacer cosas estupendas, si primero comienzas por creerlo. De nada sirve que todos te digan lo increíble que eres, si tú mismo eres incapaz de verlo. Todo comienza con una fe inamovible en ti mismo que se construye a través de mini logros. ¿Cuál es el pequeño paso que puedes dar hoy?

El nivel de exigencia siempre dependerá de tus circunstancias, por ejemplo, para una persona depresiva levantarse de la cama es un logro gigantesco, para alguien salvar un examen, para otro aprender a sanar con la comida. Todos tenemos desafíos y son propios, por eso las comparaciones son tan tontas.

No pierdas el tiempo soñando con los zapatos de otro, ponte los tuyos y comprende tus limitaciones de tiempo, de salud, de energía, de lo que quieras, tenlas en cuenta y aférrate a tus fortalezas. Mientras más te perdones por tus fallos y más te concentres en lo que haces bien, tu autoestima irá sanando.

A veces en la frustración que sientes, puedes llegar a envidiar las cualidades positivas de los demás. Pero te invito a que des una vuelta de tuerca a esta situación, y despiertes la admiración. Piensa en las cualidades, actitudes, que te gustaría despertar a ti, modela los comportamientos de quien te llama la atención. Si alguien puede hacer algo, tú también puedes hacerlo.

Puede suceder que aún no estés donde quieras estar y esto también hará que te sientas mal. Sin embargo, debes entender que los cambios requieren de tiempo y si perseveras lo suficiente, muchos de tus sueños se harán realidad. La paciencia ha de ser cultivada.

Dentro de lo razonable, hay un millón de cosas que puedes hacer si te das el permiso para intentarlo. Además, debes ser conciente de todas las cosas que ya están funcionando, seguramente llevas más ventaja de lo que crees.

Espero que entiendas que la frustración es temporal, no es un buen lugar para anidar. Abre tus alas y construye tu felicidad, que con pequeños pasos, es mucho más sencilla de alcanzar de lo que piensas.

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Pasos para mejorar tu autoestima

En este artículo te comparto unos consejos prácticos para amarte como te corresponde.

La autoestima es la valoración que haces de ti mismo en base a tus pensamientos, sentimientos y experiencias. Está relacionada con la autoimagen (concepto que tienes de ti) y la autoaceptación(el reconocimiento propio de tus cualidades y defectos).

La autoestima alta es algo difícil de obtener y debes trabajar para sanarla. ¿Cómo puedes mejorarla?

Enfócate en tus virtudes

En general, las personas son muy buenas a la hora de ver sus errores, pero les cuesta concentrarse en sus fortalezas. Y es precisamente aquí donde más esfuerzo hay que hacer. Si eres talentoso en algo, o tienes alguna pasión o habilidad en particular, debes trabajar para cultivarla y así te sentirás orgulloso de ti.

Piensa de una forma optimista

Valora tu realidad con justicia, no todo es un desastre. Concéntrate en aquello que sí funciona, trabaja la confianza en ti mismo, desafíate de una forma razonable, nunca dejes de aprender, y recuerda que todo lo malo, siempre termina.

Ponte metas realistas

Las metas para que seas eficaces y no termines frustrándote, deben tener una cuota de realidad. Ten en consideración tu contexto, tu edad, tus capacidades, tus oportunidades, tus limitaciones. No te compares con nadie más que contigo mismo y desde ahí construye tus objetivos.

Perdónate

Como todo ser humano que se precie de tal, te equivocarás. Asume tus errores, intenta repararlos si es posible, pero no te castigues por ellos. Los verdaderos cambios nacen del amor y no del odio, si te enojas contigo pierdes a tu mejor amigo.

Trátate con respeto

Ten en claro que te mereces ser tratado con respeto siempre y sobre todo por ti, háblate con paciencia, desde la compasión. No te castigues y aprende a escuchar qué es lo que realmente necesitas.

Regálate tiempo

Para no saturarte y caer bajo las garras de la ansiedad, debes saber cuando parar. Si estás demasiado agotado tus barreras psicológicas bajan y no puedes manejar eficientemente tus emociones. Mímate con actividades placenteras, descansa todo lo que puedas, y ten un espacio para recuperar energía. Tu mente te lo agradecerá.

Espero que comiences aplicar estos trucos para sentirte mejor. Nos leemos pronto.

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Sana la relación contigo mismo

Como reza el dicho, amarte es una aventura que dura toda la vida, y para poder hacer esto realidad, debes crear tus propios rituales para alimentar una autoestima saludable que te brindará paz

Primer paso fundamental, debes aprender a aceptarte. No existe la perfección, así que no la busques, simplemente bríndate el permiso para ser tu mejor versión, pero sin exigencias alocadas.

Puedes mejorar, pero desde el amor hacia ti mismo. Tus defectos y tus virtudes son quienes te conforman como ser humano, focalízate en tus fortalezas mientras trabajas con cariño en tus partes más oscuras.

Otra cosa muy importante, es que debes ser tu mejor amigo. Basta de criticarte sin sentido, seguramente ya tengas bastante personas en tu entorno que hacen muy bien ese trabajo. Cuida la forma en cómo te hablas, en cómo te tratas, en cómo te mimas. Sí, también es tu responsabilidad brindarte amor.

Debes cuidarte, no solamente en lo físico, no solamente en lo mental, sino también en la forma en que te relacionas con los otros. Tienes derecho a decir que no, a respetar tu tiempo, a estar a solas, a no intentar salvar a todos cuando primero debes aprender a salvarte a ti mismo.

No pierdas la inocencia, la capacidad de asombro, disfruta de la vida, juega como un niño, no te avergüences de todas las cosas con un poco menos de seriedad y despertar el buen humor en tu vida.

Y sobre todas las cosas, sé muy paciente contigo, porque en el camino hacia el despertar de felicidad, tendrás muchos traspiés, son parte del proceso de cambio, así que no te asustes, ni te enojes, cambiar es complejo pero vale mucho la pena.

Comienza día a día a aplicar estas herramientas y verás cómo muchas comienzan a automatizarse en ti.

Amate, respétate, conéctate con tu ser. ¿Estás preparado?

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Y entonces…¿dónde está la felicidad? Está en tu….

Quiero compartirles un material que escribí hace un largo tiempo para la revista Más Vida, es mi artículo favorito y los invito a reflexionar conmigo

 

Mis dedos se entrelazan para tocar la taza caliente. Observo los movimientos rítmicos del café mientras  pequeños besos de humo se contonean  en el aire. Miro hacia la izquierda y Alan, mi bebé de cuatro meses, está plácidamente dormido en su cochechito.

tu silencio mariana alvez

Paseo rápidamente mis manos por el teclado mientras me sumerjo en esta mágica experiencia de paz. Silencio…amor…inspiración…perfume a café.

 

Tenues rayos de sol acarician tímidamente mi ventana, como si tuvieran miedo de interrumpir tanta paz. Respiro hondo, baja mi ansiedad.

 

Absolutamente perdida en el aquí y ahora. En esta habitación no hay lugar para la violencia, las malas noticias, el mundo cruel, los problemas cotidianos. Ya sabemos que esos siempre están presentes, sin embargo, hay otras situaciones que todos los días también están presentes y las ignoramos, no nos damos el permiso para jugar y sentirlas vibrando en nuestro ser. Experiencias tan increíbles como un rato de silencio, en una cálida mañana, acompañada por mi hijo, mi gato perezoso y una taza.

 

En nuestro interior es bueno que de vez en cuando reine el silencio…que los pensamientos negativos se callen, que la ansiedad se duerma, que el miedo se apague, que los problemas se disuelvan.

 

El silencio interior es una oportunidad para escucharnos de verdad, para escuchar desde un lugar más positivo, desde un sitio más saludable.

 

Problemas, ¿a veces son tan reales? ¿Acaso no somos nosotros los que a veces nos ahogamos en un vaso de agua? Lo que me está sucediendo, ¿es realmente un problema? Y sí asi fuera, ¿de dónde puedo sostenerme?

 

Hay tantas experiencias que no tienen precio, que son tan íntimas, secretas. Hay tanta alegría que desborda en el silencio, que danza al compás de una profunda paz.

 

¿Qué es lo que eres capaz de escuchar en tu propio silencio? ¿Qué parte sabia se conecta contigo? ¿Cuáles son las experiencias más sencillas y deliciosas que te permites disfrutar? Hay personas que le temen a la felicidad, existe cierta creencia en muchas culturas que ser feliz es ser egoísta, que cuidarse uno mismo es algo perverso, seguramente muchas creencias te están contaminando el corazón, y todo lo que sientes es puro ruido avasallante que no te permite conectarte con tu parte más saludable.

 

Todos nos perdemos en el ruido muchas veces, nos dejamos llevar por las trivialidades, comenzamos a competir, nos embriagamos en ego, sin embargo, si prestas atención, la verdadera felicidad, la más intensa se encuentra mucho más allá de las metas superficiales. Qué importa el ascenso, ser el mejor, tener más dinero, ser el más delgado, el más famoso, el más hermoso. Eso pasa rápido, dura un segundo, no te colma.

 

¿Sabes por qué la gente  busca tanto la felicidad y no la encuentra? Por qué es tan obvia, tan simple, tan cotidiana, que está escondida en el mejor lugar: a la vista de todos. Y es así que existen personas que dedican toda su vida a encontrarla y son incapaces de lograrlo, porque cuando la encuentran, creen que la felicidad es algo más y la dejan pasar. La desechan e ignoran como un trapo, solo para darse cuenta con el tiempo que ya eran felices y simplemente no lo sabían.

 

Muchos de mis consultantes  me han tildado de adivinadora, porque varias veces he predicho con exactitud ciertas situaciones. No es de bruja, es de experiencia. Conozco a las personas y sus patrones de comportamiento, en la intimidad de un consultorio, en ese otro increíble silencio, se desnuda el alma y ellos me enseñan, como eterna estudiante aprendo. Tengo mi sabiduría más las de todos quienes me han confiado sus historias. Y es por eso que con propiedad puedo decirte que eres mucho más feliz de lo que crees.

 

Conéctate ahora con una caricia, la brisa del mar, tu mascota en tu regazo, un bebé dormido en tu pecho, el beso de tu amante, el sonido de la música, el aroma de un perfume, la ducha acariciando tu piel, la esperanza de que todo estará bien, la alegría de estar vivo, una comida deliciosa, un techo sobre tu cabeza, la revista que estás leyendo en este preciso instante, un arrebato de inspiración, el cuadro que hay en tu comedor, los pétalos de una rosa seducidos por el rocío, aquella vez que ayudaste a alguien y le robaste una sonrisa, un fuerte y apretado abrazo, el calor del sol besando tu cuerpo, un masaje en el cuello, cuando recibiste tu diploma, cuando te dijeron que ibas a ser padre, cuando te independizaste, conéctate con el césped frío, conéctate con una simple y caliente taza de café.

 

Y entonces…¿dónde está la felicidad? Está en tu silencio.

 

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Desapego y Aceptación

Cuando una relación se termina, cuando nos desvinculamos de un empleo, cuando debemos afrontar una enfermedad, cuando perdemos a alguien, cuando una meta no se cumple, todas situaciones por las cuales los mortales deberemos transitar. Situaciones que podemos aprender a manejar mejor gracias al desapego y la aceptación.

 

soltarEste término del desapego ha sido ampliamente utilizado en el ámbito del desarrollo personal y alude a la liberación, al dejar ir, aunque no desde la resignación, sino desde la paz y nuestra sabiduría interior.

Cada uno es responsable de sí mismo y por lo tanto debemos hacernos responsables de nuestras actitudes y nuestras decisiones, pero no desde un lugar de autocastigo, sino desde un lugar de amor, paciencia y también de libertad.

El desapego es el arte de diferenciar el mundo exterior del mundo interior, es lo que nos habilita a no dejarnos influenciar negativamente por los demás, nos permite aprender a escuchar nuestra voz interior en lugar de la ajena.

La sabiduría de saber diferenciar aquello que podemos cambiar y lo que no, nos permite ser más libres y no perder el tiempo en preocuparnos o atormentarnos por aquello que no está bajo nuestro dominio.

Debemos aceptar nuestra realidad. Es lo que es por ahora, hay cosas que no podemos cambiar y otras que sí, quedarnos en aquello que no cambia es torturarnos.  Siempre podemos trabajar para aprender a manejar nuestras emociones y pensamientos, si bien no es tarea sencilla, vale la pena el trabajo para lograr esto.

El desapego también está relacionado con vivir el aquí y ahora, hacer las cosas y luego desapegarnos del resultado, sabiendo que si tienen que cumplirse así será. Hacer lo que esté en nuestras manos y luego esperar sin obsesionarnos pensando enfermizamente en eso.

Para poner en práctica el desapego podemos comenzar siendo concientes de quiénes somos y cuál es nuestro propósito en la vida. Acercarnos a nuestra espiritualidad, entendida esta en su amplio sentido y no atada a ninguna creencia religiosa en particular.

Entre los beneficios del desapego encontramos calma, una sensación de paz interior, la libertad para encontrar soluciones a nuestros problemas, transitar por el duelo necesario y luego crecer a partir de él.

Nos debemos desapegar desde la honestidad, de manera abierta y siempre con el compromiso y nuestra voluntad de intentarlo. Si nos desapegamos, estamos en una mejor posición para trabajar sobre nuestras emociones de dolor o resentimiento.

Para mí el tema del desapego también está muy relacionado con la aceptación. En la terapia dialéctica conductual, donde se pone el énfasis en la aceptación y la validación de las emociones para desde ahí acercarnos a un cambio, se habla de aceptación radical.

La aceptación radical tiene que ver con una aceptación COMPLETA Y ABSOLUTA. Es cuando aceptamos algo desde lo más profundo de nuestro ser. Cuando lo aceptamos en nuestra mente, en nuestro corazón e incluso en nuestro cuerpo. Cuando logramos aceptar algo radicalmente no estamos luchando contra eso, dejamos de luchar contra la realidad y contra lo que no podemos cambiar. Es soltar también.

Tiene que ver con un concepto interno que deberíamos darnos el derecho de sentir.  Para ponerlo en práctica podemos pensar en todas aquellas situaciones donde aceptamos algo completamente.

Cuando alcanzamos la aceptación podemos sentir que estamos dejando ir la lucha, la resistencia, simplemente dejamos ir aquello que nos había obsesionado. Si logramos este estado también nos podemos sentir más centrados, libres y en paz.

Incluso aunque podamos llegar a sentir aún cierta tristeza, si elegimos soltar sentiremos como si un peso hubiese sido quitado de nuestros hombros. Vamos a poder finalmente avanzar, para salir adelante es importante aprender a dejar ir aquello que nos estanca en todo sentido.

El dolor es dolor, pero la agonía y el sufrimiento, son el dolor más la no aceptación. La aceptación radical convierte el sufrimiento en mero dolor, algo que podemos aprender a manejar y utilizar a nuestro favor. El dolor permite crecimiento y maduración, tenemos que darle su espacio y abrazarlo.

Aceptemos que la situación que genera dolor tiene una causa a veces no manejable por nosotros. Esto es lo opuesto de decir ¿por qué a mí? Evitemos sentirnos víctimas desamparadas, vamos a ser victoriosos creadores y entender que lo que nos sucede también es parte de lo que nos construye y nos fortalece.

Intentemos aceptar una situación incluso aunque no conozcamos del todo las causas que la generaron. Y si somos lo suficientemente afortunados de conocer las causas que iniciaron determinada situación, quizás hasta podamos evitar vivir la misma experiencia en un futuro o al menos podremos comprenderla. Intentemos aceptar y seguir adelante, construir algo diferente desde nuestro poder.

Aceptemos que la vida vale la pena vivirla incluso aunque debamos sufrir a veces. Si no existiera el dolor, ¿cómo sabríamos que somos felices? Si no existiera aquello que no está en nuestro control, ¿cómo podríamos discernir que sí podemos cambiar y que no? ¿Cómo podríamos alcanzar esa sabiduría interna?

Estos dos conceptos trabajados hoy son muy útiles a la hora de avanzar en nuestra vida, a vivir desde el presente y aprender del pasado sin estancarnos en él. Te invito a que los utilices, ¡a crecer se ha dicho!

 

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