¿Tienes miedo a ser feliz?

miedo a ser feliz¿Crees que cuando las cosas están demasiado bien vas a bajar la guardia? ¿No tienes emociones positivas o te cuesta sostenerlas? ¿No te emocionas con tus proyectos? ¿Si eres feliz algo malo puede suceder? ¿Piensas que no mereces ser feliz?

Los investigadores Mohsen Joshanloo y Dan Weijers comparten sus hallazgos sobre esta temática en su trabajo Fear of happiness across cultures: A review of where and why are people afraid of happiness  (Miedo a la felicidad en las distintas culturas: Una revisión de dónde y por qué las personas le temen a la felicidad).

El miedo a la felicidad se puede definir como una creencia relativamente estable donde se considera que el acercarse a la felicidad, el sentirla, debe ser evitado a toda costa por diversos argumentos que estas personas poseen. En algunos sujetos este miedo es más fuerte que  en otros, algunos solamente tratan de evitar la sensación de gran felicidad, otros quieren evitar  todo contacto con el sentirse bien.

En muchas culturas se cree que perseguir la felicidad extrema debería ser algo que no debería intentarse, ya que probablemente conduzca a la infelicidad, incluso algunas personas piensan ser que feliz convierte en malo a un individuo.

Las razones más frecuentes que encontramos para temerle a la felicidad son las siguientes:

  • Ser feliz hace que cosas malas te sucedan. Existe la creencia distorsionada de que si eres feliz pueden sucederte cosas negativas como infelicidad, sufrimiento, muerte.  Estas ideas se sostienen en varias culturas gracias a las religiones, que abierta o sutilmente , nos dan a entender que ser feliz es soberbio, negativo y que seguramente vas a atraer a la desgracia si te sientes bien.
  • Ser feliz te convierte en mala persona. En Islam no ven bien el reírse, consideran que la felicidad se asocia a la superficialidad, la falta de inteligencia y lo vulgar. Además creen que quienes son felices están lejos de Dios. En las culturas occidentales también existe esta noción de que las personas que no se quejan y lamentan no comprenden lo perdido que está el mundo y todas las desgracias que habitan en él. También se sostiene la noción de que no merecemos ser felices cuando observamos que otras personas más merecedoras que nosotras (ante nuestra mirada)  no están siendo felices. Existe cierto romanticismo ante la idea de la melancolía y la tristeza, como si éstas fueran los portales hacia la creatividad y la máxima expresión. Parecería que el sufrimiento es necesario para crear un carácter fuerte.
  • Expresar la felicidad es malo para ti y para los demás. Las personas temen que si expresan su felicidad serán víctimas de la envidia de los otros o que vamos a hacer sentir mal a quien no es tan feliz en su vida.
  • Perseguir la felicidad es malo para ti y los otros. El deseo ser feliz se considera egoísta y eso traería consecuencias negativas para el bienestar de los demás, como convertirnos en personas crueles, violentas, orgullosas, ambiciosas, aburridas.

Esta investigación arroja entre sus conclusiones que tendríamos que tener en consideración que la felicidad podría no ser una necesidad universal o que cada cultura debería tener su propia definición de felicidad. Sin duda esta investigación abre las puertas a continuar trabajando y tomar en consideración las consecuencias que estos miedos generan tanto a nivel individual como social.

Personalmente considero que ser feliz tiene consecuencias mucho más positivas y enriquecedoras que quedarse estancados en el miedo, la queja o la falsa humildad. Sin duda un campo a continuar trabajando.

¿Creen que estos miedos tienen coherencia? ¿Cuál es su opinión acerca de esta investigación? Espero sus comentarios.

 

27056130/098165994

Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Entrenando nuestro cerebro para ser feliz

Rick Hanson es el autor del libor Hardwiring Happiness: The New Brain Science Of Contentment, Calm andEntrenando nuestro cerebro para ser feliz Confidence (“Cableando” felicidad: la nueva ciencia del cerebro de la alegría, la calma y la confianza). En esta obra nos comparte que cuánto más tiempo nuestras neuronas logren disparar emociones como la felicidad, la gratitud, la esperanza, más estas emociones quedan registradas y de una manera más intensa.

El problema radica en que nosotros tenemos una tendencia a quedarnos más enganchados  a las experiencias negativas que a las positivas; es así que no le brindamos el tiempo suficiente a lo bueno para que se pueda quedar fijado en nuestra memoria a largo plazo.

El cerebro tiende a reaccionar de una manera muy intensa ante las malas noticias, mientras que a las buenas las deja pasar más rápido. Nuestro cerebro está acostumbrado a detectar amenazas y debemos entrenarlo para poder sacar provecho de las buenas experiencias, ya que las situaciones positivas por las cuales atravesamos también contribuyen a nuestro crecimiento interno.

Para poder preparar nuestro cerebro a que esté receptivo a la felicidad es importante que podamos disfrutar del presente y atesoremos los momentos alegres de nuestra vida. Hay que transformar las experiencias positivas en recuerdos emocionales duraderos.

Todos los días atravesamos por momentos positivos, algunos sutiles, otros grandes, lo importante es tomarlos en consideración, apreciarlos, permitirnos sentir alegría, quedarnos extasiados y permitir que su intensidad quede prendada en nuestro cerebro. Las experiencias cotidianas son nuestras aliadas si sabemos apreciarlas. Cuando somos capaces de tomar en consideración las experiencias positivas nos sentimos más realizados, seguros, amados, respetados. La inseguridad cede su paso a la fortaleza que hay dentro de nosotros.

Si nos sentimos mal intentemos no quedarnos repitiendo el mismo monologo interno en nuestra cabeza que no nos conduce a nada, en lugar de quedarnos prendados del dolor vamos a insistir un poco en buscar experiencias de alegría o intentemos pensar el problema de una manera creativa. Ocuparse en vez de preocuparse, actuar antes que estar de brazos cruzados sumidos en el dolor.

Las experiencias positivas deben ser bienvenidas y vividas desde el asombro, como si fuéramos niños, viviendo algo con entusiasmo y alegría.

Gracias al mindfulness también podemos estar conectados con el presente y nos brinda la oportunidad de alejarnos de los pensamientos o sentimientos negativos que nos atormentan. Recuerden que el dolor es para transitarlo un tiempo, no quedarnos pegados a él y estancados.

Hanson también comenta que cuando necesitamos sobrellevar una situación por ejemplo médica, tendríamos que buscar experiencias positivas en torno a esta temática para poder quitarnos de encima la angustia o la ansiedad. Y así con todas las experiencias, busquemos una acorde a lo que debamos superar.

Nuestro cerebro a veces puede ser nuestro enemigo, años de evolución nos han preparado para lo peor y para sobrevivir, pero sobrevivir no es vivir y es hora de darle paso al bienestar, abrazando las experiencias positivas, sencillas o gigantes, para que nuestra mente juegue con nuevas cartas y vivamos desde la felicidad.

 

27077699/098165994

Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

La felicidad de los uruguayos

La felicidad de los uruguayosOpción Consultores realizó una interesante investigación dónde se abocó a estudiar la felicidad de los uruguayos en relación a su familia. Inspirados en este estudio, se realizó una nota en el diario El País donde participé. Aquí se las comparto. 

Nunca mejor dicho: «Hogar, dulce hogar». Es que los uruguayos son más felices con su familia que en el trabajo. De hecho, ocho de cada diez (79%) califica sus relaciones familiares como muy satisfactorias, mientras que uno de cada dos (55%) es feliz con la labor remunerada que desempeña, según el último estudio sobre la percepción de felicidad en Uruguay, realizado por Opción Consultores.

Los uruguayos «encontramos más sencillo tener una mejor calidad emocional que material», explica la psicóloga Mariana Alvez. ¿Por qué? «No tenemos acceso a trabajos tan bien remunerados» y que le permitan a uno sentirse «valorado». En el exterior, sin embargo, varias «empresas tienen una cultura de cuidado de sus empleados que en nuestro país no está tan desarrollada».

Pero, ¿no es que el dinero no hace a la felicidad? La investigación desmitifica el concepto. Aún más: quienes manifiestan mayores niveles de percepción de felicidad global (en una escala del uno al diez) son las personas con mayor nivel educativo y, por tanto, quienes gozan de mayores posibilidades de ingresos. El 65% de los encuestados que alcanzaron estudios de alto nivel calificaron su felicidad general con un valor entre ocho y diez puntos. Pero, dentro de los de menor nivel educativo el 56% consideró su felicidad en menos de ocho puntos.

«Eso de que el dinero no compra la felicidad es un mito», dice la psicóloga. Precisamos cubrir necesidades básicas que solamente pueden ser satisfechas con dinero (alquileres, comida, ocio) y, «más allá de que es cierto que no compra a la felicidad en sí misma, sí tiene la capacidad de generarnos bienestar y situaciones de placer: el problema, en todo caso, está en cómo lo gastamos».

Por fuera del dinero, este segundo estudio sobre percepción de la felicidad, realizado en junio y que publica Domingo, se centra en las relaciones familiares. Y, en este sentido, apenas el 9% de los consultados manifiesta insatisfacción en este ámbito.

La investigación indica que el ámbito privado de las relaciones familiares representa un espacio en el cual la población, en término medio, experimenta mayor nivel de satisfacción respecto a otras áreas de su experiencia. Y en buena medida la explicación parece estar vinculada al estado civil.

Los casados y los que están en unión libre se consideran muy felices en un 58%, mientras que los solteros, separados, divorciados o viudos lo están en un 43%. Es que en la pareja formal se asocia, según expertos, a la obtención de compañía y amor, así como mayor capacidad para afrontar shocks sociales, económicos o de salud.

«Los casados son quienes padecen menos depresión, sienten que tienen a quien recurrir para buscar consuelo en los momentos difíciles, tienen a alguien que los acepta y ayuda», señala Alvez. Esas condiciones se obtienen en un vínculo sano de pareja. «Cuando las relaciones son tóxicas (maltrato físico o psicológico, infidelidades y falta de respeto) ya no podríamos sentirnos seguros ni protegidos y por ende perderíamos los beneficios y el bienestar de estar en pareja».

Tal es así que el propio estudio de Opción Consultores indica: «Investigaciones demuestran que aquellas personas que rompen un vínculo matrimonial o de unión libre de mala calidad mejoran su felicidad en relación a la obtenida en los últimos tres años de matrimonio».

Las que más se ven afectadas por estas relaciones afectivas, tanto de pareja como de familia, son las mujeres. «El género femenino encuentra más satisfacción en lo que concierne a lo emocional y los vínculos, mientras que el hombre se siente más realizado y competente a través de su trabajo».

En números: ellas, en un 82%, están muy felices con sus relaciones familiares, en una puntuación superior a ocho. Ellos lo están en un 75%. A la inversa, en las puntuaciones de insatisfacción, los hombres registran 11% y las mujeres apenas 8%.

Si se es mujer y adulta mayor mucho mejor. El 84% de los encuestados mayores de 60 años manifestó niveles de percepción de felicidad en relación a su familia superior a ocho.

«Estudios en Psicología Positiva dicen que la etapa de la madurez es el momento donde podemos alcanzar un gran nivel de felicidad. Esto se debe básicamente a que las personas mayores se muestran más felices y satisfechas con respecto a su vida. Pueden experimentar un número mayor de emociones positivas y su experiencia emocional tiende a ser más estable ante las contrariedades de la rutina. Con los años nos vamos quedando con lo bueno, los lindos recuerdos, las anécdotas, hemos tenido tiempo de cultivar relaciones más significativas», explica la psicóloga.

La particularidad a nivel de la edad es que los más jóvenes (entre 17 y 34 años) tienen una leve percepción de felicidad mayor que el grupo de entre 35 y 59 años. Las posibles explicaciones se relacionan con el aumento de responsabilidades, la crianza de los hijos y los problemas de salud.

En la otra cara del mostrador están quienes no gozan de vínculos en el hogar que lo hagan feliz. Los conflictos interpersonales se posicionan como el principal motivo de insatisfacción con el 41% de las respuestas. Refiere a diferencias de valores, problemas intergeneracionales y conflictos en general.

Le siguen las dificultades económicas (21%), la soledad (10%), los problemas de salud (6%), divorcios y separaciones (5%), los problemas en la educación con hijos (3%) y la falta de tiempo para la familia (1%). Un 12% de los 600 encuestados de todo el país prefirió no expresar los motivos de infelicidad respecto a las relaciones familiares.

Como era de esperar, según los expertos, el estar en una relación de pareja estable, con una familia que lo contenga, el tener un alto nivel educativo que le permita acceder a un trabajo y, por tanto, a una mejor remuneración en la etapa activa o el ser adulto mayor sin preocupaciones sobre crianza e ingresos del hogar, y ser mujer, son el mejor combo para percibir la vida de un modo feliz. Pero hay más motivos que hacen a la satisfacción personal, que se profundizarán en próximas entregas del estudio.

FICHA TÉCNICA

Esta es la segunda entrega del Monitor sobre la Felicidad Uruguaya que presenta Revista Domingo. Se trata de una herramienta para comprender la percepción de felicidad subjetiva de los uruguayos y su vínculo con las dimensiones sociales y personales; en este caso, la familia. Los datos tienen un alcance nacional y se obtuvieron mediante una encuesta telefónica realizada durante junio a 600 personas mayores de 17 años. Se desarrolló con un muestreo aleatorio estratificado y proporcional, con mantenimiento de cuotas de sexo y edad. El margen de error: +-4% y 95% de confianza.

CLIMA

El ánimo no no cambia por época

A diferencia de lo que suele creerse, la felicidad no cambia según la estación. De hecho, según la psicóloga Mariana Alvez, no existe una influencia que asocie a las relaciones afectivas y las distintas épocas del año. «El ser humano es sociable por naturaleza y siempre está buscando generar vínculos» que le den una sensación de bienestar. Claro está que es una «sensación» y, por tanto, tiene un alto componente subjetivo y cambiante. «Una persona puede ser evaluada por un test de satisfacción en un momento vulnerable de su vida y puntuar muy bajo, y otra persona en el mismo momento puede puntuar muy alto». En todo caso, la percepción de felicidad está en estrecha relación a lo que nos está sucediendo en el momento, en lo inmediato. A la inversa, algunos estudios internacionales relacionan la felicidad a épocas del año, o más bien a estados del tiempo. De ahí la percepción de Bahía, en Brasil, como una ciudad «alegre» y Londres, en Gran Bretaña, como un poblado «gris». De hecho, hay quienes sostienen que dependiendo de la época del año se incrementan las relaciones sexuales y las gestaciones. Sin embargo, según datos del Ministerio de Salud Pública, las tasas de nacimiento en Uruguay son «estables» todo el año.

LAS CIFRAS

82%

De las mujeres uruguayas está muy feliz con sus relaciones familiares, mientras que en los hombres lo está un 75%, según el Monitor de Felicidad Uruguaya de junio.

41%

De los motivos de insatisfacción con las relaciones familiares se relaciona a conflictos interpersonales (problemas generacionales, de valores y peleas en general).

Fuente: http://www.elpais.com.uy/domingo/uruguayos-felices-familia.html

 

27077699/098165994

Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Los estudios demuestran…

Los estudios demuestranA lo largo del año pasado se han hecho varios estudios en el ámbito de la Psicología Positiva y se ha llegado a conclusiones muy interesantes. Aquí voy a compartir algunas de ellas: 

La bondad es una recompensa en sí misma 

Los niños pequeños ayudan a los demás espontáneamente y no lo hacen únicamente para complacer a sus mayores como se puede llegar a creer, hay niños quienes ya poseen sentimientos profundos de compasión por los demás. El altruismo es muy agradable y nos brinda alegría ya desde edades tempranas.

 

Apreciar a nuestra pareja logra sostener relaciones amorosas incluso en los malos momentos

Sentir que nuestra pareja nos aprecia nos obsequia una hermosa sensación de seguridad, la cual nos incita a también apreciar más a esa persona que nos ama. Si nos sentimos cuidados, valorados, vamos a motivarnos para darle más emoción a nuestra relación, vamos, en definitiva, a hacer sentir a nuestra pareja tan especial como nos hace sentir a nosotros.

 

Las personas se sienten más motivadas a cooperar que a competir

 Nuestro primer impulso es el de cooperar con el resto, antes que el de competir.

 

Ser padres nos hace más felices, pero no en todos los casos

Si bien ser padres es una experiencia maravillosa, en algunas situaciones genera demasiado estrés en las parejas y puede disolver matrimonios si estos no estaban lo suficientemente fuertes para añadir un niño al vínculo.  Aparentemente, ser padres hace más felices a los hombres que a las mujeres y ser padres solteros no implica menor felicidad.

 

Ser amable ayuda a nuestra popularidad

Se investigó qué hacía ser populares a los chicos de la escuela, y parece ser que el actuar de manera bondadosa con sus compañeros logró hacerlos destacarse positivamente.

Y por supuesto que muchas más investigaciones están en camino. ¿Qué les parecen estos descubrimientos?

27077699/098165994

Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com