Rediseñar la vida

objetivos metas

Les comparto esta nota que me realizaron para Revista Nueva, escrita por Daniela Calabró.

Siempre hay deseos postergados y en esta época del año suelen aparecer las ganas de hacer un cambio radical. Nunca es tarde para rearmar la vida: solo hace falta coraje para empezar de nuevo.

Tener más cerca el final del año suele operar como un motor de nuevos deseos y un recordatorio de los pendientes. Están quienes quieren reforzar el rumbo elegido, pero también quienes descubren que desean dar un vuelco y reconstruir el camino. 
 
Para estos últimos casos, la coach ontológica Ana Cecilia Vera utiliza el concepto de “reingeniería de vida”. Es decir, cambiar hasta los cimientos. “La reingeniería de vida apunta a una revisión y análisis profundo de aquellas cuestiones que nos generan malestar. Implica romper con el pasado, habilitar un lienzo en blanco para un nuevo dibujo y predisponerse a reinventar, rediseñar y rearmar todo aquello que se necesite”.
 
Se trata, en pocas palabras, de comenzar de cero, hacer un cambio interior e integral. “Ese es el porqué de las letras IN en mayúsculas dentro de la palabra reingeniería (así la escribe en sus publicaciones), que implica que todas las áreas de tu vida sean observadas desde una perspectiva diferente, ya que cualquier problema en una de ellas afecta tremendamente el funcionamiento de las demás”.
Cualquiera podría pensar que un cambio tan radical es imposible, sobre todo cuando los años ya hicieron lo suyo, forjaron una identidad y marcaron el camino. Sin embargo, en este punto aparece otro concepto interesante, de la mano de la licenciada en Psicología y especialista en Psicología Positiva Mariana Alvez: el de la “moldeabilidad”. 
 
“Somos moldeables en el sentido de que somos mejorables. Todos tenemos en nuestra cabeza un ideal de cómo nos gustaría ser, metas a las cuales aspiramos, sueños postergados, propósitos, así como somos conscientes de que tenemos defectos que nos pueden dificultar algunas áreas de la vida. Por esa razón, es importante conocernos y hacer una autocrítica saludable”, explica Alvez, mientras agrega que la decisión de realizar un cambio debe tomarla uno mismo, con plena determinación y sin presiones externas, ya que el camino conlleva trabajo: “El proceso para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos implica descubrir que somos los responsables de nuestra felicidad. Siempre utilizo la palabra consultante en lugar de paciente, en el sentido de que la persona que decide consultar está siendo activa, está involucrándose en un desafío que necesita de esfuerzo y paciencia, no está de brazos cruzados esperando que las cosas cambien por sí solas”. 
 
En esa tarea, según explica la experta, uno de los mayores aliados es el optimismo, pero no el que se practica de la boca para afuera, sino el que se trabaja a conciencia y como una filosofía de vida. “En la psicología positiva hablamos de un optimista inteligente. No es una persona que se dice frases de aliento vacías, sino que interpreta la realidad de otra manera, que evalúa con más justicia las cosas malas. El verdadero optimista sufre los fracasos igual que todos, pero hace el duelo pertinente y sigue adelante con su vida, porque cree que las causas de los hechos negativos son temporales, y las de los buenos, permanentes. Esto quiere decir que está propenso a que más cosas buenas sucedan”.
 

Adiós comodidad 

Una de las peores enemigas de los cambios de rumbo es la llamada “zona de confort”, allí donde uno está cómodo, seguro y alejado de los imprevistos. Esto puede ser una relación estable de pareja, un trabajo de hace muchos años o un tipo de vínculo familiar, entre tantos otros ejemplos. El problema es cuando allí hay estabilidad, pero no alegría, motivación ni proyectos. “La zona de comodidad es una zona peligrosa, porque allí nos quedamos atascados en determinados patrones negativos porque son lo conocido, lo familiar. Y lo familiar no necesariamente es lo mejor, pero es a lo que estamos acostumbrados, y todo cambio requiere esfuerzo. El cambio encierra complejidad, pero termina siendo más barato a nivel emocional que quedarse en donde uno está”, detalla Álvez. 
 
Robert Kegan y Lisa Laskow Lahey, en su libro Inmunidad al cambio, explican que, ante los cambios, hay dos tipos de desafíos: los técnicos, que son aquellos que se hacen a fuerza de práctica, sin un giro drástico en la forma de pensar, y los adaptativos, que son más emocionales e implican modificar los sistemas más profundos, esos que –en algún punto– nos intentan proteger. La licenciada Alvez lo desarrolla de esta forma: “Hay verdaderos sistemas inmunitarios emocionales que actúan como defensas ante los cambios, que sirven para protegernos del dolor, la ansiedad o el miedo. Para no caer en el clásico autosabotaje, tenemos que intentar conectarnos con nuestras emociones y descubrir qué es lo que se esconde bajo nuestros actos, de qué queremos protegernos, a qué le tenemos miedo en realidad”. 
 
Según Vera, lo más importante para salir de la comodidad es tener una razón contundente: “Si no encontramos el motivo que nos lleve a la acción, la mejor elección será quedarse en el mismo lugar. Lo más importante es descubrir esa gran razón, de manera de crear un fuerte impulso que nos haga movernos de donde estamos. Debemos lograr ver que el beneficio de tomar ese riesgo es mayor que el precio que pagamos por quedarnos en la comodidad”. Pero ¿de dónde saca uno la motivación?
 
“Ese combustible interior lo da el ponerse en verdadero contacto con nuestros deseos más profundos. Mucha gente, cuando le preguntás qué quiere, responde: Quiero ser feliz. Y eso es en realidad lo que queremos todos. Lo que debemos hacer es descubrir qué significa específicamente para nosotros ser felices”, aconseja Vera. Alvez coincide: “Para cambiar, tenemos que hacer un proceso de reconocimiento. ¿Qué es lo que no está funcionando? ¿Qué es lo que no me gusta? ¿Estoy involucrado en algo que me hace daño? Después del cuestionamiento, hay que decidir qué vamos a hacer. En este punto, es positivo asistir a terapia, porque podemos contar con un tercero que está por fuera de nuestra burbuja y puede ayudarnos a romper con los pensamientos negativos que tenemos sobre nosotros mismos”.
 

Vislumbrar el objetivo 

Cuando Ana Cecilia Vera habla de encontrar una motivación puntual y valedera en vez de caminar a tientas, habla desde la propia experiencia. Luego de trabajar muchos años como ingeniera en computación, decidió cambiar de rumbo, pero no sabía bien qué camino tomar: “Cuando comencé con mi proceso de transformación personal, no tenía claras muchas cosas. Entonces, mi primer objetivo fue clarificar qué era lo que de verdad quería. Puse en marcha distintas acciones para obtener esa información de mí misma. Empecé a asistir a cursos de diferentes cosas que podrían interesarme, iba a sesiones de terapia para poder analizarme más, comencé a leer distintos libros y mucho más. En ese camino de búsqueda incansable, el coaching ontológico llegó a mi vida un día y me trajo todas las preguntas que yo necesitaba hacerme para obtener las respuestas de mi interior”.
 
Contar este pequeño fragmento de su vida le permite a esta coach santiagueña (hoy radicada en Puerto Madryn) dar un consejo certero a todos aquellos que saben que quieren cambiar de vida, de profesión, de rumbo, de día a día, pero no encontraron aún la dirección exacta ni las herramientas indicadas: “Lo primordial es proponerse como primer objetivo descubrir su visión de vida. Luego, todo es mucho más fácil y la brecha se acorta. Paso a paso, acción por acción, un día verán cómo, mágicamente, se hace realidad la vida que tiempo atrás se encargaron de rediseñar”.

 ¿Por qué cambiar?

Ante la pregunta sobre las principales causas por las que las personas buscan rediseñar su vida, Ana Cecilia Vera enumera las siguientes:

Se sienten vacías, disconformes y desmotivadas.
Están insatisfechas con la carrera que han elegido y se sienten  robots de la vida laboral que mantienen.
No saben cómo dar un vuelco radical en su situación financiera y, al mismo tiempo, dedicarse a lo que aman.
Se sienten frenadas en alguna o varias áreas de sus vidas y no pueden avanzar, a pesar de que quieren y están comprometidas a hacerlo.
Sienten que se están traicionando a sí mismas, que viven una vida que no es la de ellas y que cumplen mandatos familiares y culturales.
“Escuchan ruidos” del pasado que interfieren en su presente y no les permiten crear una nueva vida.
 

Cómo alcanzar las metas

 Mariana Alvez propone una técnica  eficaz y realista. Es el modelo SMART, conformado por cinco letras que, en inglés, hacen alusión a cómo deberían ser nuestras metas. 
Específicas:Deben ser precisas, para poder concentrar nuestros esfuerzos de manera más eficaz. 
Mensurables: Elegir metas cuyo progreso pueda ser medido. Eso nos motivará a alcanzar el siguiente paso. 
Alcanzables: No deben representar desafíos imposibles; debemos poder acercarnos a ellas con nuestras actitudes, habilidades y capacidades.
Realistas: Para que se mantengan dentro de las posibilidades concretas, debemos ir adaptándonos a su proceso. Las vallas deben ser altas, para superarnos, pero no tan altas como para impedirnos tocarlas. 
Que se cumplan dentro de un tiempo específico: Es útil elegir un tiempo adecuado para lograr nuestras metas, como cambiar de trabajo en un año. El tiempo que elijamos tendrá que ser alcanzable.
 
Ana Cecilia Vera recomienda que cada uno se siente solo, sin interrupciones, y siga el siguiente paso a paso:
Escribir lo que quiera conseguir. Dividir la vida en grupos o áreas y escribir qué le gustaría que sucediera en cada una de esas áreas. Desglosar cada deseo en los pasos que hay que seguir para obtenerlo. Esto amplía el abanico de posibilidades y permite que uno descubra que tiene los recursos para llegar a su objetivo. Detectar cuál es el deseo más importante y orientar todos los esfuerzos y acciones hacia él. De los deseos escritos en el paso 1, seguramente hay uno que, una vez conseguido, ejercerá un fuerte impacto en los demás.

Mejorando nuestra concentración

Mejorando nuestra concentraciónLa falta de concentración es un gran problema a la hora de trabajar, estudiar o realizar tareas que necesariamente requieren de nuestro foco. Usualmente la falta de concentración se asocia a estados depresivos, momentos emociones vulnerables, déficit atencional, aunque tengamos en cuenta que no necesariamente debemos caer en estos grupos para vivenciar la desconcentración. En este artículo les comparto unos muy buenos consejos para poder potenciar y sacarle provecho a su concentración.

  • Algo importante con lo cual comenzar es saber qué es lo que queremos hacer este día. Tener objetivos diarios claros, específicos y realistas será el puntapié inicial.
  •  Si debemos hacer una tarea demasiado elaborada, siempre nos vendrá bien poder dividir esta tarea en pequeñas actividades más manejables. Poder ser capaces de ir cumpliendo con los puntos establecidos nos brindará más motivación.
  •  Piensa cuál es tu momento de mayor productividad, ¿es acaso por las mañanas, las tardes, la noche? Monitoréate y préstate atención para descubrirlo.
  • Elimina todo aquello potencialmente distractor, como el celular, internet, los snacks, la televisión. Mantén tu lugar de trabajo ordenado. Ten a tu alcance todo lo que puedas necesitar. Si estás trabajando en un ambiente ruidoso, ponte unos auriculares o unos tapones para los oídos.
  • Descansa. Hay distintas técnicas que nos dicen que deberíamos intentar trabajar 25 minutos de corrido y luego descansar, tú encuentra tu propio ritmo. Lo que sí debes tener en cuenta es que la atención disminuye luego de los 90 minutos, así que quizás sea conveniente descansar luego de este período de tiempo para recargar energías. Y también agrego que hay que dormir bien, si nuestra mente está extenuada no va a poder funcionar con toda la energía que necesitamos.
  • Recompénsate una vez que hayas logrado uno de tus objetivos, puede ser tomarse un café, leer, jugar, mirar la televisión un rato, tú eliges.
  • Intenta no prestar atención a los estímulos exteriores, como portazos, gritos, ruidos, etc. Siempre vuelve a lo que estás haciendo, una y otra vez.
  • No dejes que las preocupaciones te inunden. Si estás atravesando por un momento difícil, puedes elegir pensar en tus problemas en un momento acotado del día, no cuando estás estudiando o trabajando. Esta técnica de posponer pensar en lo problemático ayuda porque circunscribe los pensamientos negativos a un momento específico del día, requiere mucha práctica pero es útil. También ten cuidado con las fantasías si tienes una imaginación muy activa haz lo mismo, dedícale un tiempo a ellas pero más tarde.
  • Ciertas personas encuentran la música inspiradora, si es tu caso, no dudes intentar hacer tu tarea mientras escuchas tus canciones favoritas.
  • En el caso del estudio, ayuda hacer esquemas, subrayar, tomar notas, utilizar colores. Tenemos que pensar en la opción de acudir a la biblioteca si estamos demasiado distraídos en casa. Si te aburres fácilmente, alterna el material de estudio, no estudies demasiado tiempo la misma materia. Ten cuidado con los juegos de computadora o PlayStation, guárdalos como premio una vez que hayas concluido lo que estabas haciendo.

Espero que pongan en práctica estos consejos y puedan explotar su concentración a pleno. Poder hacer una tarea y perderse en ella resulta ser muy satisfactorio y también productivo.

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Reflexionando acerca de los logros

Dentro de la teoría del bienestar se habla del modelo PERMA y uno de sus pilares son los logros. Las personas buscamos elReflexionando acerca de los logros éxito, sentirnos más en poder de las situaciones, de nuestro entorno y de nuestras metas. Buscamos logros, el fin en sí mismo, a veces simplemente por diversión, otras por desafiarnos o para hacer nuestra vida más emocionante. Aquellas personas que logran lo que se proponen sienten mucha motivación, viven inspirados y su inspiración también sirve a los demás. 

Y para obtener logros es importante mantenernos inspirados y motivados. Lo interesante es que la motivación es como un motor que nosotros podemos encender cuando se nos está apagando, algo que podemos reanimar para continuar en nuestro camino. 

Para acercarnos a nuestras metas y mantenernos motivados al mismo tiempo es importante saber el por qué de las mismas, ¿qué es lo que estamos buscando? ¿Qué nos desafía? ¿Qué nos gustaría aprender? ¿Qué nos gustaría crear? 

Me gustaría invitarlos a realizar un pequeño ejercicio para que ustedes tengan más claridad en cuanto a sus metas y cuáles son las verdaderas razones que los están empujando a alcanzarlas: 

¿Sabes lo que realmente quieres alcanzar en esta vida? Para poder trazar nuestro camino es importante tener un punto de llegada, un marco de referencia y además ir midiendo nuestro progreso.

¿Lo que queremos lograr es algo realista? Nuestras metas tienen que ser alcanzables. No podemos convertirnos en millonarios de la noche a la mañana, no podemos graduarnos de inmediato cuando una carrera demora entre cuatro y cinco años, no podemos tener un hijo en dos meses, en fin, ¿se comprende la idea? Hay ciertas reglas de la naturaleza que no podemos quebrar, todo lo grande lleva su tiempo, su paciencia y su hermoso proceso que debemos respetar. Sin prisa pero sin pausa uno llega muy lejos. Si nos trazamos metas demasiado exigentes jamás las vamos a comenzar y ya nos estamos saboteando de antemano. 

¿Lo que deseas es tu propio anhelo o el de alguien más? A veces vamos tras metas que en realidad no son nuestras, son impuestas por los demás o el entorno. Debemos ir tras nuestros propios logros para satisfacer nuestra propia voracidad de desafíos, no ir tras algo que no está en concordancia con quienes somos. No deberíamos seguir una carrera que nos sugieren nuestros padres si no es lo que queremos, no tenemos que cambiar de trabajo hacia uno más formal si no es nuestra vocación. Aprender a escuchar nuestra voz interior será lo mejor.

¿Tu meta está alineada con tus valores? No importa que tan maravillosa oportunidad se presente si eso implica traicionarnos a nosotros mismos. Jamás perdamos de vista quiénes somos y en qué creemos, de lo contrario obtener lo que queremos solamente será un dolor de cabeza y una fuente de angustia.

¿Puedes poner en práctica tus fortalezas en la consecución de esta meta? Conocer tus fortalezas y utilizarlas en todo lo que emprendas te generará bienestar en el camino y además hará que el proceso hacia la meta sea más significativo y positivo.

Así que sin pereza ni vergüenza reflexiona en cuál quieres que sea tu logro. Es hora de poner manos a la obra y agregar un granito de arena más en tu camino hacia el bienestar.

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com