El trastorno Borderline (límitrofre, fronterizo) de personalidad se caracteriza porque el sujeto vive relaciones interpersonales conflictivas, éstados de ánimo inestables (incluso dentro del mismo día se pueden experimentar distintos estados emocionales), sienten demasiado intensamente sus emociones. Los cambios de carácter se producen bruscamente, carentes de justificación.
Sufren de disforia, la cual se caracteriza por sentimientos variados de ira, ansiedad, depresión, desesperación, celos y odio hacia ellos mismos. Estas personas suelen acudir al abuso de sustancias y comportamientos autodestructivos para intentar mantener estas emociones intolerables bajo control. Son extremadamente impulsivos, suelen dañarse a sí mismos adentrándose en una serie de conductas abusivas, ya sea con gastos excesivos, sexo compulsivo, trastornos alimenticios.
Podría decirse que estas personas se ubican dentro de la neurosis y la psicosis, teniendo pensamientos psicóticos en aquellas situaciones donde la disforia se acentúa. Dentro de los síntomas psicóticos podemos encontrar las distorsiones perceptivas, sensaciones físicas (experiencias extracorporales, despersonalización, sensación de entumecimiento en sus miembros) y cambios violentos en el éstado de ánimo. Pueden tener sentimientos de derrota, creencias de que son malos, deseos de autodestrucción.
Tienen un pensamiento dicotómico, todo es bueno o todo es malo, no existe lo intermedio. Cuando una situación se percibe como negativa la disforia se dispara, cuando las situaciones son felices se sienten asustados porque seguramente el pensamiento negativo regresará.
La inconsistencia es la palabra clave de este trastorno, la cual se expresa en su identidad, confianza, conductas, pensamientos, sentimientos, actitudes. La estructura del pensamiento está mermada, hay fallas en la memoria. Existen comportamientos manipuladores para evitar el abandono (real o imaginario), la sensación de pérdida puede provocar cambios en la afectividad, la cognición y el comportamiento, ira inapropiada incluso por una separación temporal o cambios de planes, no soportan estar solos.
Su identidad es inestable (síndrome de difusión de identidad), les cuesta definirse a sí mismos. Pueden suceder cambios bruscos en cuanto a aspiraciones profesionales, cambios de opiniones, planes, identidad sexual, cambios en su escala de valores, pueden ser muy dóciles y suplicar que los ayuden o pueden ser extremadamente rencorosos y crueles, a veces tienen la sensación de que no existen. No es de extrañar que tengan un desempeño pobre a nivel laboral o escolar debido al caos emocional que deben tolerar.
No siempre, pero en la mayoría de los casos, podemos encontrar intentos de autoeliminación o mutilación. Usualmente los intentos de autoeliminación son generados por el miedo a la separación o al rechazo. La automutilación es utilizada para generar alivio, ya que les reafirma su capacidad de sentir o expiar sus sentimientos de maldad.
Los sentimientos crónicos de vacío caracterizan a estos sujetos, se aburren con suma facilidad y están buscando siempre algo que hacer.
La ideación paranoide transitoria se relaciona con el estrés o síntomas disociativos graves, los síntomas suelen ser pasajeros.
En este trastorno influyen los antecedentes familiares de alcoholismo, abuso de estupefacientes, otros desórdenes de la personalidad y también depresión. Cabe destacar que estas personas suelen presentar síntomas de tiroidismo y síndrome premenstruales intensos.
Es muy importante que estas personas mantengan el nivel de stress al mínimo y trabajen arduamente en cuidar de su autoestima y fortalecerla, para evitar ese sentimiento de odio hacia sí mismos que se profesan.
En cuanto a los tratamientos, es necesaria la medicación psiquiátrica y terapia, varias son efectivas en este caso como las terapias grupales, la terapia cognitivo conductual, psicoterapia interpersonal, psicoterapia de apoyo y sobre todo la terapia comportamental dialéctica.
Esta última nace gracias a los aportes de M.Linehan, se creó para aquellos individuos que presentaban tendencias suicidas crónicas. Su enfoque hace hincapié en la regulación de las emociones y en la adquisición de herramientas para tolerar el stress. Se busca que la persona deje de lado los modelos disfuncionales de su comportamiento, que sea capaz que controlar y tolerar sus impulsos. Usualmente se combinan las intervenciones individuales con grupales. El objetivo primordial es fortalecer a la persona de manera íntegra y se trabaja con objetivos ordenados en orden de importancia dependiendo de cada caso, en la mayoría de las situaciones será mantener a raya las conductas tanto auto como heteroagresivas, los síntomas que interfieren en la vida cotidiana, ayudar a la reorganización psíquica madura y sobre todo estable.
Este trastorno es muy común en el ámbito de la clínica, la persona no sabe lo que le ocurre y usualmente se presentan a la consulta por problemas de depresión, ansiedad, ira descontrolada, dependencia emocional.
Es importante conocer lo que nos sucede para poder lidiar con ello, incluso en estos casos con la contención adecuada se puede mantener una vida psíquica estable y sobre todo feliz. Si tienes dudas acerca de lo que te sucede, no dudes un segundo en consultar.