La verdadera autoestima en los niños

La verdadera autoestima en los niños

Martin Seligman en su libro The Optimistic Child (El niño optimista) nos habla del error más común de todos en el terreno de la autoestima, el celebrar todas las cosas que hace el niño aunque no le hayan salido bien y el intentar evitar el fracaso por todos los medios posibles.

No hay que enfocarse tanto en lo que el niño siente, sino en lo que el niño hace. Se le debe ayudar para que pueda tener relativo control de algunas situaciones, que se convierta en una persona persistente, debe ir más allá de la frustración y el aburrimiento y debe tener oportunidades para realizar desafíos.

Los sentimientos son el resultado de nuestros actos, la felicidad es el efecto secundario de lograr trabajar exitosamente, superar la frustración, el aburrimiento y el involucrarnos en esos desafíos de la vida que nos hacen crecer como personas o nos permiten explotar nuestro potencial.

Más importante que el contribuir en que nuestros niños se sientan bien todo el tiempo, es enseñarles habilidades para poder lidiar con los vaivenes de la vida.

Trabajar en la autoestima de los niños implica cambiar el pesimismo por una manera más optimista de ver la vida y por dejar de lado el sentimiento de indefensión (sentir que no tienes el control sobre nada y que no puedes cambiar nada) por uno de control.

No es necesario evitar las emociones negativas, estas existen y son parte de la vida además de que muchas veces tienen el propósito de defendernos del peligro, la pérdida y la agresión ajena. Por supuesto que éstas dejan de ser adaptativas cuando se salen de control, pero en su medida necesaria no tienen por qué ser un problema.

Dar cabida a aquellas situaciones  donde las habilidades del pequeño son utilizadas al máximo en aquellos desafíos que casi se les escapan de las manos. Tienen que ser actividades en la medida justa, lo suficientemente desafiantes para no caer en el aburrimiento pero que no sean imposibles para ellos.

Para derrotar el sentimiento de indefensión nada mejor que la perseverancia. Cualquier situación a la cual se deba enfrentar tendrá varios pasos, cada paso será más o menos difícil de vencer. El niño tiene que aprender a no darse por vencido, a intentar una y otra vez ir un paso más allá para lograr su meta. Los fracasos generan tristeza pero la manera de combatir este sentimiento es sencillamente actuando e intentando cambiar la situación en la que ahora se encuentra. Si se da por vencido y abandona la situación está actuando desde la indefensión y es algo peligroso porque este sentimiento conduce a una personalidad depresiva. Para que el niño aprenda a tener control en su vida es necesario que fracase, que se sienta mal, pero que no se de por vencido hasta lograr lo que quiere. Si evitamos que esto suceda les estamos dando la oportunidad de que aprendan las habilidades para ser personas optimistas y fuertes en el futuro.

Así que debemos armarnos de valor y permitir que nuestros niños se caigan, que comprendan que el mundo no es perfecto y que las cosas no siempre saldrán como quieren, lo cual no quita que ellos siempre tienen el poder de desarrollar las aptitudes que le permitirán ser adultos plenos y felices.

27077699/098165994

Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Únete a la conversación

1 comentario

  1. Doctora muchas gracias por sus articulos, me hacen reflexionar mucho y siempre son de gran utilidad, espero seguir contando con su ayuda por siempre. Primero Dios.

Dejar un comentario