Cómo perder el miedo a hablar en público

Cómo perder el miedo a hablar en públicoMuchas personas padecen este miedo a hablar en público. Sentir ansiedad el día anterior a una charla y quizás un poquito de miedo antes de salir a enfrentarse a la audiencia es algo natural, por lo tanto no tendríamos que preocuparnos.  Un miedo moderado incluso nos hace estar más alertas y hasta puede ser positivo, nos brinda adrenalina y podemos llegar a vivir la situación como una aventura. Sin embargo, a veces el miedo es demasiado intenso y termina entorpeciéndonos; es aquí cuando debemos actuar.

Al tener una conversación cara a cara con otra persona emitimos y recibimos señales del otro. Cuando nos enfrentamos a una audiencia, y sobre todo si ésta es numerosa, estamos enfrentados a un universo de rostros y un vacío en la comunicación, no hay respuesta usualmente del otro lado (a menos que hagamos chistes en el medio) hasta que termina la charla.

El silencio que se genera del otro lado puede enfrentarnos con nuestros pensamientos negativos, nuestras dudas acerca de nuestro conocimiento o la ansiedad que puede provocarnos creer que vamos a perder el hilo de la charla. Todo esto puede conducirnos a olvidarnos de lo que queríamos comunicar.

¿Qué podemos hacer cuando tenemos que hablar en público?

Seamos auténticos. Conectemos con los demás desde las emociones. Seamos vivaces y no tengamos miedo de expresar nuestro punto de vista. Las historias, anécdotas y por supuesto el humor mantienen el discurso vívido y a la audiencia capturada.

Estemos preparados. Conocer muy bien el material que queremos transmitir y cómo queremos hacerlo nos va a hacer sentir más seguros. La práctica hace al maestro. No nos atiborremos de información, intentemos ser claros y concisos acerca de las temáticas principales.

Practiquemos los tiempos. Hablar frente a un espejo, ver nuestros gestos, practicar nuestras pausas y saber cuánto tiempo nos lleva transmitir lo que queremos es importante.

El público no es nuestro enemigo. La audiencia es simplemente un grupo de personas, seres humanos como todos y si están ahí es porque quieren escucharnos. En caso de que tengamos que hablar “obligados” en una clase, simplemente piensa que tus compañeros están en la misma situación que tú y nadie te juzgará tan despiadadamente como crees.

Utilizar técnicas de rejalación. Ya sea relajación respiratoria, musculatoria, realizar clases de yoga o ejercicio físico para descargar la energía extra, todo será útil.

Así que es hora de salir al ruedo y poner en práctica lo aprendido.

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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com