Lo que no sabías acerca de la crisis de los 20

Si tienes entre 20 y 30 años este artículo es para ti, hoy hablaremos de la crisis del cuarto de vida.

Este término fue acuñado por la autora Abby Wilner, se define como una especie de apatía hacia la vida. Es un malestar constante que intentas tapar, una incomodidad que no sabes cómo explicar.

El mismo se produce gracias a diversos factores. La energía de la adolescencia se va apagando cuando el sistema hormonal se regula. Las exigencias del mundo adulto pueden ahogarte y saturarte, te puedes ver atrapado en un trabajo que no te agrada.

Te das cuenta que tus necesidades a nivel emocional son diferentes y más complejas. Incluso tus amistades van cambiando, ya no todos son tus amigos, hay que ganarse el título con más esfuerzo.

El futuro se percibe incierto, no sabes exactamente qué es lo que quieres ni hacia donde vas. Esto puede emocionarte, pero también asustarte. La necesidad por crear un vínculo afectivo más estable y duradero comienza a aparecer.

Lo económico suele ser otra problemática, muchos adultos jóvenes no pueden independizarse debido a los sueldos bajos que perciben, esto los frustra además de que seguir viviendo con tus padres a cierta edad es complejo, ya que sin querer esto te infantiliza y retrasa tu madurez.

Deseas encontrar un trabajo donde puedas sentirte realizado, y esto no suele ser sencillo.

El miedo a crecer está presente y hace que mantengas algunas conductas adolescentes.

Para comenzar a lidiar con esta crisis, te recomiendo que te brindes el permiso para ser cambiante. Hay veces que crees que puedes con todo y otras no, y eso está bien.

No hay nada de malo en crecer, aprender a ser más fuerte a nivel emocional, aprender a vincularte desde un lugar más saludable y con límites que te protejan.

Entiende que la vida jamás es exactamente como deseamos, pero las cosas que van surgiendo en el camino quizás eran precisamente las que necesitabas para ser feliz.

No dramatices tu existencia, el buen humor será tu aliado para transitar los momentos amargos.

Activa tu optimismo (jamás dejes de hacerlo).

Sé conciente de cuáles son tus verdaderas prioridades, no lo que te imponen los demás, tu familia, la sociedad, haz algo que te brinde sentido de propósito y lucha por ello.

Como toda crisis pasará y saldrás fortalecido de este proceso y si necesitas hablar con alguien ya sabes donde encontrarme.

¿Te Gustaría Que Trabajáramos Contigo Para Potenciar Tu Bienestar Emocional y Tu Optimismo?