¿Incapaz de asimilar tus logros? El síndrome del impostor

También conocido como síndrome del fraude, esta trampa psicológica cuestiona tus habilidades, tus preciados éxitos y tus capacidades. Sientes que no mereces lo que has construido.

A pesar de que laboral y profesionalmente eres una persona exitosa, una parte tuya siente que no mereces lo que has obtenido. Eres quien minimiza sus capacidades y logros, sientes que eres un vendedor de humo cuando en verdad eres mucho más capaz de lo que crees.

Cuando se te da la oportunidad de demostrar tus habilidades y conocimientos, temes que descubran que eres un desastre o que no eres tan experto en un área como los demás te ven.

El problema con ese síndrome es que puede perjudicar terriblemente tu desarrollo profesional. Ya que al no creerte suficiente ni capaz, dejarás pasar oportunidades de crecimiento, te moverás siempre dentro de zonas de comodidad, o te sentirás aterrado ante la posibilidad de equivocarte en algo.

Este síndrome fue estudiado por primera vez alrededor del año 1978, gracias a las investigaciones de la Dra Clance. Ella se percató que varios alumnos destacados tenían dudas gigantescas acerca de su capacidad y jamás se permitían celebrar apropiadamente sus logros.

Incluso en personas con mucha experiencia, conocimiento y especialización sobre una temática, podemos observar esta distorsión. Ellos jamás se sienten lo suficientemente preparados. El síndrome suele afectar a aquellas personas que más potencial poseen.

El síndrome del impostor suele ser más frecuente en las mujeres, uno de sus orígenes lo encontramos en familias muy exigentes y perfeccionistas, familias que no permiten celebrar los logros apropiadamente y castigan el fracaso.

Podemos observar en estos casos, ciertas conductas negativas que afectan a las personas como por ejemplo:

  • Falsa humildad: tener miedo de sentirse orgulloso por los logros profesionales o personales, considerando que el orgullo es algo nefasto, temor a ser arrogante.
  • Autosabotaje: menospreciar logros, evitar oportunidades nuevas que contribuyan al éxito laboral, paralizarse y no moverse hacia lo que uno desea.
  • Autoexigencia desmedida: si no es perfecto, entonces no lo hago. Colocar metas inalcanzables solo para frustrarme. No me permito equivocarme.
  • Todo es mi responsabilidad: aceptar más tareas de las que puedo manejar, aceptar situaciones porque me siento culpable. Sentir que puedo con todo y cuando esto no es así, castigarme. Saturarme a menudo.

¿Cómo escapar de esta trampa?

  • Recupera tu confianza: permítete ser conciente de todo tu potencial, de tu esfuerzo, de tu valor. Recuerda situaciones donde has sido exitoso y has contribuido a mejorar.
  • Identifica todos los pensamientos pesimistas y escribelos. Todo lo que cruza por tu cabeza no es cierto, recuerda que si te sientes impostor no es verdad, es solo una trampa mental que te está nublando y no te deja ver quien realmente eres. Busca pruebas en la realidad, las personas que te han contratado, felicitado, quienes han estado conformes contigo, quienes te recomiendan.
  • Piensa en tus fortalezas, escribe todos tus éxitos y deja la vergüenza y la falsa humildad de lado, por un momento. No hay nada de malo en sentirte orgulloso de quien eres y lo lejos que has llegado.
  • Dile sí a las nuevas oportunidades. Si tienes una chance de brillar, hazlo. Quizás debas prepararte un poco más, aprender algo nuevo, pero si alguien puede hacerlo, ese eres tu y créeme, sabes más de lo que piensas.

Y si necesitas más ayuda, sabes donde encontrarme.

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