El modelo ABC

Martin Seligman nos explica en su libro The Optimistic Child que creemos que las El modelo ABCadversidades tienen más peso en nuestra vida de lo que en realidad tienen.  Claro está que los eventos influyen en nuestras emociones, pero no tanto como nosotros pensamos y esto se pone en evidencia cuando observamos que dos personas distintas reaccionan de manera diferente ante un mismo hecho. Por ejemplo, ante un viaje fallido de un matrimonio, uno de los integrantes de la pareja puede pensar que fue un verdadero desastre, que nada puede rescatarse de esa experiencia, que está arrepentido de haber salido de su casa. Sin embargo, el otro integrante de la pareja con una visión más optimista puede sentirse emocionado de contarle a sus amigos las anécdotas desastrosas del viaje porque las toma como graciosas y las considera una buena oportunidad para reírse y hacer reír a los demás.

Vemos lo que deseamos ver, si estamos convencidos de que no somos personas atractivas, por ejemplo, buscaremos las evidencias del rechazo, sin darnos cuenta de que nuestra propia inseguridad puede estar jugándonos en contra en lugar del hecho real en sí. Solamente buscaremos las evidencias que sustenten nuestras creencias y las que nos hagan considerar una opción distinta serán desechadas de inmediato. Lo cruel de este juego, es que consideramos reales e irrefutables determinadas pruebas que en realidad no lo son tal, sino que nosotros nos convencemos de que son ciertas porque deseamos creerlo a nivel inconsciente.

Albert Ellis y Aaron Beck crearon el modelo conocido como el modelo ABC. En inglés A de adversity (adversidad), B de beliefs (creencias), C de consequences (consecuencias). La adversidad es el hecho en si que nos hace sentir mal, un evento negativo.  Las creencias son nuestros pensamientos acerca de ese hecho y las consecuencias son nuestras emociones y acciones posteriores al hecho. Por ejemplo una joven puede sentirse muy mal porque su novio no la llamó a la hora que le había prometido (adversidad). Comienza a pensar que es porque él ya no la quiere lo suficiente (creencia) y por lo tanto se siente muy mal, se enoja y siente que no es importante (consecuencias). Un hecho trivial puede convertirse en terrible si dejamos volar nuestra imaginación.

Para comenzar a practicar con este modelo, pueden comenzar a anotar las adversidades de su día a día en una columna. En otra columna prestarán atención a los pensamientos asociados a ese hecho y en una tercer columna expresarán como se sienten al respecto. Cuando escriban sus creencias, pongan en tela de juicio qué tan certeras éstas son. Por ahora solamente concentrense en identificar esta trilogía, en el próximo artículo seguiremos con este tema.

 

 

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